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Burn Notice

Burn Notice

Status: En proceso
Genre:Terror / Romance / Pérdida de memoria / Salvando al mundo / Apocalipsis / Zombis
Popularitas:453
Nilai: 5
nombre de autor: B.E.M

En un mundo roto por criaturas sin alma, un chico despierta en un bosque, su mente vacía, con solo un cuaderno para anclar su existencia. Rescatado por Ana, una joven arquera, y su hermano León, se une a su peligrosa búsqueda de un refugio seguro en Silverpine.

NovelToon tiene autorización de B.E.M para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Sombras del Pasado Capítulo 16

El atardecer ha dado paso a la noche en el bosque, las sombras alargándose mientras Emma y Ana acechan al ciervo entre los árboles. El animal pasta a lo lejos, ajeno a su presencia, cuando Ana, al dar un paso en falso, resbala en un lodazal escondido entre las raíces. Un grito ahogado escapa de su garganta, pero Emma, con reflejos rápidos, la sostiene por el brazo, sus manos entrelazándose en un agarre firme. Ana, suspendida por un instante, levanta la vista hacia Emma, sus ojos brillando con gratitud profunda, una conexión silenciosa que trasciende el momento.

—Cuidado, no quiero perderte ahora —dice Emma, su voz suave pero cargada de un significado ambiguo que cuelga en el aire.

Ana la mira fijamente, su expresión sugiriendo que sintió esas palabras más allá de lo práctico, un destello de algo más íntimo en su mirada antes de asentir lentamente. Emma, ajena o ignorando la intensidad, suelta su brazo con una leve sonrisa y añade:

—Ya es de noche, vamos con el ciervo para la cabaña.

Juntas arrastran el cuerpo del ciervo que lograron abatir, el peso compartido entre ellas mientras se abren paso de regreso a la cabaña del viejo, la oscuridad del bosque envolviéndolas en un silencio cargado de emociones no dichas.

Ana y Emma emergen de la oscuridad del bosque, arrastrando el ciervo entre ambas, sus rostros iluminados por el esfuerzo y el frío de la noche. La cabaña del viejo aparece ante ellas, la luz tenue de la chimenea filtrándose por las ventanas rotas. El viejo, encorvado pero alerta, abre la puerta al oírlas, su rostro arrugado suavizándose al ver la caza.

—Muchas gracias —dice con voz rasposa, sus ojos fijos en el ciervo mientras se acercan cojeando—. Esto me servirá mucho.

Emma deja su lado del ciervo en el suelo y se limpia el sudor de la frente, sonriendo levemente.

—Nos alegra ayudarte —responde, mientras Ana, aún con la respiración agitada, asiente en silencio, aliviada por el reconocimiento.

El viejo se inclina con dificultad para inspeccionar el animal, murmurando algo sobre cómo aprovechará la carne y el cuero, y las invita a entrar con un gesto de la mano. La calidez de la cabaña las recibe, un contraste bienvenido tras la noche fría, mientras el viejo comienza a preparar el ciervo.

Dentro de la cabaña, el crepitar del fuego ilumina el espacio mientras el viejo se ocupa de desollar el ciervo en un rincón, sus manos expertas moviéndose con lentitud. Ana y Emma se sientan cerca de una fogata más pequeña que crearon dentro, las llamas proyectando un brillo cálido que se refleja en sus rostros cansados pero serenos. El ambiente es tranquilo, un respiro tras la caza, y Ana, mirando las llamas, rompe el silencio con voz suave.

—Mi padre me enseñó a cazar —dice, refiriéndose a su padre—, pero nunca me dijo cómo seguir sin él.

Sus palabras llevan un peso de tristeza y nostalgia, sus ojos fijos en el fuego. Emma, en lugar de responder con palabras inmediatas, extiende una mano y la posa con delicadeza en el hombro de Ana.

—No estás sola —murmura, su voz firme pero cargada de empatía.

El contacto es reconfortante, y Ana siente el calor de su mano a través de la ropa. Se inclina ligeramente hacia Emma, un gesto inconsciente de cercanía, el reflejo de la fogata danzando en sus ojos mientras procesa las palabras.

Tras un momento de silencio compartido, Ana levanta la vista y pregunta con curiosidad suave:

—¿Y tú, ¿qué eras antes de todo esto?

Su tono es íntimo, invitando a Emma a abrirse mientras el crepitar de la fogata llena el espacio entre ellas.

La fogata sigue ardiendo suavemente dentro de la cabaña, las llamas proyectando un resplandor cálido sobre los rostros de Ana y Emma. El viejo sigue ocupado con el ciervo en el rincón, sus murmullos apenas audibles mientras Ana espera la respuesta de Emma. Esta, con una leve sonrisa nostálgica, mira las llamas y comienza:

—Antes estudiaba medicina. Me gustaba mucho, quería ayudar a la gente.

Su voz lleva un dejo de orgullo, pero también de melancolía.

—Ahí conocí a un buen amigo, Liam. Ahora estamos los dos con los rebeldes.

Ana la escucha atentamente, sus ojos brillando con interés y empatía.

—¿Liam? —repite, recordando el nombre que ha oído en la base.

Emma asiente, su mano aún descansando un momento en el hombro de Ana antes de retirarla.

—Sí, él era enfermero, y yo estaba en mis últimos años de carrera. Nos unimos a los rebeldes juntos cuando todo empezó a desmoronarse.

Hace una pausa, mirando a Ana.

—Supongo que el destino nos trajo hasta aquí.

El crepitar de la fogata llena el silencio que sigue, un vínculo de confianza creciendo entre ellas mientras el viejo continúa su trabajo de fondo.

La fogata sigue ardiendo dentro de la cabaña, su luz cálida iluminando a Ana y Emma mientras el viejo, terminando de preparar el ciervo, se acerca con una sonrisa cansada.

—Ya que estamos contando historias, eso me gusta mucho —dice con una risita ronca—. Me toca, jaja. Soy Robert. Mi padre me crió en esta cabaña, y vivíamos alejados de la gente, haciendo nuestras vidas solos.

Su voz lleva un tono nostálgico mientras mira alrededor, como si reviviera esos días.

—Ahora solo quedo yo y mi gato.

Emma, sorprendida y animada, abre los ojos con entusiasmo.

—¿Tienes un gato? —pregunta, su voz llena de alegría, un contraste con la seriedad previa.

Robert asiente, su rostro arrugado suavizándose.

—Sì, pero le gusta mucho caminar por el bosque. A veces se pierde días enteros, pero siempre vuelve.

Se ríe suavemente, y Ana sonríe, imaginando al felino explorando el entorno salvaje. El ambiente se llena de una calidez compartida, el crepitar de la fogata acompañando las risas mientras las tres almas en la cabaña encuentran un momento de conexión en medio del caos exterior.

La fogata sigue proyectando su luz cálida dentro de la cabaña, el aroma del ciervo preparado llenando el aire mientras Ana, Emma y Robert comparten el momento. Ana, con curiosidad en los ojos, mira a Robert y pregunta con voz suave:

—¿No tienes miedo de vivir solo en el bosque?

Su tono refleja una mezcla de asombro y preocupación, pensando en los peligros que acechan fuera. Robert, sentado cerca con una sonrisa tranquila, sacude la cabeza lentamente.

—Como ya dije, viví toda mi vida solo en este bosque —responde, su voz rasposa pero firme.

Se inclina hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas.

—Mi padre me enseñó a conocer cada árbol, cada sonido. Los caminantes y las bestias no me asustan; sé cómo moverme entre ellos.

Hace una pausa, mirando a las llamas.

—Este lugar es mi hogar, y el bosque me ha cuidado tanto como yo a él.

Emma asiente, impresionada, mientras Ana procesa las palabras, sintiendo una admiración creciente por la resiliencia del viejo. El crepitar de la fogata llena el silencio, reforzando la conexión entre los tres en el refugio aislado.

Mientras tanto, en el corazón del bosque que está envuelto en una noche fría y oscura, el aire helado cortando la piel mientras Joel se encuentra cara a cara con la bestia, sus ojos llenos de miedo reflejando el brillo salvaje de las garras ensangrentadas de la criatura. El hedor a sangre y pelaje húmedo llena sus sentidos, y el cuerpo tembloroso de Joel apenas sostenía el tubo en sus manos. De pronto, Mark, con un grito de furia, corre hacia la bestia, blandiendo el hacha con todas sus fuerzas. El filo se hunde en el flanco de la criatura, arrancándole un aullido de dolor, pero la bestia, con un manotazo rápido, lo arroja a un lado. Mark choca con un árbol, gruñendo mientras cae al suelo, aturdido.

La bestia, ignorando a Mark, salta sobre Joel, sus patas pesadas inmovilizándolo contra la tierra fría. La criatura lo mira fijamente, sus ojos amarillentos clavados en los de Joel, como si lo reconociera. Joel, atrapado bajo su peso, siente el pánico inicial desvanecerse; algo en esa mirada lo calma, como si una memoria perdida emergiera. Pierde el miedo, sus ojos buscando los de la bestia con una mezcla de asombro y conexión inexplicable. La criatura emite un aullido grave, casi un lamento, y de repente se levanta, saltando entre los árboles con agilidad sobrenatural. Sus pasos se pierden en la oscuridad, dejando tras de sí un silencio inquietante.

Joel queda jadeando en el suelo, mirando hacia donde la bestia desapareció, su mente dando vueltas sobre ese extraño reconocimiento. Mark, levantándose con dificultad, lo mira confundido.

—¿Qué demonios fue eso? —gruñe, limpiándose la sangre de la boca.

Joel susurro no lo se.

NOTA 16

Historia: La bestia me miró a los ojos, y en ese instante, pareció reconocer algo en mí. Algo profundo, enterrado en las sombras de mi pasado que ni yo mismo logro desenterrar. Esto solo abre más preguntas, un torrente de dudas que me ahogan: ¿quién era antes de todo esto? ¿Qué secretos carga la bestia? Dónde estás, Ana... te necesito. Tu voz, tu fuerza, son lo único que me ancla en esta tormenta de recuerdos rotos.

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Kino No Tabi
¡No te detengas, por favor!
Glenda
Me has dejado en suspenso, necesito saber lo que va a pasar, ¡actualiza pronto por favor!
B.E.M: gracias mañana temprano salen 2 capítulo más
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