Sofía es una joven que ha crecido en la soledad de la orfandad, enfrentándose a una serie de tormentos internos que la han marcado desde su infancia. En su búsqueda de pertenencia y amor, se cruza con Lucius, un enigmático hombre que posee una esencia sombría y que, a lo largo de su vida, jamás ha experimentado la calidez de los sentimientos. A medida que sus caminos se entrelazan, Sofía se enfrenta al desafío de luchar contra la atracción que siente hacia él y las sombras que parecen rodearlo. ¿Podrá encontrar la fuerza necesaria para resistirse a su cautivadora belleza y, al mismo tiempo, desentrañar los misterios de su alma oscura, o sucumbirá a su hechizo, perdiéndose en el abismo de su atracción?
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pelea
Aléjate de mí en este momento, porque si yo no puedo irme, también voy a comportarme como si estuviera soltera. No te sorprendas si un día llegas y me encuentras con un hombre durmiendo a mi lado y que te quede claro algo yo no necesito que nadie me salve de nada._dijo Sofía, visiblemente molesta, aunque en el fondo no tenía claro qué significaba realmente compartir la cama con alguien.
Tan pronto como terminó de pronunciar esas palabras, Sofía comenzó a subir las escaleras a gran velocidad, sin permitir que Lucius tuviera la oportunidad de decir algo.
¡No me dejes hablándo solo! exclamó Lucius, visiblemente enfadado. Su voz era un eco de frustración que resonó en la sala.
Mientras tanto, las empleadas se encontraban en un rincón murmurando entre ellas, después de haber sido testigos de la escena. La atmósfera se inundó con sus susurros intrigados.
¡La duquesa le salió brava al duque, no como las mujerzuelas que lleva a su cabaña.! comentó una de las empleadas, con una chispa de orgullo en sus ojos. Su tono revelaba que disfrutaba del drama que se estaba desarrollando ante sus ojos y le encantaba que Sofía no se dejaba.
Lucius se sintió enojado por las palabras de Sofía. Subió a la habitación de al lado de ella y entró a darse un baño, pero mientras lo hacía no podía dejar de pensar que Sofía era la sensual mujer que había visto en el río y eso despertaba su hombría.
Lucius pasó un rato agradable en la bañera del baño, disfrutando del agua caliente que aliviaba su resaca de la noche anterior. Cuando finalmente salió, se dejó caer en la cama, cerrando los ojos para intentar borrar los ecos de la fiesta. Sin embargo, la paz de ese momento se vio interrumpida por un tímido toque en la puerta.
Una de las empleadas llegó rápidamente a abrirla, y al ver a la señora Mónica, no pudo evitar sentirse nerviosa. La mujer, con una expresión de preocupación en el rostro, la saludó con un tono de voz inquieto: ¡Señora Mónica!
Mónica, al notar la tensión en el ambiente, le respondió con una sonrisa forzada: Buenas tardes. Espero que a los duques no les moleste mi visita en plena luna de miel. Se quitó el sombrero con un gesto de apuro, consciente de que su visita era fruto de la desesperación. En el pueblo circulaban rumores sobre su matrimonio, y no pudo evitar sentir que debía intervenir.
Ahora dime, ahora que están haciendo, seguramente ambos están en la habitación juntos.!_ dijo Mónica mirando todo.
La señora está encerrada en su habitación y el señor está, dándose un baño en la habitación de invitados. Dijo la empleada nerviosa caminado detrás de Mónica.
¿Qué estás diciendo? No están durmiendo juntos, ¡y desde cuándo está sucediendo esto! _ exclamó Mónica, visiblemente molesta y angustiada, sintiéndose aún más alterada de lo que ya estaba.
Desde que llegaron, señora, respondió la empleada.
Mónica tocó la puerta de Sofía.
—Te dije que me dejes tranquila —dijo Sofía, abriendo la puerta y mirando a Mónica.
—Señora Mónica, disculpe —dijo Sofía, apenada y mirando a Mónica.