DESTINADA A UN ALPHA

Impresionado Rafael miro a la mujer que estaba empapada de agua de pies a cabeza, mientras ella le mostraba una mirada sorprendida.

-          ¿Qué hace aquí? – le dice Amara - ¿Quién le dijo donde vivo? – le dice poniendo una expresión seria.

-          Yo no, yo - ¿Qué clase de situación era esa?, ¿Cómo era posible que la directora viviera justo a su lado?

-          Mire, no tengo tiempo ahora – le dice suspirando cansada – tengo una situación ahora y…

-          Mamá – le grita Martyn asustado por la fuente torrencial de agua que salía del fregadero y ya cubría gran parte del piso.

-          Si, si ya voy – le dice corriendo a atender la emergencia que tenía en ese momento– Dios, ahora que hago – toma su teléfono y busca el número de algún fontanero para ayudarla, luego voltea y nota que el hombre había entrado a su departamento y estaba detrás de ella - ¿Qué hace? – le dice sorprendida

-          Vine porque escuche los gritos, pensé que necesitaría ayuda y veo que no estaba equivocado – le dice viendo la fuente de agua.

-          ¡Espere!, se mojará con el agua – le dice viendo al hombre acercarse hacia el fregadero

Rafael vio debajo del fregadero y consiguió la llave para cerrar el flujo de agua, logrando detenerlo.

-          ¡Mira mamá! Ya se detuvo – le dice Martyn señalando el fregadero.

-          Si, Martyn ¿podrías salir de todo este charquero? – le dice Amara viendo al niño descalzo mojando los ruedos de su mono de dormir – espera en tu habitación, por favor – le dice señalando la habitación del niño, quien de forma obediente se fue de allí.

-          Por ahora esto es lo único que puedo hacer por usted – le dice Rafael incorporándose y luego mirando a la mujer – debo ir a trabajar así que no puedo hacer más – le dice sonriendo

-          Su, usted está – el hombre estaba empapado, todo su traje destilaba agua.

-          Solo es agua – le dice viendo su traje arruinado, definitivamente ya no le daría tiempo de desayunar, ahora que debía ir a cambiarse.

-          Lo siento mucho- le dice avergonzada con el hombre – en fin, no me dijo que sucedió, ¿Por qué se encuentra aquí? – le dice dedicándole una mirada apenada.

-          Ya le dice, vine porque escuché gritar a mi vecina la cual me habían dicho vivía sola con su pequeño niño, pensé que estaría en algún problema y necesitaría ayuda – le dice en tono amable.

-          ¿Vecino? – le dice confundida

-          Si- le responde

-          Entonces usted, es…

-          Yo soy su nuevo vecino – le dice extendiéndole la mano de forma amigable y Amara se la estrecha – espero que podamos llevarnos bien – le dice sonriendo.

-          Cla, Claro – le dice acoplándose a la idea de que ahora tendría al único Alpha al cual era débil, como su vecino, ¿podría pedirle algo menos fortuito al destino?

-          Entonces, ya debo irme – le dice soltando la mano de Amara – pero si necesita luego ayuda para arreglarlo con gusto puedo hacerlo – le dice tranquilo

-          No, no, ya ha hecho suficiente – le dice apenada por las molestias –  lamento haber gritado y el haberlo alarmado, estoy muy apenada por el inconveniente – le dice disculpándose

-          No me molesta, no dude en llamarme si necesita algo – le dice comenzando a caminar hacia la salida, mientras Amara veía como se había arruinado el traje del hombre.

-          Yo, yo – El hombre se voltea para verla – yo quiero compensarlo por lo que hizo el día de hoy, así que ¿quisiera venir a cenar esta noche? – le dice en tono nerviosa. Aunque sabía que era un riesgo mantenerlo cerca, ya que el hombre aun no controlaba bien sus feromonas y su aroma le causaba desequilibrio, debía retribuirle por haberse tomado las molestias y haberla ayudado incluso quedando en ese estado.

-          Pues, yo no lo hice esperando algún tipo de retribución – le dice, pasar una cena cerca de esa mujer era como tener la droga y no poder consumirla – además por lo general suelo trabajar hasta muy tarde y no quisiera decepcionarla o quedar mal con usted –  no era solo una excusa, ya que en realidad sus dos trabajos consumían todo su tiempo, pero también era una buena salida para esa situación en la cual sería difícil resistir como lo estaba haciendo en ese momento.

-          Insisto – le dice Amara – no me gusta estar en deuda y menos con los favores, así que si no puede esta noche ¿Qué día podría o que quiere para que pueda compensar su ayuda? – le pregunta de forma seria.

-          Bien, si tanto quiere recompensarme – se acerca hacia la mujer y la agarra de la cintura, luego sin que esta se lo esperara, la besó mezclando sus feromonas con las de ella para poder calmarse – con eso es suficiente – le dice en tono suave al separar sus labios.

El hombre se fue del departamento de Amara como alma que lleva el diablo después de haberla besado, sin darle oportunidad alguna de si quiera reaccionar ante ese acto.

Rafael salió corriendo al darse cuenta de la imprudencia que había hecho por impulso, era bien sabido que atacar a una Omega con las feromonas era un grave delito, además de que era la directora de la compañía afiliada al proyecto que él estaba dirigiendo, no con solo eso la mujer era su vecina, a quien el había ido solo a ayudar preocupado de que corriera algún peligro y él mismo resulto ser el peligro.

Aunque en su interior, no se arrepentía de haber seguido sus impulsos, todavía podía sentir el cálido y dulce sabor de los labios de la mujer, la sensación de su lengua dejándose llevar con la suya y los suaves y carnosos labios que lo incitaban a seguir besándola.

-          Me volveré loco si continuo de esta forma – dice luego de meditar toda la situación, mientras se cambia de ropa para salir tarde a la oficina, sin desayunar, pero su estómago se sentía lleno, con una sensación de hormigueo y espasmos de auge que recorrían su cuerpo.

Salió de su departamento luego de haberse arreglado nuevamente, miro hacia los lados y la mujer no se encontraba en ningún sitio, algo que lo hizo sentir un poco decepcionado ya que en el fondo esperaba verla nuevamente es día.

Fue a la oficina y apenas entro por la puerta, fue como si una avalancha de problemas por resolver lo abordaran y cubrieran. Provocando que su mañana que había comenzado de forma tranquila y por mucho dichosa, se viera opacada.