Capitulo 1. Nacida para el triunfo

HOLA 😊, antes de comenzar con la lectura, quiero darles las gracias a tod@s por brindarle la oportunidad a esta obra, también debo aclararles que esta no es una historia de Lobos.

Por otro lado, dejarles saber que esta es la Cuarta novela de esta Saga de Omegaverse, aquí les dejaré el orden de lectura, por si aún no las han leído:

ATRAPADA POR UN ALPHA

ATRAPANDO UN ALPHA

ATADA A UN ALPHA

DESTINADA A UN ALPHA

Aunque para esta cuarta parte no afectara mucho en la historia si no han leído las anteriores.

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Sin mas nada más decir, ¡EMPECEMOS!...

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Amara Brennan una Omega dominante, hija de Lukas Brennan, unos de los hombres de genero Alpha más conocidos en el mundo de los negocios, teniendo las mayores probabilidades de éxito, en todas sus inversiones y proyectos, llegando de esa forma a tener todo el imperio que hoy en día el hombre poseía, Brentic Global.

Cualquiera podría decir que siendo hija de un hombre tan poderoso y exitoso como lo era su padre, Amara tenía toda la vida resuelta. En parte se podría decir que era de esa forma, criada como una perfecta máquina, cada paso que daba no podía hacerlo si no se encontraba dentro de los planes que ya estaban realizados para su futuro, una línea que su padre había trazado desde su nacimiento, ella solo debía seguirla hasta obtener el éxito.

De igual forma, siendo la hija de uno de los hombres más poderosos, las exigencias para mantener el apellido en alto eran las más competitivas, incluso llegando a posicionarse a la par con los Alphas, las calificaciones que se le exigían debían ser las más altas en todas sus etapas de estudio, de igual forma su comportamiento seria intachable.

Siguiendo con el curso trazado para ella, se graduó de la universidad de más prestigio, siendo la mejor en deportes, estudios e incluso la más querida en todo el lugar, luego paso a la siguiente etapa, la cual consistía en ocuparse de entender de forma precisa cada función y trabajo que se ejercía en Brentic Global, para así poder cumplir a cabalidad su puesto inicial como directora encargada. Algo que se hizo sencillo de realizar dado el entrenamiento riguroso que había llevado durante toda su vida.

Su matrimonio con Griffin Dunhard, tampoco estuvo fuera de lo planeado, dos personas que no sentían amor mutuo o algún sentimiento, fuera de lo estrictamente beneficioso que sería la unión de las dos familias, Amara acepto sin problema alguno el arreglo que su padre ya tenía previsto para ella, después de todo para lograr el éxito se debían tomar decisiones pensando de forma objetiva, algo que ya se encontraba valorado en el camino que debía seguir.

Al ser un matrimonio concertado, las relaciones sexuales no solían ser espontaneas, todas fueron planificadas con el fin de la concepción, la perpetuidad del linaje era lo que importaba, además al ser ella una Omega dominante, su esposo llego a un punto de quiebre en el que no le complacía el contacto físico con una Omega a la cual el cómo Alpha no podía dominar con sus feromonas, algo que para Amara quien no se veía interesada en mantener dicha relación con el hombre, no tuvo importancia alguna, fue así como  continuaron con su relación hasta la fecundación  de su hijo.

El embarazo fue una etapa incomoda en la que se vio obstaculizado su trabajo en la empresa, aunque a pesar de los síntomas, malestares y agravios, Amara continuo con sus labores. A pesar de escuchar de muchas mujeres, la sensación de dicha que se llegaba a sentir cuando se estaba embarazada, para ella no fue algo de mayor valor, más que un simple acto de reproducción, el escuchar los latidos de su bebé o mirarlo en las ecografías tampoco provoco un impacto sentimental, en lugar de eso solo podía sentir incomodidad y falta de rendimiento físico para poder cumplir con los plazos de sus funciones.

Al momento de dar a Luz todo fueron dolores y espasmos por todo su cuerpo, en especial su parte baja, los huesos de sus caderas dolían y el bebé no paraba de hacer movimientos bruscos en su interior, mientras al mismo tiempo sentía como empujaba por querer salir de ella. Amara aguanto lo más que pudo y siguió todas y cada una de las instrucciones del médico que asistió su parto, pidiendo en su mente que todo pasara rápido para poder dejar de sentir aquel dolor infernal.

Su pecho dio un brinco en el momento en que escucho el llanto de su hijo, no sabía que era esa sensación, pero era algo incontrolable, que sin querer comenzaron a salir lágrimas de sus ojos. En el instante en que lo vio, sus ojos se iluminaron mientras observaba esa pequeña figura rosada que había puesto en su pecho, quien calmo su llanto al instante en que sintió el tibio calor de su madre.

Por primera vez pudo apreciar el amor en toda su pureza, fue a primera vista, un sentimiento inexplicable que nunca antes había sentido hacia otro ser vivo, ni siquiera hacia su propio padre por el cual sentía respeto, era ilógico el llorar de felicidad mientras una enorme sonrisa llenaba tu rostro, pero era lo que le sucedía.

Martyn le proporciono un sentimiento imprevisto, aunque no prohibido, ya que cumplía con la línea trazada, había logrado tener a su descendiente, quien se encargaría de llevar las riendas de la empresa en el momento en que ella dejara de existir, en ninguna parte se estipulo que ella no podía generar algún sentimiento maternal hacia el pequeño.

De esa forma sus días se vieron llenos de nuevos momentos para Amara en los que solo a una personita se le permitía ver su faceta amorosa, mientras se comportaba de forma fría e indiferente con el resto del mundo. Su hijo representaba un universo al cual ella podía envolver y amar hasta la infinidad.

Tal universo se vio alterado el día en que Amara llego dos días antes de su viaje de negocios acompañada de su hijo, quien iba feliz por el nuevo peluche que su madre le había comprado.

Agotada por el largo y agitado viaje Amara deseaba llegar al departamento, tomar una ducha y poder descansar al menos unas horas. Pero no todas las cosas en la vida salen acordes a lo planificado, en el instante en que abrió la puerta del departamento, una fuerte ráfaga de feromonas mezcladas pudo sentirse.

-          Quédese aquí y cuide de mi hijo – le dijo al chofer del auto quien la había ayudado con las maletas.

Sabiendo lo que encontraría camino por el lugar siguiendo el rastro de feromonas que se intensificaba con cada paso que daba hacia la habitación.

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