NovelToon NovelToon
Los Que Imitan

Los Que Imitan

Status: En proceso
Genre:Terror / Apocalipsis
Popularitas:907
Nilai: 5
nombre de autor: jose yepez

En un mundo donde la posición del ser humano en el planeta se ve amenazada por intrusos desconocidos que intentan ocupar su lugar, este diario que acabas de encontrar contiene en el las voces de aquellos que no quieren quedar en el olvido

NovelToon tiene autorización de jose yepez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

01/05/2026

Emily

Hoy vi algo que me quitó el aliento.

Algo que no sé si podré olvidar.

Algo que me confirmó que este mundo no solo está roto, sino que está siendo reemplazado por algo que apenas entiendo.

Desde la cabaña seguí caminando al amanecer, guiada todavía por la columna de humo que había visto ayer. La mañana era fría, húmeda. Un velo de niebla cubría el bosque como una manta silenciosa. Cada paso levantaba pequeños suspiros de niebla desde el suelo mojado. Me movía despacio, agachada entre los matorrales, forzando mi cuerpo a no hacer ruido. Mis botas estaban empapadas, mis dedos entumecidos por el frío que se colaba por las costuras abiertas de mi ropa.

El humo seguía en el horizonte, cada vez más cerca, pero algo en mi interior ya empezaba a advertirme que algo no estaba bien. No era solo intuición; era una presión en el pecho, una alerta muda que se instalaba como un peso entre las costillas. Los pájaros no cantaban. Los insectos no zumbaban. El bosque, habitualmente lleno de pequeños sonidos de vida, estaba en completo silencio. Ese tipo de silencio que solo se presenta cuando algo no natural está cerca.

Al mediodía, encontré la fuente. Era un claro. Y allí, alrededor de una fogata humeante, estaban ellos. Seis figuras humanas, sentadas en círculo. Tenían los ojos vendados con trozos de tela sucia. No hablaban. No se movían. El fuego chisporroteaba débilmente en el centro, como si apenas importara. Su humo ascendía de forma perezosa, perdiéndose entre las ramas de los árboles desnudos que los rodeaban como centinelas sin alma.

Me escondí detrás de un tronco caído y observé durante largos minutos, quizás horas. Cada tanto, uno de ellos levantaba una mano, como invocando algo invisible. Los demás imitaban el gesto con una sincronización casi perfecta, pero no natural. Era demasiado exacto. Demasiado mecánico. Cada movimiento era lento, medido, sin vacilaciones. Como si estuvieran siguiendo un patrón aprendido, no sentido.

No eran humanos.

O al menos, ya no lo eran del todo.

Lo sentí en mis huesos.

Sus movimientos no tenían alma. No tenían ese pequeño error, esa imperfección que nos hace reales. Eran como copias mal ajustadas. Marionetas intentando recordar cómo ser personas. Como si algo —o alguien— estuviera practicando cómo parecer humano, sin comprender realmente lo que eso significaba.

El estómago se me revolvió.

La sangre me zumbaba en los oídos.

Quise correr, pero mis piernas no respondían. Era como si mi mente luchara contra el instinto, queriendo entender lo que veía antes de aceptarlo. Me pregunté si rezaban. Si imitaban la fe. Si ahora también pretendían tener alma.

¿Acaso aprendieron a fingir devoción? ¿A copiar la nostalgia? ¿A reconstruir los rituales que perdimos cuando el mundo se cayó?

Era más terrorífico pensar que sí, que intentaban recordar lo que nunca fueron.

Un juego macabro de imitación.

Un ruido me sacó de mi trance: un crujido detrás de mí.

Una rama rota. Un movimiento leve. Una sombra.

No esperé para averiguar qué era.

Me lancé a correr, tropezando con raíces, arañándome con las ramas.

El miedo me empujaba más rápido que la lógica.

Sentía que me perseguían, aunque no oía pasos.

Corría por puro instinto, guiada por el pánico, como un animal herido que huye de un depredador invisible.

El bosque parecía estrecharse a mi alrededor, cada árbol un obstáculo, cada sombra un enemigo potencial. Mi mochila golpeaba mi espalda con cada zancada, y la guitarra colgada a un lado me desequilibraba. Pero no me detuve.

No podía.

Encontré un silo oxidado cerca de un campo abandonado.

Corrí hasta allí, forzando la vieja puerta de metal, atrancándola con tablones podridos que encontré tirados junto a un antiguo tractor cubierto de maleza.

El interior olía a óxido y humedad estancada. Había montones de paja seca, bidones vacíos, y el eco de mi respiración agitada rebotaba en las paredes curvas como si el miedo se multiplicara en cada rincón.

Ahora escribo desde dentro, con la guitarra a mi lado, la radio apagada para no hacer ruido. Cada sonido afuera parece un latido de algo más grande, acechándome.

Un chasquido de ramas a lo lejos. El viento golpeando la chapa suelta del techo. Un zumbido bajo, tal vez imaginado, tal vez no.

Estoy temblando. No de frío, sino de una certeza que se instala como una raíz negra dentro de mí: lo que vi no fue un accidente.

No fue casualidad.

Era una advertencia.

Si mañana sobrevivo, seguiré adelante.

Pero sé que algo ha cambiado.

Ya no estamos solos.

Y lo que camina entre nosotros ya no quiere solo destruirnos. Quiere ser nosotros. Y quizás, cuando lo logre, ya no haya diferencia.

Y eso me asusta más que la muerte.

1
Eloi Martinez
Tu forma de escribir te envuelve en ese escenario , seguiré leyendo.
♡お前のペンデハ♡
🤩¡Tu novela me tiene enganchada! No puedo esperar para leer lo que sucede después.
Đông đã về
Tu historia es mágica, los detalles y la trama me hacen querer más🧚‍♀️
Koichi Zenigata
Impactante capítulo
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play