¿Te imaginas despertar en el cuerpo del personaje más odiado de tu novela BL favorita? Eso es exactamente lo que le sucede a nuestro protagonista, un simple oficinista que de repente se encuentra atrapado como Liam Evergarden en el mundo de "La Rosa de Ébano y el León de Plata". Para su sorpresa (y terror), un "Sistema" de videojuego se activa en su mente, otorgándole misiones con recompensas tentadoras y castigos letales. Su objetivo inicial: sobrevivir. Pero cuando el Sistema le exige no solo evitar la muerte sino también ¡impresionar al gélido Duque Kaelen Varkos, el protagonista masculino de la novela!, la tarea se vuelve cómicamente (y peligrosamente) complicada. ¿Podrá nuestro torpe protagonista, armado con los consejos inesperados del Sistema y su conocimiento de la trama original, ganarse el favor del duque sin desviar demasiado el curso de la historia... o sucumbirá a las penalizaciones del Sistema y al desdén mortal de un alfa frío como el hielo?
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capitulo 17
Mientras cabalgaba de vuelta a la mansión, la mente aún dándole vueltas a las palabras de Agnes y a la inquietante posibilidad del envenenamiento, divisé a lo lejos una figura a caballo que venía en dirección opuesta. A medida que nos acercábamos, reconocí al jinete: era el Conde Armand, un noble influyente y, según recordaba de la novela, un pretendiente no correspondido de Damian Thorne. Su rivalidad con el Duque por el afecto de Damian era un subtrama importante al principio de la historia.
Al verme, Armand detuvo su caballo y me esperó en medio del camino. Su rostro, generalmente afable, estaba fruncido en una expresión de desagrado.
"Vaya, vaya", dijo con una sonrisa forzada al detenerme frente a él. "Lord Liam. ¿Tan temprano disfrutando del aire fresco? ¿O acaso estabas haciendo alguna travesura?" Su tono era burlón, dejando claro su desprecio por mi reputación.
"Conde Armand", respondí con cortesía, tratando de mantener la calma a pesar de su tono condescendiente. "Simplemente daba un paseo por la propiedad."
"¿Por la propiedad o husmeando dónde no te corresponde?", replicó Armand, su mirada clavada en mí con evidente hostilidad. "He oído que el Duque está de visita. Imagino que estás haciendo todo lo posible para congraciarte con él."
"Simplemente soy cortés con un invitado", respondí, sin querer caer en su juego.
"¿Cortés?", se burló Armand. "Tú, Liam Evergarden, siendo cortés. Eso sí que es una novedad." Su mirada se endureció. "Escucha bien, muchacho. Sé cuáles son tus intenciones. Siempre has intentado interponerte entre Damian y quienes realmente lo aprecian."
"No sé de qué me habla, Conde", dije, aunque sus palabras me hicieron sentir incómodo. El Liam original ciertamente había actuado de esa manera.
"No te hagas el inocente", espetó Armand, acercando su caballo un paso más. "Damian es una persona especial, y no permitiré que alguien como tú le cause problemas o lo utilice para tus propios fines."
Su tono era amenazante, y sentí una punzada de irritación. Aunque el Liam original probablemente se habría acobardado ante un noble más influyente como Armand, yo no estaba dispuesto a dejarme intimidar.
"Con el debido respeto, Conde", dije, manteniendo mi tono firme. "Mis interacciones con Lord Thorne han sido puramente cordiales."
Armand soltó una carcajada sarcástica. "¡Cordiales! Tú no sabes lo que significa esa palabra. Sé que estás celoso de la atención que Damian recibe del Duque."
"Eso no es asunto suyo, Conde", respondí, mi paciencia comenzando a agotarse.
"Claro que es asunto mío", replicó Armand, su rostro enrojecido por la ira. "Damian merece algo mejor que la compañía de un mocoso mimado como tú."
Sus palabras me hirieron, a pesar de que sabía que estaban basadas en la reputación del Liam original. Antes de que pudiera responder, Armand espoleó su caballo, acercándose aún más a mí.
"Mantente alejado de Damian, Liam", siseó, su voz llena de veneno. "O te arrepentirás."
Con una última mirada amenazante, Armand pasó a mi lado a galope, levantando una nube de polvo en su camino. Me quedé allí sentado en mi caballo, sintiendo la adrenalina correr por mis venas. Esa había sido una confrontación inesperada y desagradable. Estaba claro que el Conde Armand veía a Liam como una amenaza para sus propias aspiraciones con Damian. Y, aunque mis intenciones eran diferentes a las del Liam original, esa hostilidad no presagiaba nada bueno para el futuro. Ahora tenía no solo al Sistema y la misteriosa muerte de mi "madre" de qué preocuparme, sino también a un noble influyente que me veía como un rival amoroso. Mi vida en esta novela BL era cada vez más complicada.
