Curvas del Destino
Una historia de amor, coraje y renacer.
Lina Song perdió a su madre a los 16 años y terminó en un orfanato, donde su sobrepeso la convirtió en blanco de burlas y humillaciones. Al cumplir 18, con esfuerzo y el apoyo de trabajadores sociales, consigue empleo como auxiliar de limpieza y luego en una cafetería para poder pagar su renta.
Allí conoce a Daniela Ling, hija de un millonario, quien se convierte en su mejor amiga y la ayuda a ingresar a la universidad. Todo parece mejorar… hasta que aparece Luzbel Shao, un joven poderoso y arrogante que no tarda en hacerle la vida imposible. Pero lo que inicia como acoso se convierte lentamente en una pasión imposible de ignorar.
Cuando el primer amor de Luzbel regresa y Lina descubre que está embarazada, su mundo vuelve a romperse. Decide huir y empezar de nuevo… lejos del dolor y los secretos.
¿Podrá el amor sobrevivir a la distancia, el poder y las heridas del pasado?
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Rumores y Realidades.
La cafetería universitaria estaba tan impecable que parecía un restaurante caro.
Techos altos, mesas modernas de cristal, luces tenues y cálidas.
Yo seguía a Daniela, sintiéndome como una pieza fuera de lugar en un rompecabezas de lujo.
Aun llevaba puesta la misma mochila que había comprado con mi primer salario de mesera.
- ¿Quieres sentarte allá? – me pregunto Daniela, señalando una mesa junto a la ventana con vistas al jardín central –
Yo solo asentí en silencio, sintiendo aun las miradas pesadas de los demás estudiantes.
Había logrado llegar a la cafetería sin tropezarme con nadie, aunque varios me habían observado de arriba abajo como si no mereciera estar ahí.
Incluso una chica se rio mientras pasaba junto a ella, susurrándole algo a su amiga.
Yo intente no prestarles atención, aunque el nudo en mi estómago seguía apretándose.
- Aquí estaremos tranquilas – añadió Daniela con una sonrisa mientras nos sentábamos –
La comida llegó rápidamente.
Daniela pidió una ensalada gourmet con jugo natural.
Yo elegí lo más simple: un arroz con verduras y agua.
- Lina – me dijo Daniela mientras removía con el tenedor su ensalada -. Se que ha sido un día raro…
- No digas eso – la interrumpí bajando la mirada – Tu fuiste increíble. Me ayudaste en todo. Solo que… no puedo evitar sentir que no encajo aquí.
- ¡Tonterías! – respondió Daniela con firmeza – La universidad no es un lugar donde encajar… es un lugar para brillar. Y tu vas a hacerlo. Vas a ser la mejor abogada que esta ciudad haya visto.
Yo sonreí con timidez.
Quería creerlo.
Realmente lo deseaba.
- Además… tengo algo que contarte – agregó Daniela, con un brillo travieso en los ojos -. Te va a interesar.
Yo la mire, curiosa.
- ¿Recuerdas que te hable de los herederos de las empresas más grandes de esta ciudad? Bueno… resulta que este fin de semana harán una fiesta. ¡Y estoy invitada!
- ¿Una fiesta? – pregunte, levantando una ceja - ¿De esas donde la gente baila en tacones imposibles y toman vino que cuesta más que mi antigua renta?
Daniela río fuerte.
- ¡Exactamente esas! Pero no te preocupes, no tienes que ir si no quieres. Solo… pensé que te interesaría saberlo.
- ¿Quién la organiza? – pregunté yo, fingiendo desinterés mientras jugaba con el arroz en mi plato –
Daniela se inclinó hacia mí como si fuera a revelar un secreto del universo.
- Nada más y nada menos que Luzbel Shao y Alexander Meg.
El nombre de Luzbel Shao resonó en mi mente como una campana lejana.
Había escuchado rumores sobre él, incluso en las noticias.
Era el hijo único del magnate internacional Han Shao, dueño de conglomerados tecnológicos y cadenas hoteleras. Alto, elegante, con fama de arrogante y un magnetismo que no pasaba desapercibido.
Yo había visto su rostro en revistas mientras limpiaba oficinas, en una portada junto a Alexander, heredero de una importante compañía de inversiones. Los dos eran iconos.
- Están en su último año – continuo Daniela – Estudian administración de empresas, ya sabes, para heredar sus imperios multimillonarios. Luzbel es… diferente. Nunca habla mucho con nadie. Y Alexander… bueno, es más relajado, carismático.
- ¿Tú los conoces? – pregunté yo, entre sorprendida y escéptica –
- He coincidido un par de veces con Alexander en eventos con mi padre. Luzbel es más reservado, pero esta vez parece que quiere que asista más gente. Tal vez por eso me invitaron… y pensé… quizás tu podrías venir conmigo.
- ¿Yo? – dije, soltando una pequeña risa nerviosa - ¿A una fiesta de multimillonarios? Daniela, yo apenas y tengo ropa decente para venir a clases.
Daniela tomó mi mano con cariño.
- No digas eso. Eres hermosa, Lina. Tienes una luz que nadie aquí tiene. Ellos pueden tener ropa de marca, pero tu tienes lo que importa de verdad.
Yo baje la mirada, mis mejillas se tiñeron de rosa.
- No se si pueda. Me sentiría muy fuera de lugar…
- Tu ya estuviste fuera de lugar durante años – me dijo Daniela con suavidad – Ya basta de esconderte. Ahora es tu momento. Y estaré contigo todo el tiempo.
Yo la mire a los ojos.
Esa mirada de sinceridad, sin juicio, me devolvía el aire cada vez que el miedo me apretaba.
- ¿Prometes que no me dejaras sola?
- Lo juro – dijo Daniela sonriendo – Te ayudare a encontrar que ponerte. Podemos hacer un cambio de look si quieres, algo ligero. Vas a brillar, Lina Song.
Un silencio cómodo se instaló entre las dos, roto solo por el murmullo de la cafetería.
Afuera la luz dorada del medio día acariciaba los jardines y los vidrios resplandecían con delicadeza.
Por primera vez desde que entré a esta universidad, o sentí que quizá, solo quizá… si tenía un lugar.
Y no tenía idea de que esa fiesta cambiaria mi vida para siempre.