"Morí traicionada por el hombre que debía amarme... y por la sangre de mi propia hermana."
En su vida pasada, Aelina Valemont, Reina de Thalair, fue humillada y asesinada por su esposo, el Príncipe Heredero, y por su hermana. Sus padres también fueron ejecutados bajo falsas acusaciones.
En su último suspiro, Aelina juró venganza.
Ahora, ha despertado en su cuerpo de 16 años. El día de su boda con el príncipe cruel se acerca... pero esta vez, el destino cambiará.
En el altar, rechaza públicamente al príncipe.
Sabe que ha firmado su sentencia. Su familia sigue en peligro. Y sola, no podrá vencer a un enemigo tan poderoso.
Por eso comienza a buscar aliados. Hombres fuertes, peligrosos, capaces de cambiar el curso del reino. Pero lo que empieza como un plan frío, se transforma en una red de emociones que no podrá controlar:
Un caballero leal.
Un archimago distante.
Un noble rebelde
Un asesino en las sombras.
Un príncipe extranjero con su propia agenda.
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Capitulo 17:"La guerra que desaté"
La mañana amaneció extrañamente tranquila.
Demasiado tranquila.
Aelina lo supo en cuanto cruzó el umbral de la sala de estrategia.
Kael ya la esperaba, con el ceño fruncido.
Aurelian irrumpió sin llamar.
—Tenemos un problema.
Extendió un pergamino.
Era breve. Frío.
"Lady Aelina,
Me habéis arrebatado un peón.
Yo os arrebataré otro.
Vuestra madre disfruta de mi hospitalidad.
Si os atrevéis a mover un dedo… morirá.
—Darius."
Aelina sintió que el mundo se detenía.
"No… no mi madre."
Kael la sujetó antes de que se derrumbara.
—Respira.
Lo sacaremos de ahí.
Ronan apareció, sereno como siempre.
—No podemos actuar a ciegas.
Pero yo tengo contactos… que pueden ubicarla.
Aelina se irguió, temblando de furia.
—Lo haré yo misma.
Pero nadie irá sin saber a qué nos enfrentamos.
Lucas entró jadeando.
—Dejadme ir también.
No… no quiero quedarme atrás otra vez.
Aelina lo miró.
Ya no era el muchacho tembloroso.
Había madurado en días lo que otros en años.
—Bien, Lucas.
Te enseñaré a luchar. Pero prométeme que cuidarás de ti.
Lucas asintió, decidido.
"Darius… has despertado a la loba. No sabes lo que has hecho."
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Las siguientes horas fueron un torbellino.
Ronan movió a sus espías.
Aurelian interrogó a viejos contactos.
Kael organizó un asalto relámpago.
Aelina, mientras tanto, se debatía entre el dolor y la determinación.
"No volveré a perder a mi familia. No otra vez."
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Finalmente, la información llegó.
—Una finca en los bosques del norte.
Poca guardia. Trampa probable —informó Ronan.
Kael desenvainó su espada.
—Iremos esta noche.
Aelina negó.
—Iré yo.
Aurelian la miró fijamente.
—Entonces iremos todos.
Por primera vez, no hubo discusión.
El círculo estaba unido.
"Esta vez… nadie luchará solo."
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El asalto fue rápido. Silencioso.
Lucas sorprendió a todos con su destreza.
Rápido. Preciso.
Kael lo miraba con respeto creciente.
En el corazón de la finca, encontraron a Lady Rhenna, la madre de Aelina.
Atada, pero viva.
Aelina corrió hacia ella, rompiendo las cuerdas.
—Madre…
Lady Rhenna la miró, lágrimas en los ojos.
—Mi niña…
¿Eres tú? ¿De verdad?
Aelina la abrazó con fuerza.
—He vuelto, madre. Y no dejaré que os toquen nunca más.
Pero justo cuando creían haber ganado, un último soldado se alzó tras Aelina.
Lucas fue el primero en reaccionar.
Con un movimiento fluido, lanzó una daga.
El enemigo cayó sin un sonido.
Todos se giraron.
Lucas bajó la mirada, temblando un poco.
Aelina se acercó y le tomó el rostro.
—Estoy orgullosa de ti.
Mucho más de lo que imaginas.
Lucas sonrió, por primera vez con auténtica confianza.
"Ha nacido un nuevo aliado."
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De regreso a la torre, la tensión se mantenía.
Lady Rhenna descansaba en una habitación segura.
Aelina estaba exhausta… pero más determinada que nunca.
Kael se le acercó al atardecer.
—Os lo advertí.
El príncipe no se detendrá.
Aelina alzó la mirada.
—Y yo tampoco.
Kael la tomó de los hombros.
—Si os perdiera…
Pero no terminó la frase.
Aelina apoyó su frente en su pecho.
—No me perderás.
Pero te necesitaré más que nunca.
Aurelian observaba desde la distancia, los puños cerrados.
Ronan, en cambio, se acercó más tarde, cuando todos dormían.
—Lady Aelina —susurró en su oído—.
Quiero que recordéis una cosa.
Aelina giró el rostro.
Ronan estaba peligrosamente cerca.
—¿Qué cosa?
El marqués sonrió… y la besó.
Con lentitud.
Con una seducción contenida que la dejó sin aliento.
Al separarse, susurró:
—Que entre todos vuestros aliados…
yo soy el que más os desea.
Y desapareció en la oscuridad, dejándola temblando.
"Este juego… se ha vuelto más peligroso de lo que imaginaba."
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Al amanecer, Aelina reunió a sus hombres.
Su voz era hielo y fuego.
—Darius ha cruzado la línea.
Ya no es una guerra de sombras. Es personal.
Se giró hacia cada uno.
—Kael.
—Aurelian.
—Ronan.
—Lucas.
—Os necesito más que nunca.
Si aceptáis… desde hoy, no hay vuelta atrás.
Uno por uno, cada hombre se arrodilló ante ella.
Kael:
—Mi espada es vuestra.
Aurelian:
—Mi vida es vuestra.
Ronan:
—Mi astucia… y mi corazón.
Lucas:
—Mi fuerza. Y mi lealtad.
Aelina alzó el rostro hacia el cielo.
"Padre… lo juro. Madre… lo juro.
Hoy… comienza la verdadera guerra."