Luego de vivir una vida de forma sumisa, pensando que de esa forma todo era mejor, Luna muere en manos de un asesino, fuera de un supermercado a sus treinta años, arrepentida por no vivir de la forma en que quería, pide fervientemente una segunda oportunidad. ¡Que luna tan hermosa la de esta noche, lástima que no la podre ver más! piensa antes de morir desangrada. ¿Qué ocurrió?, desperté en un hospital, pero este no es mi cuerpo y ¿porque tengo orejas de conejo? Reencarnada en otro mundo, ocupando otro cuerpo, descubre que la chica tambien se llama Luna y la dificil vida que llevaba, ademas de que la intentaton asesinar y el principal sospechozo es un hombre que aparece en sus sueños, como un recuerdo de lo ocurrio, quien ademas es uno de sus compañeros de clase y un lobo blanco, uno de los principales peligros para los conejos. Asi comienza esta trama dondd Luna buscara al culpable para tomar venganza
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Capitulo 17: Confiando a ciegas
Justo cuando su problema parecía que no podría empeorar más, ahora resulta que este tipo es la pareja de Isabela, quien además me ayudo con el celo, y que, para terminar de completar la serie de inconvenientes, me presente usando su ropa esta mañana, definitivamente la mujer va a intentar molestarme más por esto, ahora debo estar más alerta.
- ¿Cómo puede siquiera existir una mujer tan torpe? – le dice molesto.
- ¿Cómo puedes ofenderme de tal manera? – le dice frunciendo el ceño.
- No es una ofensa cuando se dice la verdad – le dice – eres torpe y además demasiado descuidada, no tienes sentido de la responsabilidad con tu propio cuerpo y para rematar no pareces tener ni una pizca de prudencia – su voz era fuerte.
- Creo que fueron suficientes ofensas – le dice molesta – ahora dame paso, me quiero ir - le dice tratando de apartarlo.
- Aun no te puedes ir – le dice suspirando – aun tienes puesta mi ropa y debes tomarte esto – le enseña una caja.
- ¿Qué es eso? – le pregunta viéndola.
- ¿Qué más podría ser? – le dice de forma irónica- tus supresores obviamente – se lo entrega de forma brusca al ver que la mujer no los tomaba – tuve que salir a comprarlos – suspira y se aparta de la mujer – lo que de menos pensé es que fueras a ser tan estúpida como para salir de la habitación en el estado en el que te encuentras – le dice de forma severa
- Gra, Gracias – le dice viendo la caja en su mano.
- Ah, otra cosa – le entrega la bolsa con sus pertenencias.
- ¡Mi bolsa! – dice sorprendida y aliviada de que apareciera - ¿Dónde la conseguiste?, la estuve buscando mucho rato – la agarra
- En las duchas obviamente – le dice, pensando ¿Qué clase de pregunta idiota es esa? - ¿Dónde más podría haberla conseguido? – le dice
- Pues, en objetos perdidos, supongo- le dice al notar la expresión del hombre.
- Que teoría tan vaga – le dice – en el dado caso de que otro hubiera conseguido tu bolsa era mejor buscarla en el basurero – le dice – porque justo en el momento en que olieran tu olor y se percataran de que son tuyas, las botarían, no perderían esa oportunidad, te lo aseguro – que mujer tan crédula.
- No había pensado en ello – le dice dándole la razón – te agradezco mucho por esto – le dice apenada.
- Nada de eso- le dice serio – ni pienses que volveré a ayudarte, eres un problema en movimiento – le dice señalándola – mira todo el alboroto que causaste en el aula, ¿Qué hubiera pasado si no llegaba? – estaba molesto
- ¡Eso no hubiera sucedido de haberme dicho que tenías pareja y se trataba de Isabela! – le refuta molesta, ¿Cómo ella podría haber evitado eso?, no tenía idea de lo que sucedía entre esos dos, de haberlo sabido la vergüenza de haber estado con el hombre de otra mujer no la hubiera dejado ni salir de la habitación – bebiste haberlo dicho al instante en que despertamos – tal vez tenia parte de la culpa, pero él también debe aceptar su parte.
- ¡¿Isabela?! – dice sorprendido - ¿pareja mía? –parecía ofendido - ¿Quién dijo tal estupidez?
- ¡Sabela misma lo dijo! – le dice – es por eso que me estaba halando de las orejas – le dice molesta.
- Eso es mentira, ella no es mi pareja – le dice – yo soy un lobo blanco, si hubiera tenido pareja no me habría podido aparear contigo, idiota – le da un pequeño golpe en la frente.
- Auch – se soba la frente - ¿Qué tiene que ver el que seas lobo? – el subgénero no tenía nada que ver o ¿sí?
- Los lobos somos monógamos – le explica – y si, el subgénero tiene mucha influencia –“wuao ¿me leyó la mente”, pensó Luna – eres demasiado fácil de leer.
- Entonces, si es verdad lo que estás diciendo – le dice obviando su comentario - ¿Por qué Isabela dijo que eres su pareja? - ¿Qué razón tenía para mentir?
- Eso es porque ella es una zorra – le responde serio.
- Oh, ¿no te parece que es muy fuerte esa ofensa? - aunque a ella le parecía que la mujer encajaba con la descripción.
- No la estoy ofendiendo – le dice – ese es su subgénero, el zorro rojo – suspira – estuvimos saliendo durante un tiempo, pero ella es, digamos que más liberal – le explica – así que decidí terminar antes de que las cosas empeoraran, el problema es que los zorros son muy orgullosos y no les gusta ser hechos a un lado, así que cuando termine con ella, digamos que no lo tomo muy bien.
- Entonces, ¿tú y ella? – tal vez iba a hacer una pregunta un tanto imprudente, así que se detuvo.
- ¿Quieres saber si llegamos a aparearnos? – le dice y la mira - ¿Por qué estás tan interesada? – sonríe.
- ¡No lo estoy! - le dice rápidamente, mientras sentía sus mejillas calientes.
- ¿de verdad?, que lastima, te podría haber dicho si me decías que si – la mirada de la mujer era tan fácil de leer, que sabía lo mucho que quería saber esa información, se acerca a ella, quedando a solo centímetros de sus labios – No te confundas coneja – le susurra – recuerda que puedes ser comida en cualquier momento – se aleja y le sonríe mostrándole los colmillos.
- ¡Idiota!, ¿Quién llegaría a confundir las cosas? – abre la puerta y sale del cuarto de servicio.
- ¡Oye!, ¡espera!, ¿hacia donde vas? – le dice siguiéndola.
- Con el director – le responde mientras camina- tu dijiste que nos estaban solicitando, ¿recuerdas?
- Ah, eso – dice riendo.
- ¿Qué es tan gracioso? – le pregunta molesta
- Pues, eso fue una mentira – Luna se detiene y voltea a mirarlo.
- ¡¿Era mentira?! – le dice sorprendida - ¿Por qué mentiste?
- Para poder sacarte de allí, obviamente – le dice de forma casual.
- ¿Qué harás si el profesor habla con el director? – le dice preocupada
- Mmmm, no lo sé – le responde – ya se me ocurrirá algo si eso ocurre – sonríe y acaricia su cabeza – tranquila, no te perjudicará – la mira a los ojos – confía en mi – como si pudiera confiar más de lo que ya lo he hecho, ignorando mis instintos de querer huir de él, confiando en su amabilidad, cerrando mis ojos ante la realidad que los recuerdos de la antigua Luna presentan ante mí.