dos vidas al borde del abismo, sus sentimientos y emociones se cruzan, sueños inalcanzables.
Sora un chico de 19 años que ha abandonado sus sueños y Mai una chica de 18 que no sabe como avanzar, a donde nos llevará su encuentro.
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capitulo 17: días de verano
El pueblo tranquilo y en paz, el calor y la humedad comenzaban a notarse cada vez más, los días calurosos llegaban haciendo del viento más cálido, los campos se llenaban de flores de distintos colores.
El cielo se encontraba en su mayor totalidad sin ninguna nube que lo cubriera, los niños jugaban y corrían de un lugar a otro, las chicas que se agrupaban en un lugar, caminaban y reían haciendo notar la llegada del verano.
Luego de haber almorzado, Sora sube a su habitación, allí se sienta y prepara un pequeño recipiente con agua, luego pone algunos colores en la paleta, los que él más ocupaba, que eran el Rojo, Amarillo, Azul y Blanco.
Luego prepara un bastidor, lo prepara con tres capas de pintura blanca y lo dejaba secar al sol, mientras que él preparaba unos bocetos para poder pintarlos, se entretuvo tanto, que no se daba cuenta de que la hora se pasaba volando.
El sonido del lápiz trazando cada línea en la hoja de papel, era distinto, algunas suaves otras eran más fuertes, la mirada de Sora estaba por completa en aquel dibujo, mientras más lo veía, con más suavidad lo dibujaba.
Luego mira hacia afuera donde había colocado el bastidor, y al ver que ya se había secado, lo busco y lo puso en atril, luego con el lápiz comienza a trazar una línea, y dar con pequeños toques suaves cada trazo entre cortado.
Sora toma su celular, coloca unos auriculares, y pone unas melodías, que tranquilizaban el ambiente y los pensamientos de Sora, una melodía hermosa, de piano y guitarra a la par.
Sora se aleja un paso del cuadro y lo observa con tanta atención, que no había nada que lo distraiga, los ruidos no existían, las distracciones se borraban, solo era él en su habitación tratando de pintar aquello que sus ojos no le permiten olvidar.
Mientras más lo observa, vuelve hacia el bastidor borra algunas imperfecciones y agrega más detalles, buscando la forma de que sea la pintura más perfecta posible.
Sus ojos se iluminaban mientras más lo veía, se fundía en sus pensamientos, en sus recuerdos, mientras que su imaginación volaba cada vez más lejos.
Al terminar el boceto en el bastidor, puede notar que es atraído hacia la pintura, toma un pincel y comienza a dar pinceladas en marrones claros y oscuros, dándole profundidad y volumen a cada uno de los detalles que tenía delante de él.
Mientras que con un trapo Húmedo de algodón, sacaba el exceso de pintura, y también dándole luz de distintos tonos, suaves y oscuros, Mientras más pintaba, más atraído se sentía, y no sabía como dejar de sentirlo.
Sora deja secar la primera capa de pintura, y luego sale al balcón, que se encuentra en su habitación, desde allí logra ver a Kaito y su hermanito Taro.
Ambos se dirigían a casa de Sora, "Hey por aquí", grita Sora. "He Sora, baja de ahí, vamos para el arroyo cascada, ¿Quieres ir?", Pregunta Kaito gritando.
"Enseguida bajo", les contesta Sora, Mientras el Guardaba todos los pinceles en su lugar, limpio los que uso en ese momento, luego guardo su cuaderno, puso los lápices en recipiente de madera, y Luego tapo con un telón, el Cuadro que estaba haciendo.
Al bajar, su madre ya los había recibido y echo pasar, "Buenas tardes, señora, me llamo Kaito y él es mi hermano Taro", se presenta Kaito. "Hola, pasen, pasen ¿Son amigos de Sora?", les pregunta Eri.
"Sí así es, vinimos a invitarlo para ir a la cascada", dice Kaito, "Sí es muy bonito", agrega Taro.
Sora los ve hablando con la mamá e interviene enseguida, "Hola chicos, ¿cómo están?, les presento a mi mamá, Eri,"
Kaito sonríe con una mirada pícara y le dice a Sora, " ¿enserió es tu mamá, parece más sociable que tu?". "Ja, ja, ja", Sora ríe sarcásticamente mientras veía a Kaito.
Eri se ríe y los invita a pasar, cuando entran al comedor la abuela de Sora los recibe y les da unos panecillos para que coman mientras Sora se aprontaba.
"Hola niño pasa, ah pasado un tiempo desde la última vez que vinieron ¿verdad?", pregunta Yuka.
"¿Kaito, ya conocías a mi abuela?", pregunta Sora.
"Por supuesto que si", le responde Yuka. "El joven Kaito, solía venir a casa con sus amigos y me ayudaban con la huerta, y en verano siempre solían venir a comer sandia aquí"
"No sabía", dice Sora.
"Por supuesto que no, nunca preguntaste", Comenta Yuka.
"y luego, ¿qué paso?", les pregunta Sora mirando a Kaito y luego a su abuela.
Kaito se levanta de la silla y empuja a Sora desde la espalda, " aaah jajaja, miré la hora, dejaremos esperando a los chicos vamos Sora, Taro saluda y vamos", Dice Kaito.
"Ya nos vamos", dice Sora.
Yuka les da una bolsita con unas manzanas para que puedan comer allá, "¿qué es la cascada?", pregunta Eri. "Es un pequeño arroyo que baja desde las montañas, lo que más atrae de ese lugar es la cascada qué se formó con el pasar de los años. No es un lugar peligroso, pero el agua que corre allí es muy fría", le cuenta Yuka a Eri.
"Me pregunto que habrá pasado, para que él salga de esa manera, cuando comentaste de los demás chicos", dice Eri. Mientras que Yuka pelaba una manzana, se sienta en una silla y corta la manzana a la mitad.
"Sucedieron muchas cosas, antes de que llegarán al pueblo, no quise decir nada delante de Sora, eso es algo que ellos deben contarle, y por lo visto no falta demasiado", le cuenta Yuka.
"¿y qué pasó?",preguntó Eri
"La niña, que me suele traer las compras, es como Sora, ella tiene una enfermedad que atenta con su vida", cuenta Yuka.
"No puede ser", dice sorprendida Eri, "La chica a la que ve Sora", añade después. "Sí ella misma, pero si Sora aún no ha dicho nada es porque no está enterado, y lo mejor es... es que ellos se lo digan".
Eri queda en silencio, pensativa y sin decir ni una palabra. Mientras tanto Kaito, Taro y Sora caminaban directo al arroyo, en una tarde de gran calidez.
"¿queda lejos ese lugar?", pregunta Sora
"Queda justo cruzando las vías abandonadas detrás las colinas", le dice Taro, "vamos a jugar hasta que nos cansemos ja, ja".
Ellos caminaban mientras que Taro juntaba una ramita del suelo y la usaba para guiarlos a ellos.
Sora y Kaito iban hablando tranquilamente, "Esperaremos a los chicos en las vías, ¿les parece?"
"¿chicos?", preguntó Sora, "si invite a los demás, espero que vengan", responde Kaito.
Cuando van llegando a las vías, una estación abandonada con rieles oxidados algo alejada del pueblo.
Allí se encontraban, Sato y Cecili, al acercarse a ellos, los dos saludaron primero a Taro, quien luego corrió hacia la pequeña cabaña que solía funcionar como estación.
Luego saludaron a Sora y Kaito, "¿y Emily?", preguntó Kaito, "ella vendrá después", respondió Cecili. Todos se adelantaron para llegar al arroyo, un lugar en que se adentraba yendo por el pie de ambas colinas.
Justo por debajo de un denso bosque, el cual parecía de fantasía, grandes rocas qué se formaban en el lugar daban buenos sitios de descanso, el cielo se tapaba por las copas de los árboles y era difícil poder caminar por el lugar.
Taro que era el más entretenido con la idea de ir al arroyo, parecía correr adelante de todos, caminaba tan rápido que parecía como si viviera allí toda su vida.
"Recuerdan Cuando solíamos ser así", dijo Sato, en un suspiro por el cansancio.
"En aquellos días solíamos venir muy seguido", responde Cecili.
"Sí...", dice Kaito mientras miraba hacia arriba.
"Vamos apuren, apuren", le gritaba Taro a lo lejos,
Mientras que corría adelantándose todavía más.
Hasta que en cierto punto, se podía escuchar un ruido como de estática.
"Ya llegamos", grita Taro, mientras saltaba alegre y se adelanta todavía más, perdiéndose de vista.
"Espera", lo llama Kaito.
"Una carrera", dice Sora mientras que se aprontaba y sale disparado, Los tres se le quedan viendo mientras que él desaparecía entre las grandes rocas.
Cecili se ríe Mientras que miraba al suelo," después de todo porque no", dice y sale corriendo, "El último en llegar se mete primero al agua", les grita a Kaito y Sato quienes quedaron atrás.
Ambos se le quedaron viendo mientras ella se alejaba de a poco, Cuando reaccionaron fue unos segundos tardes, "Pensándolo bien, el agua es muy fría en las montañas, así que no me pienso tirar primero", dice Sato, y sale corriendo.
Kaito tarda en reaccionar, y en su rostro una sonrisa se deja ver, como si recordará los viejos tiempos, "eeei eso es trampa", dice Kaito, y luego corre detrás de los demás.
Al llegar al arroyo Sora y Taro se quedan viendo el lugar, y la cascada qué corría hacia abajo terminando en un pequeño lago de cristal, con un color como el cielo despejado y sin nubes en él.
Ese lugar no tenía nada que envidiar a esas fotos de paisajes en las redes sociales, o videos de Internet, el pequeño arroyo que caía desde las montañas llegaba hasta el lago.
Que en realidad el "lago", era un gran pozo formado por el torrente qué caía de la cascada qué se formó con el paso del tiempo, y al mirar hacia arriba, los árboles se abrían en círculo dejando ver el cielo.
"Malditos tramposos", dice Kaito, mientras que se agachaba poniendo sus manos en las rodillas, del cansancio.
"Ja, ja, ja, no te quejes", le responde Cecili, "es la primera vez que te gano", agrega Sato, quien respiraba agitado por correr como loco para no ser alcanzado.
"Cállense me agarraron desprevenido", respondía Kaito.
"Ja, el mismo de siempre, sigues sin saber perder verdad" le dice Emily, quien ya se encontraba en el lugar.
"Emily, ¿ya estabas aquí?", dice Cecili, "venía atrás de ustedes, pero los perdí de vista luego", respondió Emily, mientras veía a Sora, quien se encontraba lanzando piedras al agua junto a Taro.
"Viniste", dice Kaito, que se acercó a ella mientras la veía fijamente, "por supuesto que vine, no iba a dejar Cecili venir sola", agrega después.
"Hola, ¿todo bien?", saluda Emily a Sora, "Hola Emily, llegaste rápido", le dice Sora. Cecil saca unas mantas de la mochila qué traía Kaito, y las pone en suelo, Emily la ayuda a aprontar algunas cosas.
"Tienes que cumplir la apuesta", dice Sato a Kaito, con una sonrisa y mirada de burla.
"¡qué!, no espera, el agua está fría", le dice Kaito
"Es verdad tienes que meterte primero", agrega Sora, quien se metía a la conversación.
"Dale Kaito, dale" decía Taro mientras trataba de empujarlo, luego Sato se mete y trata de llevarlo al agua, pero kaito huye, "ayúdanos Sora", dice Taro.
"Ya voy", responde Sora, mientras que corría directo a Kaito para voltearlo directo al agua, Kaito era rápido corría y esquivaba las embestidas qué le daban para tratar de atraparlo.
El día se ponía todavía más caluroso, las cigarras se empezaron a oír entre la maleza y los árboles, Kaito quien se resistía fue atrapado por Taro, quien ni se le despegaba de la pierna para que no escapara.
"Ahora", grita con fuerza, y en un abrir y serrar de ojos, Sora y Sato intentaron voltearlo en el agua, pero al tirarlo Kaito se aferra a Sato, quien caza de un brazo a Sora y caen los tres en el agua, y Taro quien estaba prendido de Kaito cae junto a ellos.
Los cuatro rompieron en carcajadas, disfrutando del verano y del arroyo, "Que fría está", gritaba Sora con semejante sonrisa. Mientras que los demás se reían de él.
"Te dije que el agua de aquí es muy fría", le decía Kaito.
Las chicas, por otro lado, estaban encima de las mantas, preparando unos sándwiches qué ellas mismas habían preparado, y luego en un termolar preparaban un jugo exprimido de naranjas.
"Ja, ja, parecen niños", dice Emily, mientras miraba a los chicos jugar.
"Emily, ¿perdonaste a Kaito?", pregunta Cecili, quien la veía con curiosidad.
"No, no lo he perdonado"
"y entonces, ¿por qué aceptaste qué él se disculpará contigo?", preguntó nuevamente.
"Fui una mala amiga, con ustedes y con Kaito, pero a diferencia mía, él hace lo posible por acompañar a Mai, así que quiero disculparme con ella como se debe", responde Emily, quien veía a Kaito arrojarse agua junto con los demás.
"¿Ya has hablado con Sora?", pregunta Cecili.
Emily se queda en silencio un momento, observa a Sora y luego larga un suspiro y vuelve la mirada a Cecili.
"Sí ya he hablado con él, es alguien bueno", responde Emily
"¿Sabías que ya tuvo una cita con Mai?", le comenta Cecili
"Enserió", dice sorprendida Emily. "¿cuándo?, ¿Dónde?, ¿quién te lo contó?, ¿acaso fue Sora?", agrega luego.
"No, pero lo sabía ¡Emily!..., por favor dime que tu no...", dice Cecili, mientras veía a Emily de manera preocupada . "Emily ¿tu no estarás?..."
De pronto el silencio vuelve, y de fondo solo se podía escuchar los gritos de alegría y correteos de los chicos, el agua fluir y el ruido de la cascada.
"Está bien, no te preocupes, no volverá a pasar otra vez, Sora está enamorado de Mai, así que... está bien", dice Emily afligida.
Cecili mira a Emily quien parecía querer llorar, y de la nada ella la abraza, "Está bien, está bien", le dice dándole consuelo.
Cecili le acariciaba el pelo a Emily, quien se recostó en su pecho, "Gracias", dijo en un suspiro. "Para que estamos las amigas", le dice Cecili con una sonrisa.
Mientras que los chicos jugaban en el agua, la conversación de las chicas paso de un tono silencioso a risas y sonrisas que iban y venían, luego las chicas llaman a que coman algo.
El primero en salir fue Taro quien, se dirigió directamente hacia los sándwiches, "que ricoooo", Grito luego, "deja algo para nosotros también", le dice Kaito.
De tras suyo salen Sato y Sora, ambos temblando de frío, "ja, ja, ja, no aguantan nada ustedes dos", les dice Cecili a los dos, ambos se sentaron en una piedra, y Kaito les pasa algo de jugo a los dos.
Todo parecía estar cambiando, Kaito reunió a sus amigos, quienes lo perdonaron, menos Emily quien aún seguía con un poco de resentimiento por lo que había ocurrido, y además también tenían a un nuevo amigo, "Sora".
Luego de comer un poco y tomar algo para no deshidratarse por el calor, decidieron seguir jugando en el agua, Kaito trata de sacar a las chicas para que se metan también.
Pero ellas se hacían de rogar, De pronto Sora Corre hacia Emily y el la alza entre sus brazos para llevarla al agua, "No, no Sora ja, ja, ja", Kaito hace lo mismo y termina lanzando a Cecili al agua, seguido por Sora quien la deja caer a Emily en él arroyó.
Mientras que Sato inflaba una pelota junto con Taro, "vamos a jugar", dice Taro. Todos arman una ronda y se pasan la pelota de mano en mano, el tiempo pasaba rápido, pero eso no les impedía divertirse en este día de verano.
Al caer el atardecer todos se dirigieron al pueblo nuevamente, cansados y agotados, pero las risas en el camino y las fotos del día, no faltaron.
"Muchas gracias", dice Sora mientras veía a Cecili caminar con Taro adelante de él.
"No es nada amigo, para eso estamos", le responde Kaito.
"Sabes creo, que a Mai le hubiera gustado venir", dice Sora.
"Es verdad, ella amaba estos días así", le responde Emily.
Sora se le queda viendo, y Emily se para por un momento, Kaito ve a Emily y para unos pasos delante de Sora.
"Perdónenme chicos", Dijo Emily
"¿Emily ?", dice Cecili en voz baja, "Perdónenme por todo, por lo que les cause y los problemas que pasaron por mi culpa", Emily comienza a derramar algunas lágrimas.
Kaito quien la veía, intenta apoyar su mano en ella, pero se queda quieto, el sabía que no merecía hacer eso, por haberla rechazado, "No, el que te debe una disculpa soy yo", dice Kaito, con voz entre cortada.
"Vamos Chicos", dice Sato, ya casi derrumbándose él también.
Emily empezó a disculparse, mientras lloraba, el sol bajaba lentamente, mientras tornaba en naranjas y dorados los árboles y pastizales del lugar.
Sora se queda viendo a todos mientras pasaba, Taro se para junto a Sora, "ya era hora", le dice Taro a Sora.
"Perdónenme a mi chicos", dice Sato, todos se le quedan viendo, pensando que fue lo que él hizo, pero no encontraban nada malo que hubiese hecho.
"Yo solo me quede viendo aquel día, y no Sabía que hacer, Luego sucedió lo de Mai y no supe como apoyarla", Sato se derrumbó en lágrimas en el suelo, Kaito y Cecili se acercan a él, para consolarlo, y Emily se arrodilla a su lado para abrazarlo.
"No supe como apoyar a ni uno de ustedes, por eso cuando todos se apartaron, no tuve el valor de hablar con ustedes, hasta que kaito nos reunió a todos en la fiesta de la playa, incluso ese día no sabía que decir", explicaba Sato con voz entre cortada y entre lágrimas.
Los demás lloraban con él, y se abrazaron los unos a los otros, volviendo así a arreglar su amistad, "me alegro mucho por ustedes chicos", dice Sora sonriendo amablemente.
El cielo se tiño de violetas y naranjas, las aves levantaban vuelo, las cigarras anunciaban el final del día con su último canto, Mientras ellos caminaban, ante ellos las luciérnagas comenzaron a brotar del suelo, iluminando todo el campo.
Sabían que faltaba una cosa por hacer, así que se decidieron en hacer todo lo posible para que funcione, "Los puedo ayudar chicos", dice Sora.
"¿estás seguro?, ella podría odiarte para siempre", le dice Emily. "Es un riesgo que estoy dispuesto a correr", responde Sora.
"Bien entonces nos vemos en casa de tu abuela" dice Kaito abrazándolo.
Y así terminan el día, cada uno llegando a su casa, con un peso menos en sus Corazones, agradecidos por la oportunidad de reconciliarse, Pero pensativos, por la mirada que Sora mostró ante ellos.