Dorothea & Kendall

Al día siguiente desperté con un ligero dolor de cabeza por todo el vino que bebí. La rutina para ir al trabajo fue casi igual solo que esta vez me tope con la señora Fisher.

Es una señora de la tercera edad que todas las mañanas saca a pasear a su perro. Es agradable encontrarme con ella, pero en los días en los que ando apurada es una tortura ya que ella siempre está dispuesta a conversar conmigo e invitarme a su departamento.

Siempre aprendo muchas cosas con ella, sin duda sus años de experiencia en la vida salen a relucir cuando se encuentra cómoda.

Salude a mis compañeros de trabajo llegando cansada hasta el séptimo piso. Maldecí en mi mente al equipo de mantenimiento por todavía no arreglar el elevador. A pesar de que se acerca el otoño, todavía se siente demasiado el calor y más al tener que subir tantos escalones.

También me acorde de maldecir al jefe de la empresa ya que estoy segura de que si no estuviera de viaje ya hubiera mandado a repararlo.

—Maldita vida.— Susurre a penas audible.

Solo espero que mi día no sea tan cansado como el de ayer porque si no me declarare por pérdida.

—Dorothea, buen día.

Maldije en mi mente al encontrar a Marcos en mi silla de trabajo. Él día de hoy he maldecido muchas veces y a penas va comenzando el día.

Es un hombre cerca de los treinta y cinco años encargado del equipo de fotografía, pero siempre que tiene la oportunidad viene a molestar al equipo de marketing. Nunca es agradable toparse con él, ya que muchas veces nos ha metido en problemas.

Si tenemos la oportunidad debemos de huir antes de que logre su cometido.

—Buen día Marcos.— Dejé mi bolso sobre el escritorio.

—Llegas cinco minutos tarde, deberían de descontarte el día.— Se puso de pie dándome la oportunidad de sentarme.

Lo mire incrédula tratando de ignorar sus palabras para no enojarme tan temprano.

—Tal vez si repararan el elevador me tomaría menos tiempo subir siete pisos.— Le sonreí hipócritamente.

—No es excusa, pero te dejo ya que tengo mucho trabajo por hacer.

Agitamos nuestras manos con una sonrisa muy hipócrita antes de que él se fuera y yo empezará con el trabajo del día. Solo espero que todo marche de maravilla sin ningún otro inconveniente.

...~🌻~...

Me recargue en el respaldo de la silla cerrando mis ojos intentando descansar un poco. Siento mi vista cansada por todas las horas que llevo frente a la computadora.

—Dorothea.— Escuche un susurro de mi lado izquierdo.

Abrí mis ojos viendo a Cristina escondida debajo de su escritorio. Me hizo una seña de que guardará silencio y señaló su teléfono.

Agarre el mío dándome cuenta de que me había enviado un mensaje y ahí entendí su actitud.

Cuando venga Marcos di le que me fui a resolver un pendiente.

Le hice un gesto tratando de negarme, pero ella siguió insistiendo. Podía simplemente irme y dejar que ella lidiara con él, pero eso me haría una mala compañera de trabajo, aunque ya había lidiado con Marcos esta mañana.

Hice una mueca sin tener otra opción, sobretodo al verlo acercarse. Su movimiento exagerado de caderas junto a la sonrisa hipócrita que lo acompañan fue lo que me hizo rodar los ojos.

Abrí mi boca para hablar, pero me silencio levantando el dedo índice.

—Cristina ya se que estas debajo del escritorio.

Hice una mueca volteando mi rostro hacia el lado contrario de donde se encuentra mi compañera. Esto ya no es mi asunto.

—Solo buscaba algo.

Me aguante la risa al verla salir de su escondite. Mejor me iría por algo de comer antes que presenciar la escena de ambos.

Así que sin decirles nada simplemente me aleje.

...~🌻~...

Me dirigí hasta la cafetería y en el camino me di cuenta de que ya están arreglando el elevador. Supongo que ya llego el jefe de su viaje.

Pedí un café frío junto a un pan de vainilla. Me senté de frente a los ventanales, podía alcanzar a ver a las personas que pasaban por el edificio.

Me sentí un poco triste al ver a una niña junto a su madre. Solo ha pasado un año de la muerte de mamá y me ha echo demasiada falta. Incluso aunque tengo a Nicol y a mis compañeros de trabajo muchas veces llego a sentirme sola.

En estos últimos cinco años todo ha cambiado y pensar en ello siempre me baja el ánimo. Suspire pesadamente recargando mi cabeza en una mano.

De un de repente me recargue sobre la mesa intentando mirar más allá por el ventanal al creer ver a alguien conocido, pero la persona fue obstruida por otras.

Hice una mueca de fastidio al no obtener mi cometido, puede que el universo ya no quiere que nos volvamos a encontrar. Muchas veces siento que no conspira a mi favor y me hace preguntarme si llegué a hacer algo mal.

...~🌻~...

Otro día más llegue exhausta a casa. Esto de pasar más tiempo en el trabajo adelantando pendientes esta resultando agotador.

—Odio trabajar.

Hice un puchero estando boca abajo en mi cama. Senti dolor en la espalda baja y el cuello. Apenas estoy en mis veintes y ya me siento agotada, creí que para este sentimiento primero debía llegar a los cincuenta o más edad.

Debería de equilibrar el tiempo que le dedico al trabajo junto al tiempo que tengo libre, pero es imposible ya que me hace recordar todos mis problemas

Solo necesito dormir un poco y otra vez estaré como nueva. Cerré mis ojos y sin necesidad de relajar mi cuerpo comencé a quedarme dormida, pero el universo conspira en mi contra ya que escuché mi teléfono sonar.

—¿Bueno?— Respondí sin siquiera ver quien es.

—Dorothea que bueno que contestas.— Escuche la voz preocupada de Karla.— Necesito que me hagas un favor muy grande.

—Aja...

Sentía que mis pensamientos no eran claros, entre el sueño y la realidad de lo que esta sucediendo.

—Necesito que expongas mañana en mi lugar ya que no podré asistir a la reunión.

Abrí mis ojos de golpe sentándome sobre la cama impresionada ante lo que acababa de oír.

Todo el equipo estuvo trabajando en la exposición de fin de mes. En la que todos los jefes de área hacen un resumen de lo que se trabajó en esos días y lo exponen delante del resto de jefes, directivos y más personas al mando de la empresa.

Intente negarme ante la petición de Karla, pero a mi lado trabajador no le pareció buena idea por lo que al final termine aceptando su petición.

Yo ni siquiera me acerco al resto de jefes, si acaso he hablado con los trabajadores. Ahora siento que acabo de meterme en un gran lío.

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