No todo puede ser color de rosa, ¿O si?
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Panadería.
^^^~Meses antes~^^^
Los días pasaban y, como siempre, Lucas no pasaba tiempo en casa. Su pequeño hijo, Daniel, preguntaba sin parar por su padre, poniendo a su madre en una situación incómoda, pues no sabía cómo decirle que su padre tenía otra mujer. Además, aunque se lo dijera, el pequeño aún era un infante, por lo que no sería capaz de comprender.
Quería hablarlo con sus amigas, ¿Pero cómo? Ya era demasiado humillante para ella saber que su esposo le era infiel, además, sabía que Laura pasaba por lo mismo y no tenía intenciones de hacerle cargar con sus problemas. ¿Y Victoria? Bueno, ella vivía el sueño que María siempre tuvo, su esposo la amaba, eran el matrimonio perfecto, al menos en aquel entonces.
Maria decidió guardar silencio, para su familia, ella vivía la vida soñada de muchos, pues todos creían que ella y Lucas tenían el matrimonio perfecto. Más nadie hubiera imaginado que eso era una mentira cruel.
Continuó trabajando en su pequeña panadería, una que había abierto por su gusto al hornear, ella amaba hacer pasteles, postres, etc. Y, aunque no tenía mucho éxito, ella era más que feliz estando en aquellas cuatro paredes, pues allí solo existía ella, ella y su hijo, claro.
Nunca hubiera imaginado que, por aquél lugar el cual consideraba su refugio, cruzaría el hombre que había visto unas semanas atrás. Era Octavio, el padre de la amante de su esposo.
Ella se tensó, pues jamás se había cruzado antes con ese hombre, ¿Y ahora aparecía en su pequeña panadería? Debía ser un mal chiste del universo.
Al igual que ella, él quedó estático al verla allí. Ya había quedado demasiado confundido cuando la encontró llorando su puerta y, aunque él quiso saber quién era ella y porqué estaba en su casa, la mujer no supo decir palabra y terminó huyendo del lugar, dejando una gran duda y sorpresa en aquél hombre.
Por días su mente estaba pérdida en esa mujer misteriosa que conoció por casualidad, sentía que había algo que no sabía, algo que le estaban ocultando y, por alguna razón, creía que esa mujer tenía la respuesta.
No le contó a su amada hija sobre la mujer que había ido a su casa, decidió mantenerlo en secreto, al menos hasta que supiera la verdad detrás de su aparición repentina.
Ese hombre era un oficial de policía y tenía muchos contactos en el ámbito de las fuerzas armadas y de investigación, por fortuna para él, tenía muchos métodos de saber quién era la mujer misteriosa.
Entonces, en silencio investigó y, gracias a sus contactos, supo dónde vivía aquella dama y también dónde trabajaba. Averiguó que estaba casada, por lo que decidió visitar su panadería, pues no quería causarle problemas con su esposo, ya que un hombre desconocido llegando a la casa de un matrimonio, puede malinterpretarse muy fácilmente.
Al cruzar la puerta de la tienda, la vió allí, era una dama bella como una flor, pero tristemente se veía muy demacrada, marchita. En sus bellos ojos ámbar, había una tristeza profunda y, debajo de ellos, unas marcas negras profundas, lo que indicaba la falta de sueño.
Notó como ella se tensó al verlo allí, lo cuál era aceptable porque pues, seguramente creyó que jamás volvería a verlo, pero ahora ahí estaba él y quería respuestas.
—Buenos días, señora –la saludó con calma y ella simplemente asintió en silencio–. Asumo que ya sabe quién soy, pero me presentaré de todos modos, me llamo Octavio. Soy el dueño de la casa que visitó hace unas semanas y, si no le importa, me gustaría hacerle algunas preguntas.
Maria quería desaparecer de aquél lugar, no quería hablar con ese hombre, pero entendía que fue su propia culpa. Porque si ella no hubiera ido a su casa en un ataque de locura, él no estaría aquí ahora mismo.
Asintió levemente y cerró la tienda para poder hablar con más tranquilidad, le sirvió un café a Octavio, mientras que ella se preparó una taza de té de manzanilla para poder calmar los nervios que sentía, pero era un sentir inevitable.
—Gracias por el café –dijo con calma, mientras tomaba asiento frente a ella–. Seré breve, tengo algunas preguntas y espero que me responda con honestidad.
—Haré lo posible –murmuró la mujer, evitando ver la cara de Octavio, se sentía presionada y avergonzada de si misma. ¿Él sabía lo que su hija hacia con su esposo? Seguro que no, de lo contrario, no estaría allí, ¿Verdad?–.
—Primero que nada, me gustaría saber su nombre.
—Soy María Wytt.
Aquello sorprendió al hombre, porque conocía ese apellido y la observó con curiosidad.
—Espere, ¿Es la señora Wytt? –repitió, y sonrió–. ¡Su esposo es el maestro de mí hija! –informó y María apretó su agarre en la taza, tanto que esta podría romperse–.
—Lo se.
—Ya veo, ¿Entonces qué pasó ese día? –quiso saber, refiriéndose a la vez que María fue a su casa de la nada–. ¿Pasó algo malo con mí hija? ¿Acaso va a reprobar la materia que le enseña su esposo?
El hombre se detuvo cuando las lágrimas comenzaron a caer nuevamente por el rostro de María, tal y como la primera vez que la conoció.
—¡¿Señora?! –preguntó horrorizado–. ¡¿Está usted bien?!
Maria no podía hablar, no tenía el valor de hacerlo, con movimientos temblorosos sacó su teléfono de su bolso y se lo dió, mostrándole todas las pruebas que la propia Tania le había enviado.
—Por favor, mire esto.
Él la miró con confusión pero asintió, su rostro se volvió sombrío al ver contenido del teléfono.
Fotos de ella desnuda con Lucas, videos de ellos haciendo el amor, mensajes provocativos y mucho más.
Él no podía creer lo que veía, su hijita, su princesa, estaba metida de amante con un hombre casado, estaba destruyendo una familia y lo peor es que estaba muy orgullosa de su acción.
siempre se sale adelante 🫣🫢🤫👋🇵🇦
no te conviene siendo el mejor abogado con todo lo que tu zorra le mando a Victoria tiene las de ganar y tu que eras embarrado