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Tú Mi Luna, Yo Tu Tierra

Tú Mi Luna, Yo Tu Tierra

Status: En proceso
Genre:Escuela / Romance / Colegial dulce amor
Popularitas:1.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Kitty_flower

Anne es una chica común: pelirroja, de ojos marrones y con una rutina sencilla. Su vida transcurre entre clases, libros y silencios, hasta que un día, al final de una lección cualquiera, encuentra una carta bajo su escritorio. No tiene firma, solo un remitente misterioso: "Tu luna". La carta está escrita con ternura, como si quien la hubiese enviado conociera los secretos que Anne aún no se atrevía a decir en voz alta.

Día tras día, más cartas aparecen. Cada una es más íntima, más cercana, más brillante que la anterior. Anne, con el corazón latiendo como nunca antes, decide dejar su respuesta: una carta pidiendo un número de teléfono, un pequeño puente hacia la voz detrás del papel.

Desde ese momento, las palabras ya no llegan en papel, sino en mensajes que cruzan el cielo entre la luna y la tierra. Entre risas, confesiones y silencios compartidos, Anne descubre que la persona tras el seudónimo no es un sueño, sino alguien real.

NovelToon tiene autorización de Kitty_flower para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

celos

Nunca pensé que lo vería tan seguido.

Desde la fiesta de primavera, Maicol empezó a acercarse a Diana. Primero fueron comentarios casuales en clase, luego risas compartidas en los recreos, y ahora incluso estudiaban juntos en la biblioteca. Al principio no me molestó. Diana tenía derecho a hacer amigos. Lo necesitaba. Le hacía bien. Lo entendía con la cabeza… pero mi pecho decía otra cosa.

El lunes entré al aula y lo primero que vi fue a Diana sentada con Maicol. Él le señalaba algo en su cuaderno y ella, con su sonrisa suave y apenas torcida, lo miraba con atención. Hasta se le escapó una pequeña risa. No cualquiera lograba eso. A mí me llevó semanas.

Me senté en mi lugar. Maicol levantó la vista y me saludó con una sonrisa cortés. Diana me miró también, su expresión se suavizó aún más al verme. Pero no vino corriendo como otras veces. No me hizo una seña para que me acercara. Se quedó ahí, con él. Y yo… sentí una especie de nudo retorciéndose bajo mis costillas.

“Es normal, Anne. Solo están hablando. No seas ridícula.”

Pero lo fui. Ridícula. Celosa. Tonta.

En el almuerzo los vi otra vez. Él traía dos botellas de jugo y le dio una a ella. Diana parecía nerviosa pero no se alejó. Aceptó. Y cuando él hizo un gesto exagerado para hacerla reír, Diana soltó una carcajada que no le había escuchado en días.

Quise tragar, pero la comida se me hizo piedra en la garganta.

Al día siguiente, me acerqué apenas la vi. Le sonreí, le tomé la mano. Diana se sonrojó, como siempre, y me miró con esos ojitos que me calman el alma. Pero antes de que pudiéramos hablar a solas, Maicol apareció con una carpeta en la mano.

—Diana, ¿trajiste los apuntes del proyecto?

Ella soltó mi mano. Me pidió perdón con la mirada. Y se fue con él.

Esa tarde, cuando caminábamos hacia casa, finalmente reuní el coraje.

—¿Te llevás bien con Maicol, no?

Ella parpadeó, como si no entendiera la pregunta.

—Sí… es amable. Me explica cosas sin apurarse.

—Claro… —fingí una sonrisa—. Me alegro.

Pero no me alegraba. Me carcomía.

~~~♡~~~

Los días siguientes no mejoraron. Diana empezaba a mencionarlo en nuestras conversaciones. “Maicol me ayudó con esto”, “Maicol dijo algo gracioso”, “Maicol me prestó un libro”. Y yo escuchaba, apretando los dientes detrás de una sonrisa educada.

Un miércoles, entré a la biblioteca para buscar a Diana. Habíamos quedado en estudiar juntas. Pero la vi sentada con él. Compartían auriculares. ¡Auriculares! Estaban escuchando la misma canción. Yo le había enseñado a amar esa música. Y ahora él estaba ahí, ocupando un espacio que creía solo mío.

Me marché sin que me vieran. Ese día no le escribí. Me odié un poco por eso.

~~~♡~~~

Dos días después, Diana me abrazó por detrás mientras sacaba libros de mi casillero. Me sobresalté, pero su calor me alivió un poco el alma.

—¿Estás enojada? —preguntó con voz bajita.

Negué con la cabeza. Pero mis ojos decían otra cosa.

Ella suspiró.

—Anne… sé que estás rara. Pero no sé qué hice.

Me mordí el labio. No quería soltarlo. Pero tampoco podía seguir con esa presión en el pecho.

—Es solo que… desde que hablás tanto con Maicol… no sé. Siento que ya no soy tan importante.

Diana abrió los ojos, genuinamente sorprendida.

—¿Estás celosa?

No supe qué decir. Me crucé de brazos. Miré el piso.

Ella me tomó la mano con delicadeza.

—Anne… yo te amo a vos. Con Maicol estoy aprendiendo a confiar en alguien más. No significa que deje de quererte. Él no me calma el corazón como vos.

La miré. Tenía esa verdad en los ojos que solo Diana puede tener. Su voz era torpe, pero cada palabra era un hilo que me sostenía.

—Me da miedo perderte —le confesé, bajito.

—Nunca me vas a perder. Pero… estoy creciendo, y vos me enseñaste a no tener miedo. ¿Está mal que intente acercarme a otros?

Negué con la cabeza, sintiendo vergüenza.

—No… está bien. Es solo que… yo también estoy aprendiendo. A veces me cuesta.

Diana sonrió, y su sonrisa fue un bálsamo.

—Entonces aprendamos juntas. Y cuando algo te duela… decímelo. No te lo guardes, ¿sí?

Asentí. La abracé fuerte. Y entendí que crecer con alguien también es permitir que ese alguien florezca con otros. Aunque duela un poco.

\---

Esa misma tarde, Maicol se acercó y me saludó.

—Hey, Anne… ¿podemos hablar?

Me sorprendí. Dudé.

—Sí… claro.

—Sé que no soy tu persona favorita ahora —dijo, rascándose la nuca—, pero quiero que sepas que respeto lo que tienen con Diana. Solo intento ser un buen amigo. Nunca haría nada para lastimarla.

Me quedé en silencio. Su sinceridad me desarmó un poco.

—Ella te aprecia mucho —le dije—. Solo… dale tiempo para equilibrar las cosas.

Él asintió.

—Gracias. Te prometo que estoy en su equipo.

Y, por primera vez, le creí.

~~~♡~~~

Nunca fui buena haciendo amigos.

La mayoría de las veces, mis palabras se quedaban atrapadas en la garganta. Los gestos de los otros me confundían, sus bromas me resultaban difíciles, y el ruido del mundo me sobrepasaba. Pero Maicol era… diferente.

No sé en qué momento se volvió tan constante. Tal vez fue en la fiesta de primavera, cuando me invitó a bailar y no me obligó a nada. Solo extendió la mano, sonriendo con calma, esperando mi ritmo. Esa noche fue la primera vez que me sentí cómoda con alguien que no fuera Anne.

Desde entonces, empezó a acercarse más seguido.

Maicol hablaba con voz suave, no se reía cuando no entendía algo, y nunca invadía mi espacio. Si me veía leyendo, esperaba que yo levantara la vista. Si me notaba incómoda, desviaba la conversación con una broma tranquila. No me hacía sentir mal por mis silencios. Los aceptaba.

Un día me pidió que le explicara algo de biología, y mientras hablábamos, se quedó escuchando con los ojos bien abiertos, como si todo lo que yo dijera fuera importante. Me hizo sentir… valorada. No rara. No incómoda. Solo yo. Diana.

Poco a poco, nuestras conversaciones se hicieron más largas. Me contó que le gustaba el teatro, que quería escribir una obra, que de niño tenía miedo al escenario pero ahora se sentía vivo allí. Le conté que de pequeña me escondía en el jardín de mi abuela para leer, y que mi mundo siempre había sido más claro entre páginas.

Reímos. Mucho. Más de lo que yo pensaba posible con alguien nuevo.

Me encontré esperándolo en clase. Sonriendo cuando se acercaba. Incluso un día compartimos auriculares para escuchar una canción que me recomendó. Me sentí valiente haciéndolo. Me sentí feliz.

Tan feliz… que no me di cuenta de lo que empezaba a dejar atrás.

~~~♡~~~

Una tarde, caminábamos hacia la biblioteca. Él hablaba sobre una escena que estaba escribiendo y yo escuchaba atenta, con curiosidad. Pero cuando pasamos frente al casillero de Anne… la vi.

Estaba ahí, de pie, mirándome.

No sonrió.

No bajó la vista.

Solo me observó. Como si quisiera decir algo. Como si algo le doliera.

Y entonces me di cuenta: hacía días que no hablábamos tanto. No le había escrito como solía hacer. No le había contado lo del proyecto con Maicol. Ni siquiera recordaba cuándo fue la última vez que le tomé la mano.

Se me heló el estómago.

—¿Estás bien? —me preguntó Maicol, notando mi silencio.

Asentí, apenas.

Pero no lo estaba. Algo en mi pecho se comprimía.

~~~♡~~~

Esa noche, estuve a punto de escribirle. Abrí el chat con Anne más de una vez. Pero no supe qué decir. ¿“Perdón por olvidarte sin querer”? ¿“Me dejé llevar y no te vi”? Cada palabra me sonaba torpe, insuficiente. Cerré el celular y lo apreté contra mi pecho.

Me dolía. Me dolía mucho.

Porque Anne era mi tierra. La que me sostenía. La que me entendía. La que me enseñó a amarme sin miedo. Ella fue quien me enseñó que las diferencias no son defectos. Que el amor no necesita ruido para ser fuerte.

Y yo… la estaba dejando a un costado. Sin querer. Sin notarlo. Como si fuera un error del corazón. Uno que recién ahora entendía.

La tristeza me envolvió como una nube densa. Me senté en el borde de la cama y sentí las lágrimas subirme a los ojos. ¿Cómo no me di cuenta antes? ¿Cómo pude no verla apagarse mientras yo reía con otra persona?

Maicol era un buen amigo. Lo sabía. Pero Anne… Anne era mi hogar.

Y estaba perdiéndolo.

Me abracé a mí misma, y en voz bajita, susurré:

—Lo siento, Anne…

Aunque ella no pudiera oírlo.

Pero sabía que debía hacer algo. Antes de que el olvido doliera tanto que ya no quedara nada que recuperar.

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Edna Escalante
que bonito amor, así debe de ser el amor, sin prisas, sin presiones, sin ataduras, sin palabras, solo emociones y el sentir que alguien más te mira como tú miras a ese alguien
Edna Escalante
no sé comomes.vivir con autismo, pero si se cómo se siente cuando el mundo te aisla solo porque eres diferente, y duele más cuando de tu propia familia te hace sentir qué eres un estorbo y te quitan tu valor
Edna Escalante: eso si, hay de familias a familias y no siempre se apoya a un hijo con una discapacidad diferente, no solo con autismo, mucha a veces algunos prefieren dejar a ese hijo en abandono solo porque no saben cómo tratarlo
Kitty_flower: yo soy autista y se comí se siente serlo. aunque tengo siempre el apoyo de mi familia, pero no siempre te toca buena familia
total 2 replies
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