Boy Alexander, un hombre de 28 años, ha dedicado toda su vida a servir a la familia Keano como asistente personal. Además, es el jefe del equipo de seguridad, liderando a todos los guardaespaldas que protegen a dicha familia.
Antes de ser adoptado, vivía en un orfanato. Nunca conoció a sus padres ni supo su verdadera identidad.
Por cumplir con su deber de proteger a una de las integrantes de la familia Keano, Boy se ve obligado a casarse con la joven señorita de la casa, lo que hace que su suegro lo desprecie, pues solo lo considera un simple asistente.
Lo que nadie imagina es que Boy es en realidad heredero de una familia poderosa. Su padre murió cuando él nació, y fue su propio abuelo quien lo arrojó al orfanato, rechazándolo porque no quería tener un nieto de baja cuna.
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Capítulo 8
Después de pensarlo mucho, finalmente Boy decidió llevar a Alexa a la mansión de la Abuela Margaretha.
Como asistente de confianza de la familia Keano, por supuesto Boy tenía acceso para entrar y salir de dicha mansión. Además, hasta ahora él solía vivir allí a menudo.
Boy conocía muy bien las costumbres de la Abuela Margaretha. Normalmente, la Abuela Margaretha siempre se acostaba puntualmente a las 9 de la noche. Pero ahora ya eran las 10 de la noche. Así que la Abuela Margaretha no sabría que Alexa estaba borracha. Porque por la mañana Alexa parecería recuperada si tomaba su medicina para la resaca.
¿Por qué Boy decidió llevar a Alexa a la mansión de la Abuela Margaretha? Porque si llevaba a Alexa a un hotel, no soportaría dejar a la chica sola. ¿Qué pasaría si de repente Alexa, estando borracha, saliera de la habitación del hotel y luego se encontrara con un hombre canalla?
Y Boy tampoco podía llevar a Alexa a su apartamento. Él sabía muy bien cómo era Alexa. Su comportamiento, incluso cuando no estaba borracha, a menudo era irracional. Mucho más si estaba borracha. No quería que Alexa lo acosara.
Boy detuvo inmediatamente su coche frente a la mansión. Tuvo que cargar a Alexa, que ya se había dormido, sobre su espalda. El hombre no dejaba de maldecir en su interior, porque Alexa siempre le causaba problemas.
La Abuela Margaretha siempre dormía en la habitación grande del primer piso. Mientras que las habitaciones que Boy y Alexa solían ocupar estaban en el segundo piso. Contiguas.
Después de llegar a la habitación, Boy acostó inmediatamente el cuerpo de Alexa sobre la cama. Él suspiró al escuchar a Alexa hablar en sueños mientras besaba el muñeco de la oveja Shaun que había estado abrazando todo el tiempo. "Te amo, ovejita. Quiero casarme contigo."
Muaaa...
Boy hizo una mueca de desdén mientras miraba a Alexa besar el muñeco de la oveja Shaun, frunciendo los labios. "Es muy rara. Le encantan los muñecos de oveja, incluso quiere casarse con ese muñeco."
Boy sonrió levemente. Había olvidado que Alexa era, en efecto, una chica rara. Pero lo que le sorprendía era por qué a tantos hombres les gustaba ella.
Por ejemplo, cuando Alexa todavía estaba en la secundaria. Alexa una vez le pidió ayuda a Boy para que fingiera ser su novio. Porque a menudo era molestada por los chicos a los que les gustaba.
Esto hacía que Boy se sintiera extrañado. ¿Qué era lo que los hacía enamorarse de Alexa?
Quizás porque a los ojos de Boy, Alexa no era una mujer. Era una niña muy mimada y que siempre le causaba problemas.
Boy recordó sus memorias de la infancia. Antes, cuando eran pequeños, Boy solía enseñarles a estudiar a Alexa y Maxime.
Cuando Boy le preguntó a Maxime qué quería ser de mayor, Maxime respondió que quería ser un gran empresario.
Pero cuando Boy le preguntó a Alexa, ella respondió en voz alta: "Quiero casarme con Boy".
Boy sonreía al recordar eso. Era comprensible, en ese momento Alexa solo tenía 5 años. Así que aún no entendía qué eran las aspiraciones.
Boy quiso cubrir el cuerpo de Alexa con una manta, así que rápidamente apartó el muñeco de la oveja Shaun de su abrazo. Sin embargo, Boy se sorprendió cuando de repente Alexa tiró de su mano. Haciendo que el cuerpo de Boy cayera ligeramente sobre el de Alexa.
Afortunadamente, Boy usó rápidamente ambos brazos como apoyo, para que su cuerpo no cayera sobre el de Alexa.
Sin embargo, de repente Boy se quedó paralizado cuando se dio cuenta de que su rostro estaba muy cerca del de Alexa. Incluso la distancia entre sus labios era de solo 1 centímetro. Casi se tocaban.
Bip...
Bip...
Bip...
El sonido de un teléfono sonando rompió el ambiente.
Al parecer, una mujer llamada Claudya le había enviado un mensaje a Boy.
