Herencia Rusa (Vendida A La Mafia Rusa 2)

(Narra Luna)

No sabía explicar lo que sentía, era tan extraño, tenía su olor impregnado por todo el cuerpo, nunca antes había hecho eso, mi abuelita estaría decepcionada, yo de cierta manera deje de evitarlo, deje de empujarlo y simplemente deje que siguiera, si al principio fue demasiado doloroso, nunca había estado con alguien y pensé durante años que el día que yo deseara estar con un hombre sería por qué lo amaba lo suficientemente enamorada, que yo misma le pediría que hiciera el amor y ahora ésto que había pasado ni siquiera era por amor y era lo que más me dolía, para el solo había sido un objeto.

Debía olvidar el hecho de que mi cuerpo reaccionara a él, que en sus ojos se notaba la miseria pura y que era palpable el sentimiento de dolor y hasta podía pensar que sus disculpas eran sinceras, que había en ese hombre que parecía hacerlo sufrir, porque la persona que yo veía no parecía ser la que se escondía tras esos hermosos ojos avellana, porque no pudo esperar, porque tuvo que tocarme, extrañamente no lo odiaba pero odiaba sus acciones.

Me senté en la cama con cuidado y observé mi cuerpo desnudo, el dolor en mis partes bajas me hizo sentir incomoda y me lamente había perdido lo que con tanto amor había cuidado, puse mi pie en la alfombra y apenas trate de levantarme perdí el equilibrio, sentí el dolor y con pasos lentos avance por la habitación al baño, abrí la puerta y me adentré.

Me mire en el espejo y pude ver los pequeños chupetones, nunca tuve uno y verlos ahora no podía dejar de pensar, había pasado y ya no había vuelta atrás, me metí a la tina y las lágrimas bajaron por mi mejilla, me sentía tan extraña, no quería ser la mujer que destruyera un matrimonio y lo peor de todo deseaba ser más que un objeto.

Lave mi cuerpo con rapidez y cuando salí del baño me encontré con la cama limpia, la sábana cubierta de sangre había desaparecido y había una pijama rosa en la cama, me acerque y tome la pijama era de una talla similar a la mía, me la puse y cayó una nota.

(Nota)

Lamento mucho lo que te obligue a hacer, soy un maldito animal, no debí forzarte y nada de lo que diga hará que me perdones, desearía volver el tiempo atrás y no haberlo hecho, pero nunca en mi vida había sentido lo que sentí contigo, se que eso no me justifica, pero no puedo olvidar el hecho de que ahora eres mi mujer y que te quiero junto a mi, no volveré a actuar así, conóceme y después crea una opinión mía.

Suspiré frustrada que era lo que ese hombre quería, sus disculpas sonaban sinceras, pero el hecho de que me tocará y que tuviera la esposa lograba que me sintiera más que confundida, me senté en la esquina de la cama pensando, todo había cambiado mucho, apenas ayer estaba sentada junto a mi abuela y ahora estaba lejos, ni siquiera sabía dónde y lo peor lejos de todos.

(Narradora)

Del otro lado de la habitación una voz hizo que Luna pusiera atención, camino hasta la pared y puso su oreja en la misma, esto para escuchar del otro lado.

Pasando la pared Caleb estaba en el suelo y abrazaba una almohada, mientras le pedía perdón por lo que hizo, la fotografía de su madre abarcaba la pared.

Caleb: Madre mía soy un miserable, porque hice eso, si te soy sincero nunca en mi vida había deseado a nadie como a ella, mi corazón salto con ella y como tú dijiste que cuando conociera a la persona indicada lo sabría y mi corazón dice que es ella, pero siempre me va a odiar, soy un ser miserable.

Las palabras de Caleb se adentraron en su corazón, de verdad estaba arrepentido, solo un hombre arrepentido le pediría perdón a su madre y lloraría con ella, pero eso no bastaba para que Luna pudiera confiar en el, al menos no por ahora, ya que ella seguía pensando que Sayumi era su esposa y que a él no le importaba hacerle sufrir.

La puerta de Luna se abrió, una mujer que me miró preocupada se acercó a mi, traía un gran tazón de sopa y la acomodo en la mesita de noche, me miró con tranquilidad y con una voz que sonó sincera me dijo.

Mujer: El no es una mala persona, nunca haría nada para lastimarte y si lo hizo hará lo que sea para remediarlo.

Luna: eres una mentirosa, tal vez el te pago para que me dijeras eso, además que clase de hombre se aprovecha de una mujer y no le importa lastimarla a ella y adu esposa.

Mujer: De que hablas niña, no tiene esposa y nunca había estado con ningún mujer, eres la primera que conozco, al menos tengo entendido que el no se había interesado en mujeres, no desde..

Luna: desde que, anda dilo, desde que que caso con Sayumi

Mujer: Jajaja, eres tan ingenua pequeña, algo le pasó antes, pero no me corresponde hablar de eso y la Señorita Sayumi es hermana del patrón, que ideas tan enredosas tienes

Luna: No se parecen, no mientas

Mujer: Claro que sí observa bien la foto, pero yo te dejo, veo que te encuentras más tranquila,come algo y descansa.

Luna: No porque el va a entrar

Mujer: No lo creo se ve tan mal que te aseguro que no va a querer causarte ningún miedo ni nada, así que duerme tranquila, el jefe es un hombre de palabra

La cara de Luna era de duda, porque cada cosa la hacía sentir más confundida, al menos algo bueno salía de esa conversación, ella no sería la causante del dolor de una esposa, ya que no había esposa, pero seguía insegura de las palabras de la mujer, era un hecho lo que había dicho pero tenía sus dudas.

Vaciló un rato hasta que decidió comer la sopa, su estómago estaba hambriento y le jugaba malas pasadas, cuando terminó, trato de caminar de nuevo, está vez no se cayó al suelo, la tarde había caído y la noche empezaba a notarse cuando observó la ventana, las misma voces del otro lado le causaron curiosidad, a pasos lentos se acercó a la puerta, está se abrió y se sorprendió no estaba cerrado, pero como que no era prisionera.

Recordó los hombres que custodiaban la propiedad, era obvio que no podría escapar, pero debía saber porque se escuchaba ruidos a lado, al menos comprobar con sus propios ojos que Caleb estaba más que arrepentido.

Abrió la puerta y la escena frente a ella hizo que su corazón diera un vuelco, fue un punto entre tristeza y sorpresa, el guapo chico estaba tirando en el suelo, observaba el techo y la botella de whisky en su mano denotaba lo que pasaba estaba borracho, lo suficientemente para casi perder la razón, Luna acercó a su lado y este la miro, le pidió disculpas entre lágrimas y mirando la gran foto le dijo.

Caleb: No merezco tu perdón, soy una escoria y mi madre se avergonzaría de un hijo como yo, se como te sientes yo también me siento así, lo único que deseo es tu perdón.

El hermoso corazón de Luna sintió sinceridad, algo en sus ojos dijo que no mentía y algo en su corazón la hizo creerle , no usaría de pretexto a su madre si no estuviera arrepentido.

Luna: Está bien, te perdón, perdonó lo que me has hecho, pero eso no significa que confiaré en ti

"Eres la hermosa imagen de tu madre Luna "