Apuesta De Amor

Me desperté en la mañana, me metí a la ducha y me aliste para ir al instituto.

Llegué al instituto con mi mochila y una taza de café en mano, lista para enfrentar otro día de clases.

Mientras caminaba por los pasillos, saludé a algunos compañeros de clase, pero mi mente estaba en otro lugar:

La Hermandad y su misterioso "sector 3".

Me dirigí a mi primera clase, Literatura, y me senté en mi lugar habitual junto a Nadia.

Ella me miró con curiosidad y susurró:

—Astrid, ¿qué pasó anoche? —

Justo entonces, la puerta del salón se abrió y entraron los hermanos Scott: Alex y Axel.

Mi corazón se aceleró ligeramente, recordando mi desafío con Nadia de conquistar a los hermanos Scott en dos meses.

Alex, el "chico perfecto", me lanzó una sonrisa breve mientras se sentaba en su lugar, mientras que Axel, el "chico malo", me miró... con total indiferencia, como si yo fuera invisible o no mereciera su atención.

Su expresión era fría y distante, sin un destello de interés en sus ojos.

La profesora de Literatura comenzó la clase, pero Axel ya se había vuelto a sentar, dándome la espalda como si yo no existiera.

Mi orgullo se sintió un poco herido por la indiferencia de Axel, pero mi atracción hacia él aumentaba más. Siempre he estado acostumbrada a que los chicos caigan rápidamente por mí... Pero él… Es diferente. Me encanta.

La clase continuó, pero mi atención se centró en planear mi próximo movimiento:

¿Debería "accidentalmente" rozarme con él en el pasillo? ¿O ignorarlo completamente?

De repente, sonó la campana del recreo y Nadia me susurró:

—Vamos al patio, Astrid... los hermanos Scott suelen ir allí.—

Salimos del salón de clases y nos dirigimos al patio del instituto, un lugar bullicioso lleno de estudiantes riendo y jugando.

Nadia me tomó del brazo y me guió hacia una zona con vistas al campo de fútbol, donde efectivamente estaban los hermanos Scott: Alex estaba rodeado de un grupo de chicas admiradoras, Axel se encontraba solo, sentado en un banco, con los ojos fijos en su teléfono.

Nadia susurró:

—Axel parece aburrido... ¿por qué no vas a 'rescatarlo' de su teléfono?—

Me reí suavemente y comencé a caminar hacia él.

Me acerqué al banco donde Axel estaba sentado, con una sonrisa casual en mi rostro.

Mientras pasaba junto a él, "accidentalmente" solté mi bolígrafo favorito, que cayó al suelo con un pequeño ruido.

Me agaché para recogerlo, esperando que Axel me ayudara o al menos me mirara...

Pero en lugar de eso, él se inclinó hacia adelante, recogió el bolígrafo...

y me lo entregó sin decir una palabra, sin mirarme a los ojos, sin ninguna expresión en su rostro.

Luego, se levantó del banco y se alejó caminando, dejándome con el bolígrafo en la mano y una sensación de total indiferencia.

Nadia, que observaba desde lejos, se acercó a mí con una sonrisa intrigada:

—¿Qué pasó? ¡Estabas tan segura de que lo conquistarías!—

—Creo que Axel es un desafío mayor de lo que pensé... Y eso, me gusta más de lo que me imaginé.

La campana sonó, indicando que el recreo había terminado, y nos separamos para ir a nuestras respectivas clases siguientes.

Me dirigí al salón de Matemáticas, donde ya estaban sentados mis compañeros, incluyendo a Alex, que me sonrió al verme entrar. Me senté en mi lugar y saqué mis libros, pero mi mente aún estaba en Axel y su extraña reacción...

¿Qué había detrás de esa indiferencia?

No lo sabía, pero estaba dispuesta a averiguarlo.

El profesor de Matemáticas comenzó la clase, y yo intenté enfocarme en las ecuaciones, pero mi curiosidad sobre Axel persistía. Mientras que Meredith seguía enfocada en verle los sexys brazos al profesor Jaxon.

Alex, sentado en la fila de atrás, se inclinó hacia adelante y susurró en mi oído:

—Astrid, estás aún más hermosa cuando te concentras en matemáticas... Pero sigo pensando que te verías mejor desnuda debajo de mí—

Me estremecí ligeramente al sentir su aliento en mi oreja, y mi corazón latió un poco más rápido.

Me volví ligeramente hacia él, sonriendo, y nuestros ojos se encontraron por un instante antes de que yo me volviera hacia adelante.

Alex continuó susurrando:

—¿Necesitas ayuda con las ecuaciones... o solo con ignorar a mi hermano?—

Mi sonrisa se amplió, intrigada por su comentario sobre Axel...

Me reí suavemente y susurré de vuelta a Alex:

—Ambas cosas, quizás... ¿por qué Axel me ignora así?—

Alex se rió bajito y su aliento volvió a rozar mi oreja:

— ¿Por qué mejor no te enfocas en mí?, ¿No crees que sería mejor follar conmigo que con él o... Prefieres un trío?—

Pero que demonios.. Aunque no estaría mal un trío con esos bombones.

Astrid, concéntrate. Por una vez en tu vida no piensen es sexo.

—¿Quién está hablando de sexo?— pregunté con una ceja alzada — Respóndeme, ¿Por qué Axel actúa así con todos?

—Porque, Astrid, mi hermano tiene un problema... no se rinde fácilmente, pero cuando lo hace es para siempre.—

El profesor de Matemáticas nos lanzó una mirada de advertencia, y Alex se recostó en su silla, sonriendo aún, mientras yo me quedaba intrigada con su revelación sobre Axel...

Definitivamente, Axel Scott me llenaba de intriga cada vez más.

De repente, la campana sonó nuevamente, indicando la hora del almuerzo. Tomé mis cosas y me dirigí a la cafetería, pero en el camino justo frente a los baños, me volví a encontrar nuevamente con Dan.

Me acorraló a la pared y me susurró en el oído:

—Realmente eres única. Todas las chicas quisieran tener mi atención, pero tú solo me ignoras —

Maldición, este imbécil ya me tiene hasta los ovarios.

—¿No entiendes que no me agradas?— dije con un tono frío e indiferente

—No te hagas la difícil conmigo, en la cama no te me resistirías— dijo en un susurró, mientras mordía sutilmente el lóbulo de mi oreja.

Sí que tiene cojones, pero ya me cansé de este estúpido inútil

—Tienes razón, ¿Lo hacemos aquí mismo?— dije con una mirada pícara y coqueta, extendí mis brazos hacía su cuello, roce con mi pierna derecha su miembro el cual ya estaba erecto y con una voz sensual le sugerí entrar al baño.

Una vez dentro del baño, lo acorralé a la pared, es más alto que yo, pero eso no me impide ponerle mis manos al rededor de su cuello.

— No sabes con quién te estás metiendo, ¿Acaso quieres que te maté aquí mismo?— dije mientras lo asfixiaba

— Esto me excita más — dijo con una voz apenas audible

Sí que tenía cojones para desafiarme. Solté mi agarré de su cuello, mientras él recuperaba el aliento, saqué de mi falda un arma y disparé a un lado de su pierna.

— Esto es solo una advertencia, la próxima no me va a importar que estamos en una escuela para hacerte migas la cabeza — dije con una mirada penetrante mientras apuntaba su cabeza con el arma—¿Entendiste o quieres probar de una vez?

— S-si — dijo con una voz quebrante, apenas audible. Su temor era palpable

— Bien, ahora largo y no te interpongas en mi camino… O la próxima, no voy a dudar en meterte una bala en la cabeza— dije con una mirada penetrante y amenazadora.