La Transmigración de la Diosa Asesina

"—¿Para quién uno más, señor? —preguntó la camarera.

—Para la mujer que me salvó —dijo Zeiro, sonriendo mientras miraba a Dewi.

—No sonrías así, es espantoso —dijo Dewi haciendo un puchero y poniendo los ojos en blanco.

—Vamos, señor, lo acompañaré a su habitación —dijo una de las camareras, caminando primero. Ambos siguieron a la camarera hasta la habitación que Zeiro había solicitado.

Al llegar frente a una puerta tallada en madera de teca con un color único, la camarera abrió la puerta.

—Adelante, señor —dijo la camarera sonriendo coquetamente a Zeiro.

Zeiro entró en la habitación y Dewi lo siguió desde atrás.

—Con permiso, señor —dijo la empleada inclinando la cabeza en señal de respeto. La camarera se fue.

Dewi miró alrededor del lugar, realmente espacioso y muy cómodo.

Dewi se sentó en el sofá mientras Zeiro hablaba por teléfono frente a la ventana de cristal, mirando hacia afuera.

—Sí, investiguen más a fondo, no quiero que algo así vuelva a suceder, acaben con todos los que participaron en eso, no quiero sanguijuelas en el futuro. Háganlo limpiamente —dijo Zeiro colgando el teléfono.

Zeiro miró hacia atrás, mirando a Dewi que estaba mirando al cielo.

Pensándolo bien, a Zeiro le gustaba Dewi la asesina, pero desafortunadamente Dewi la asesina ya tenía novio y eso se había anunciado a todo el mundo, así que prefirió retirarse y no gustarle a nadie. Dewi la asesina fue su primer amor, muchas personas intentaron juntar a Dewi la asesina y a él, pero Dewi la asesina pensaba diferente, en cambio, le gustaba una persona común y no lo consideraba. Por ejemplo, si él y Dewi se hicieran novios, el mundo se conmocionaría porque ambos son influyentes.

Pero todo eso ya pasó, Dewi también se fue para siempre, ahora solo está la mujer que lo salvó, ella vive como una persona común, pero es extraordinaria.

—No la dejaré ir —dijo Zeiro en su corazón, sonriendo.

¡Toc! ¡Toc! ¡Toc!

—Señor, la comida está lista —dijo la camarera que trajo la comida.

—Adelante —respondió Zeiro, levantándose de donde estaba sentado y sentándose junto a Dewi.

La camarera entró y colocó la comida sobre la mesa.

—Adelante, señor —dijo la camarera sonriendo con la esperanza de que Zeiro la mirara, pero Zeiro no le prestó atención en absoluto.

Como Zeiro no la miró, la camarera hizo un puchero y se llevó la mesa con ruedas de la habitación.

—Vamos a comer —invitó Zeiro.

—Por lo que veo, todas tus camareras solo te miran a ti y no se dan cuenta de mi presencia, ¿eres tan deslumbrante que las personas a tu alrededor son invisibles? —preguntó Dewi, tomando un plato con pasta y abriendo el plástico que envolvía los palillos.

—¿Es así? ¿Parece eso? —preguntó Zeiro girando su cuerpo hacia Dewi, sonriendo y entrecerrando los ojos.

—No me mires así, es muy incómodo —dijo Dewi, tragando directamente su comida.

—Dewi, si te dijera que me gustas, ¿me creerías? —preguntó Zeiro.

Dewi escupió directamente la comida de su boca. Zeiro rápidamente tomó un pañuelo y limpió la boca de Dewi.

—Aquí, bebe esto —dijo Zeiro dándole a Dewi jugo de frutas.

Dewi lo succionó a través de la pajita y respiró hondo.

—No hagas bromas así, solo di que te gusta alguien pero yo soy el objetivo, no digas que quieres ver la reacción de la mujer que te gusta cuando dices eso, no me conviertas en una rata de laboratorio —regañó Dewi.