Dos hermanos contra lo que acecha a su familia. Annabeth y Joseph descubren que su familia tiene una relación con un ser que había vivido décadas atrás. Todo comienza a despertar en un pequeño pueblo donde los hermanos llegan, lo que parecía ser una semana de vacaciones con la familia se convierte en una búsqueda del más allá.
¿Maldición o bendición? ¿Premio o castigo?
¿Qué es lo hay detrás de todo?, ¿Vida o muerte?
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Capítulo 13.
Una sombra se hace presente en el sitio, Annabeth siente como su cuerpo empieza a entumecerse como en sus pesadillas.
Conjura un hechizo de protección y de esta manera su cuerpo puede moverse, se da la vuelta para encarar a ese ser, pero este se encontraba a varios metros de distancia.
— Annabeth. —
Una voz profunda parece emerger de las profundidades de la tierra y resuena entre los árboles como eco, una bandada de cuervos levantan su vuelo y su graznido hace que el momento sea más tenebroso.
— Annabeth. —
Vuelve a repetir su nombre, la pelinegra trata de mantener la calma porque sea lo que sea que estuviera ahí no logrará intimidarla.
« Joseph, Joseph necesito un poco de ayuda »
« Annabeth »
Aquella sombra interfirió con la comunicación telepática entre ambos hermanos, ahora Annabeth no sabe si su hermano está bien o está en peligro.
— ¿Quién eres? ¿Qué es lo que quieres? —
Pregunta mientras mira como esa figura encapuchada se acerca lentamente en su dirección, aprieta los puños lista para atacarlo en caso necesario.
— Annabeth. —
— ¿Qué demonios quieres? Un paso más y te destruiré. —
Advierte la chica levantando la mano y en su palma, chispas empiezan a formarse iluminando alrededor de ella.
El desconocido suelta una pequeña risa acercándose lentamente haciendo que todo pareciera una eternidad. Annabeth empieza a retroceder sintiendo por una conexión con su hermano que la respiración de este comienza a agitarse signo de que está en peligro, una frase y saldrá corriendo a socorrerlo.
— Annabeth, ¿Me tienes miedo? —
Ella muestra una ligera sonrisa ladina mientras se cruza de brazos deteniéndose, lo mira con seriedad.
— ¿Miedo? ¿Cómo podría tenerle miedo a un tipo desconocido que se oculta bajo esa capucha e intenta actuar de manera misteriosa? —
Pregunta con sarcasmo notorio, el desconocido suelta una risa, divertido ante la situación. La reacción de la pelinegra es lo que se esperaba y procede a quitarse la capucha que ocultaba su rostro.
— ¡Algodón de azúcar! —
La voz exaltada de Joseph hace que Annabeth salga disparada en búsqueda de su pequeño hermano, sin darle tiempo de ver quién era ese desconocido. El hombre solo vuelve a sonreír antes cubrirse la cabeza nuevamente y desaparecer sin dejar rastro, dejando atrás unas cuantas palabras.
— Ten cuidado, mi seguidora...ella es muy fuerte. —
— ¡Joseph! Aléjate de mi hermano. —
La pelinegra agita su mano creando una esfera transparente llena de rayos en su interior que es lanzada al desconocido que estaba entre los árboles, este por su lado al recibir el impacto sale volando lejos.
— Joseph, ¿Estás bien? —
Annabeth se acerca a su hermano con preocupación, su hermano, aquél lobo con aura dominadora yacía en el pasto sin moverse, luego de que su hermana mandara volando a la otra persona su cuerpo empezó a recuperar la movilidad, la pelinegra se acerca al lobo y le transfiere de su propio maná haciendo que de inmediato él vuelva a su forma original.
— Estoy bien, fue solo un descuido. —
Responde parándose junto a ella mientras ambos miran en la dirección por la que había sido lanzado ese ser, una risa resonó a los alrededores, pero esta vez era femenina.
— Annabeth... siempre tan sobreprotectora con tu hermano. —
— Joseph, atrás. —
El pelinegro hace caso y se para detrás de su hermana mientras ésta mantiene las palmas de sus manos abiertas en dirección al suelo, cierra los ojos y al abrirlos nuevamente, una formación mágica invisible se extiende por todo el bosque.
— Ahora. —
Joseph sonríe con malicia y un brillo se muestra en sus ojos antes de elevarse por el aire y sacar dos pequeñas dagas lanzandolas al objetivo que su hermana le había hecho ver. Un quejido de dolor se escucha apenas, pero gracias a los oídos avanzados de ambos logran escucharlo.
— Nadie, absolutamente nadie podrá hacerle daño a mi hermano, porque yo me encargaré de destruirlo si intenta hacerlo. —
Otra carcajada se escucha y empieza a menguar con los segundos.
— Joseph, volveré. —
Las últimas palabras llegan como un murmullo, la neblina que cubría todo empieza a desaparecer. Los dos hermanos saben que aquellos seres se habían marchado. El cuerpo de Joseph casi cae al suelo de no ser por Annabeth quien le sostiene del brazo.
— ¿Qué sucede contigo? —
Pregunta ella mientras lo ayuda a sentarse en el pasto, este por su parte parece exhausto algo muy raro porque posee un fuerte maná.
— Yo...no puedo creer que me haya derrotado una mujer. —
Responde incrédulo el chico mirando a la nada aunque lo que realmente piensa es otra cosa, usa un hechizo para que su hermana no pueda leer sus pensamientos.
— ¿Es en serio? Te he derrotado tantas veces y apenas te das cuenta de eso. —
Comenta Annabeth soltando una carcajada de diversión, el chico simplemente niega con la cabeza.
— No tú, ella...tú no cuentas como una mujer...eres casi como mi hermano. —
Al terminar de decir esto el pelinegro se levanta de inmediato y sale corriendo iniciando con la carrera que habían dejado antes, la hermana indignada por su comentario se avalanza sobre él y empieza corretearlo por el bosque.
— ¡Joseph Slander! ¡Cómo te atreves! ¡Soy una señorita, una dama! —
El momento tenso de hace unos minutos desaparece dando paso a un ambiente más animado y lleno de bromas de parte de los dos hermanos quienes ríen y charlan mientras se dirigen a la montaña que habían acordado.