Ivin quiere lo mejor para su familia y por eso esconde un secreto: por las noches es dama de compañía. Durante una noche de trabajo, se reencuentra con su crush de toda la vida. ¿Qué podría pasar cuando tu primer amor te confiesa estar enamorado de ti, pero tú estás en alquiler para otros hombres? ¿Por qué el amor es difícil a veces? ¿Por qué estamos aquí? ¿Por qué el amor no siempre nos salva?
NovelToon tiene autorización de Irwin Saudade para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
SER SINCERA
La noche era fresca y tranquila. Había muchas personas que habían venido a ver la lluvia de estrellas. Jonatan caminaba a mi lado, vestía su uniforme de policía y no me daba miedo que la gente nos viera así.
—¿Te fue bien el día de hoy? —Me pregunta él.
—Sí. Fue un buen día —no quise informarle que la tarde se complicó un poco por lo de mi padre.
Llegamos al telescopio lunar.
—Me alegro por ti.
—¿A ti como te fue hoy?
—El día estuvo tranquilo. Me tocó estar a cargo de la seguridad de este evento.
Nos encontrábamos en el INAOE.
—Las personas aquí presentes podemos confiar en que tu gente cuida de nosotros, ¿verdad?
Asintió, sonrió.
—¡Por supuesto! Pero en tu caso es diferente.
—¿Diferente?
—Sí. Es que a ti te cuido yo. El primer comandante está a cargo de ti está noche.
—¿Primer comandante?
—Ese soy yo. Estoy aquí para disfrutar la velada y protegerte de cualquier cosa que pudiera hacerte mal.
Sus ojos brillan y no me siento nerviosa o temerosa de él. Sus palabras me hicieron pensar en lo que significaba la palabra "mal". ¿Y que es lo que podría hacerme mal? ¿Qué es lo que me podría hacer sufrir? ¿De que cosas podría protegerme Jonatan?
—¡Eres muy lindo! —Fue lo primero que se me ocurrió decirle.
Y esas palabras iluminaron su rostro. El hombre a cargo del telescopio lunar me hizo una seña para que pudiera pasar a observar la luna. ¿Y cómo era la luna? ¿Por qué brillaba con tanto esmero entre tanta oscuridad a su alrededor? ¿Por qué existía?
...🦋🦋🦋...
—¿Que te gustaría cenar? —Pregunta él—. ¿Te gustan los molotes?
—Sí, los de tinga son mis favoritos.
—Yo no los he probado aún.
—Bueno, si quieres podemos cenar eso.
Afuera del observatorio, había un lugar donde venden garnachas y fritangas. ¡Era muy pintoresco!
—Bueno. Si me gustaría.
Quise conocerlo a él.
Así fue que ambos caminamos hasta entrar a ese establecimiento. Había familias, novios, solteros y amigos divirtiéndose de forma agradable en su cena. ¡Si tan solo mi padre no se hubiese enfermado! Las cosas serían muy distintas para cada uno de nosotros. ¿En dónde nos encontraríamos ahora mismo? ¿Tendría límites de hora para regresar a casa? ¿Mis padres estarían disfrutando de la compañía de sus hijos mientras cenábamos comida picante? ¡Lástima que a veces la vida no siempre es como queremos!
Sus labios estaban sonriendo y la forma en que me miraba me hizo sentir cómoda.
—Lamento haber llegado tarde —dije para disculparme, porque en realidad, aún no lo había hecho.
—Tranquila. Yo entiendo que a veces surgen los imprevistos. Lo bueno que ya estás aquí.
Sonreí. Jonatan me miraba con ojos pizpiretos. Recargó sus brazos cruzados contra la cubierta de la mesa. Alcé la vista hacia una chica que parecía ser la mesera del puesto.
—Aquí están sus bebidas —dijo ella.
Puso dos botellas de vidrio, ambas de color amarillo. ¡Boing de mango!
—¡Gracias! —Le respondí a la chica.
Ella asintió y se alejó de nosotros. Me empine la botella, mis labios abrazaron el cristal y el sabor del mango me hizo sentir refrescada.
—Veo que tenías mucha sed.
Sus labios sonreían y de pronto me sentí en confianza con él. No pensé en mi respuesta y solo lo dije.
—Sí. Es que anduve corriendo este día. Llegué tarde porque mi papá no quería ponerse una inyección y al final yo se la tuve que poner porque con mi mamá no quiso.
Dejé escapar un suspiro, mis palabras fueron capturas por la atención de Jonatan. Su semblante se transformó rápidamente y mi cerebro se percató de aquel descuido mío. ¡Ahora tendría que explicarle más sobre mi vida personal!
—¿Tu papá está enfermo? —Está vez su mirada se tornó en preocupación.
Bajé la mirada por unos segundos, el ruido de nuestro alrededor fue un poco intenso y yo esperaba poder evitar tener que dar una respuesta. ¿Valdría la pena seguir evitando todos estos sentimientos?
—Ahora se está recuperando. Él casi se nos muere.
La forma tan directa de decir las cosas me hizo reflejar aquella frialdad que en mi corazón también habitaba.
—¿De verdad?
Dejé escapar un suspiro, necesitaba encontrar la forma de no dar una explicación tan larga. Los meses me habían hecho odiar el tener que repetir la historia de la enfermedad de papá.
—Sí. Fue por enero de este año.
Parecía estar muy impactado con mi respuesta.
—¿Qué fue lo que le pasó?
Bebí un poco más de jugo, ni siquiera había sido capaz de notar que ya me había tragado tres cuartos del líquido.
—Una infección en el cerebro, meningitis.
El tiempo y los sucesos me habían hecho ser un poco dura, algo fría y muy cortante con lo que se relacionaba a la enfermedad de mi padre.
—¿Y ahora está bien?
—Dentro de lo que cabe, papá está estable. Tiene que tomar tratamiento y el médico le mando vitaminas en inyección.
Los ojos de Jonatan parecían estar pintados con compasión e interés hacia mis problemas familiares. ¿La enfermedad es un problema? ¡Más que un problema, las enfermedades son injusticias para la humanidad!
—¿Y hace cuanto tiempo que él está así?
—Fue a inicios de este año. Para ser exactos, durante la primera semana de enero.
—¿Y cómo te sientes por esta situación?
Esta era la primera vez que alguien ajeno a mi familia estaba preguntando por mi salud emocional. Se sentía bien saber que aún hay personas interesadas en algo más que un simple buen rato. Los ojos de Jonatan me hicieron sonreír con esa pregunta y me sentí demasiado bien al estar aquí. ¡Mis mentiras me hicieron sentir libre esta noche!
—Creo que ahora lo he asimilado. O sea, al principio fue algo inesperado y muy doloroso. Pero al final creo que lo hemos ido superando bien como familia. ¡El buen ánimo y el tiempo son piezas clave para no derrumbarse!
Sus cejas parecieron enmarcarse de forma curiosa. Su barba tuvo un movimiento leve a causa de una sonrisa.
—Pareces ser muy fuerte. Digo, tu respuesta fue muy directa y suena bastante bien lo de asimilarlo junto con tu familia. ¡Me sorprendes!
Asentí. La mesera parecía acercarse con nuestra cena.
—Tengo curiosidad —se animó a preguntarme.
—¿Sobre qué?
Nos miramos directamente a los ojos y una sensación curiosa se desencadenó en mi interior. ¿Que era?
—¿Por qué decidiste convertirte en escort?
Mi corazón se puso nervioso y me dieron ganas de huir en ese instante. ¿Por qué tenía curiosidad sobre ese tema? ¡Aun no estaba lista para dar explicaciones!