chicas no me maten, pero necesito publicarla o se me va a ir la idea
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capítulo 13
En el departamento de Sergio, Mark leía atentamente la tablet con toda la información que había conseguido, no solo de la familia Vitale, sino también de Vivían. La mirada oscura y fría de Mark indicaba que aquello lo había tomado por sorpresa. Sin decir una palabra, Sergio sirvió dos tragos y, entregándole uno, dijo:
—¿Qué piensas hacer? ¿Estás seguro de que quieres meterte con esa gente?
—Ellos se metieron conmigo —replicó Mark, volteando la pantalla y mostrando una foto de Nikolai—. Este tipo se presentó hoy frente a mí y se atrevió a amenazarme.
—Mark, esas personas tienen contacto con la mafia rusa, y no solo eso, son dueños de las mayores empresas multinacionales del mundo. Te recomiendo no meterte en su camino. Esto es más grande que...
—No me interesa. Le demostraré que aquí no están en su país. No pueden llegar a la casa de otro hombre y actuar como si fueran dueños del lugar. Esta es mi casa, y como te dije antes, aquí no hay lugar para ellos.
Sergio bebió un sorbo de su trago y preguntó:
—¿Tú sabías que Vivían tenía ese tipo de amistades?
Mark guardó silencio unos segundos antes de responder con otra pregunta:
—¿Estás seguro de que cuando se fue, lo hizo con Nikolai Vitale?
—Sí. Las cámaras del aeropuerto la muestran junto a él.
—No entiendo cómo es que se conocen... Vivían jamás tuvo muchos amigos aquí. Yo conocía a todos, y la mayoría dejó de hablarle cuando se empezó a comportar como una perra con Camila.
—Yo tampoco lo entiendo. En la universidad siempre fue muy reservada y no tenía amigos —Sergio pareció recordar algo y agregó—: A menos que... No, imposible.
—¿Qué cosa?
Mark lo miró expectante, y Sergio, aún con dudas, contestó:
—No lo creo, sería mucha coincidencia. En el informe hay un artículo viejo que informa que Sergei Vitale buscaba a su hija perdida. La noticia es antigua, y se rumoraba que la esposa del empresario había perdido la cabeza tras la desaparición de su hija recién nacida.
Mark volvió a mirar las fotos de la familia Vitale. Al notar el gran parecido entre Nikolai y Vivían, guardó silencio. De pronto, recordó las palabras que ella le dijo durante una discusión. Todo empezó a cobrar sentido. Miró nuevamente a Sergio y afirmó:
—Creo que no te equivocas.
Sergio lo miró sorprendido y luego sonrió.
—¿No te parece irónico? La acusabas de oportunista, de estar interesada en tu dinero, y resulta que su familia es dueña de más de siete empresas como la tuya, y mucho más grandes.
—Lo que no entiendo es por qué, si era así, fingió no tener a nadie más y me obligó a casarme con ella de todos modos. No tiene sentido.
—Debe haber una explicación. Veré qué más puedo averiguar y luego te informo. Ahora, si eso era todo, déjame descansar. Mañana tenemos una reunión muy importante y me tienes trabajando a deshoras. Ser amigo del presidente de la empresa no me beneficia en absoluto.
Mark lo miró mal y replicó:
—Bien, descansa. —Se levantó del sofá y, antes de salir, añadió—: Gracias, amigo.
Sin más, se marchó. Sergio se dispuso finalmente a descansar.
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A la mañana siguiente, en XRV‐Motors, una rueda de prensa había sido convocada desde muy temprano. Los periodistas de las revistas más importantes estaban presentes. Una vez que todo estuvo listo, Sergei, junto con sus hijos, dio inicio al evento.
—Muy buenos días a todos. El motivo de esta convocatoria es hacer algunos anuncios. En primer lugar, me complace informarles que la Corporación Vitale abrirá una nueva sede aquí en Los Ángeles.
Los periodistas reaccionaron sorprendidos, sabiendo que eso significaba la llegada de grandes capitales extranjeros. Antes de que pudieran recuperarse del todo, Sergei sonrió y añadió:
—También quiero invitarlos a la fiesta que celebraremos en honor a nuestra llegada. Hay muchas razones para festejar, y queremos que ustedes formen parte de ello. Dicho esto, pueden hacer sus preguntas.
Las cámaras empezaron a disparar y, poco después, uno de los periodistas preguntó:
—Muy buenos días. Felicitaciones por su llegada a nuestra ciudad. Mi pregunta es para su hijo: ha circulado un video en redes donde se le ve enfrentándose al CEO de la empresa L‐Motors. ¿Esa disputa fue por una posible competencia empresarial o se trata de algo más personal? Hay imágenes que vinculan a la esposa del CEO con los señores Vitale, lo que ha generado muchas dudas.
Alek miró a su padre y, con gesto serio, respondió:
—Con respecto al video, no me retracto de mi actitud, porque eso equivaldría a justificar que un hombre insulte, maltrate y denigre a una mujer. Mi padre nos enseñó a respetar a las mujeres, y mucho más si se comete una injusticia. El señor Lauren acusó a su esposa de adulterio en mi presencia por una simple foto del día anterior. Su nivel de agresividad me hirvió la sangre. No sé qué harían ustedes si alguien insultara así a su hermana, pero nosotros, los hombres rusos, no toleramos esas faltas de respeto. La pelea fue el resultado de esa discusión. No me enorgullece, pero tampoco permitiré que alguien denigre a mi familia en mi presencia.
Los periodistas quedaron impactados y uno de ellos preguntó rápidamente:
—¿Está diciendo que la señora Lauren es su hermana?
Sergei tenía planeado revelar ese hecho durante la fiesta, pero había cambiado de opinión esa misma mañana. Por eso respondió con firmeza:
—Sí. Desde hoy, mi hija vuelve a ser Vivían Elizabeth Vitale. Esa es una de las razones por las que hemos decidido establecernos aquí.
Las preguntas no tardaron en multiplicarse. Tras media hora, la rueda de prensa concluyó. Nikolai sonrió y comentó:
—Muy bien, padre. El juego ha comenzado.
—Eso parece. ¿Hablaste con Andrei?
—Sí. Dijo que te llamará más tarde.
—Perfecto. Empecemos con la segunda parte. Vladímir, ¿qué averiguaste de los empresarios locales?
—Vamos a mi oficina. Allí tengo todo preparado.
—Muy bien. ¿Alguien sabe dónde está Vivían? No quiero controlarla a cada instante, pero aún no estamos en casa, y esta ciudad no es segura.
Alek lo miró con algo de ternura y respondió:
—Padre, no empieces. Sabes que eso no le gusta. Estará bien. Esta mañana dijo que tenía que revisar unos edificios. Iván iba con ella.
Sergei asintió, intentando calmar la ansiedad. Aunque se mostraba tranquilo, sabía que su hija no había pasado bien sus días allí. Y, conociendo cómo la habían tratado, no podía evitar preocuparse. Sin más, todos se dirigieron a sus respectivas tareas. Tenían muchos asuntos por resolver, además de preparar el evento que estaban a punto de dar...
Es el famoso libre albedrío, del que todos ante una disyuntiva echamos manos ✋ y optamos por algo en entredicho 👍🏻🙌
Y tampoco ha habido acción 🤷 de él hacia Camila, para que descubran la joyita que es 🤨😵🤯