Luna Cáceres quedó embarazada por confundir su laxante con el afrodisíaco de su amiga. ¿Con quien estuvo? No tiene idea. Lo único que sabe es que fue un maldito español que se aprovechó de su predisposición cuánto quiso.
Aquel español es el hijo de su padrastro, a quien conocerá por la boda en que sus padres sellarán su amor.
Ellos no se reconocerán, pero el español tiene un gran problema que le impide relacionarse con cualquier mujer, pero que curiosamente no le impidió estar con Luna.
¿Qué ocurrirá cuando él sepa que aquella noche inolvidable fue con su hermanastra? ¿Cómo reaccionará ella al saber quién es el padre de su hija?
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CUIDAR LOS DETALLES
PABLO MONTES
-Tengo la solución- Veo a Mark expectante porque desesperadamente necesito una que por años no he podido encontrar- ¿Y si seduces a una pelirroja?
-Ya lo intenté y no funcionó- Miro hacia abajo inconscientemente y él niega
-Mira, puedes ir al mismo hotel con una pelirroja. Le dices que tu fetiche es un perfume en particular y se lo aplicas. No podría fallar- Lo pienso durante algunos instantes y creo que tiene razón, no probé eso antes y podría funcionar
Se cuál es el perfume que usa Luna, así que solamente debería comprar uno. ¿Qué puedo perder?
Después de ver a Mark voy a hospedarme en ese hotel donde todo pasó y al día siguiente voy a un bar de moda. No hay muchas pelirrojas.
Me acerco a una de las pocas pelirrojas del lugar. Su cabello me recuerda al de la hechicera y tiene una figura sexy. La invito a una copa, bailamos, nos besamos y ella me hace la propuesta de ir a un lugar más privado.
-Tengo un fetiche- Ella presta atención y le explico de que se trata. A ella le gusta mi perfume, lo cual aún es un punto extra porque me lo dice
Vamos al hotel, mi confianza está por las nubes. Siento que todo saldrá perfecto. Nos besamos luego de ponerle perfume, comienzo a desnudarla y me gusta mucho lo que veo.
Vamos a la cama, pero cuando ella me toca aunque hay vida allí abajo parece que estoy a punto de morir.
Allí es cuando descubro que él perfume en ella no luce igual. Es la misma fragancia, pero en su piel se siente distinta y no comprendo por qué. Cuando suda la diferencia se hace aún más evidente.
Termino tomándome una pastilla mientras me empeño en el juego previo para que haga efecto y recién en ese momento es que puedo concretar con ella. Aunque es apasionada y muy guapa, no siento lo mismo que con la hechicera. Apagué la luz de la habitación para no verla y así concentrarme más en lo que estoy haciendo, pero es lo mismo. Mi cuerpo no responde igual que con la hechicera y el placer que siento no es ni remotamente parecido.
Ella se pone su ropa y se va. Duermo con mi cabeza convertida en un lío, así que no descanso como necesito.
Por la mañana temprano voy al despacho de Mark y le cuento que nada salió bien, aunque haya cuidado los detalles para maximizar la posibilidad de un buen resultado.
-No se me ocurre que más proponerte. Yo creo que tal vez merezca la pena intentarlo con Luna, pero eso depende de ti y de cuántos riesgos estás dispuesto a tomar
-Con su carácter si la dejo a medias probablemente me dé una golpiza- Pretendo bromear
-El riesgo es que sus padres son pareja y si algo sale mal deberás verla siempre. La probabilidad es un cincuenta y cincuenta, puede salir bien o puede ser catastrófico
-Podría correr el riesgo de perder una amiga, pero con la familia prefiero no involucrarme- Admití con sinceridad
Aunque Luna pueda ser mi momentánea tentación, hay cosas que es mejor dejarlas estar. Si nos enredamos y todo sale pésimo, podemos afectar la relación de nuestros padres y ese es un terreno muy peligroso. Además, ella tiene una hija. Eso lo vuelve aún más incorrecto.
Vuelvo a la ciudad donde vive mi tormento con la frustración a tope.
Miento profesionalmente cuando mi padre me pregunta que tal me fue en mi viaje. La verdad es incómoda y sé que él podría golpearme por ello.
Luna me saluda tal como siempre aunque no me puse perfume. Ella no es una mujer fácil porque no permite acercamientos de nadie, ni de ningún tipo.
Con el paso de los días alguien viene a verla y ella tarda algún tiempo en aceptar salir con él. Los vi por días hablar, sentados en la vereda.
Después ella comenzó a salir con él por cortos periodos, pero parecía desconectada por completo. Si él no la besaba como despedida, ella se iba habiéndole dicho adiós o hasta mañana solamente.
-¿Qué tal tu noche?- Le pregunté bebiendo una cerveza y dándole una
-Tal como cualquier otra- Dijo solamente sin expresión. No soy experto en amor, pero no sonrió y creo que si estuviese enamorada lo haría
-Tienes novio, tu madre está feliz. Dijo que había perdido la esperanza de que ocurriera pronto
-Lo estoy intentando. No sé si dure, por eso no quería que se haga ilusiones
-Tengo miedo de que tu optimismo sea contagioso- Quise bromear, pero ella no se rió
-No es pesimismo, es realismo. Deberías de saberlo mejor que yo- Me miró fijamente
-¿Sabes por qué me dejó mi ex?- Espero que me diga que no, internamente lo ruego
-No. Los asuntos de pareja de los demás no me interesan- Concluyó dándome alivio. No quisiera que ella se enterara el por qué de mis fracasos amorosos
Que ella tenga novio ahora, hace que pueda calmarme y dejar de pensar de maneras inapropiadas, aunque por momentos ni eso es suficiente para calmar mi imaginación.
-¿Qué harás después de la boda?- Me pregunta y no puedo responder porque aún no definí nada
-No creo que pueda vivir aquí. Tal vez busque otra ciudad. Se que podría trabajar con Mark- su expresión se vuelve sombría
-Yo no volvería a esa ciudad así me pagaran por hacerlo
-Yo si, me trae buenos recuerdos aunque fui pocas veces- Fui sincero
-A mi todo lo contrario- No da más detalles, pero su rostro no demuestra más que asco o desagrado
Me abstengo de comentarle lo que su madre me dijo sobre ese viaje al ver qué ella parece incómoda. Llevarme bien con ella requiere paciencia y demasiado tacto para hablar. La mayor parte del tiempo no me habla, a menos que sea yo quien inicie una conversación que consiste en hacer preguntas y obtener respuestas secas. Es extraño que un día sostenga conmigo una conversación fluida por quince o veinte minutos. Es la mujer más callada que conocí en la vida.