A sus 30 años Dennis Donovan se mantiene soltero y en buen estado físico, mantiene en secreto su obsesión por la sobrina latina de su vecina.
Penélope una chica curvilinea de 20 años cruza por una etapa fuerte en su vida, luego de perder a su padre.
Dennis quiere acercarse a ella pero la idea de perder el control estando cerca lo lleva a alejarse aún más, pero encontrará la manera de acercarse. Solo espera lograrlo.
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Dudas.
—¿Por qué tienes tantas ganas de saber? — susurro, bajando lentamente sus manos, por sus brazo rozando su piel.
Los labios de Dennis rozan los tiernos labios de Penélope, las manos de Dennis, llegan a la cintura de la chica apretándola con cada paso que da haciéndola estremecer. El aliento de Penélope golpe los labios de Dennis, la diferencia de altura la hace sentir pequeña e indefensa intenta parecer alta parándose en la puntas de los pies.
—Dennis soltame, por favor. — rogó, cerrando los ojos.
—¿Ya te dije que te queda bien mi remera? — jadeo preguntando.
Aquella pregunta provoca que se le erice la piel a Penélope, las manos calienta rozando la piel de sus brazos, logrando que soltara pequeños y cortos jadeos.
—Sal de mi puta cabeza, Croissant. — junta su frente con la de ella.
—Si quieres que salga de tu cabeza, tiene que ale... — la besa.
Dennis siente que su corazón se saldrá por su boca, tenerla tan cerca, lo estaba volviendo loco, la manera en la que ella lo mira, su boca rosada, sus ojos tiernos, la simple idea de tenerla lejos lo estaba matando.
Penélope sujeta sus brazo tirándolo hacia atrás, sin lograr apartarlo, Dennis aprieta las caderas de Penélope, fortaleciendo el agarre. Se separan por falta de aire, Dennis observa los pómulos de Penélope y sonríe al verlos rojos y anticipar que también estarían calientes. En acto por zafarse Penélope lo empuja para salir corriendo de la casa de Dennis, esperando no ser perseguida por él.
—Mi pequeña Croissant. — mencionó pasando su dedo por su labio.
Penélope abrió el portón de la casa de su tía Sofía y trató de no ser vista, pero James el novio de Gloria no se la dejaría tan fácil. Recostado sobre una cama de playa, James se levanta para acercarse a ella y ver que no trae puesto la misma ropa de ayer.
—Hola primota. — ella se detiene al escucharlo.
Se quedó parada mirando como James se acerca a ella, solamente para burlarse de ella y capas, solo capas sacarle información para contárselo a Gloria. Ya cansada de todos, Penélope respiro profundo, voltea para mirar y de manera lenta levanta el puño y golpe la mejilla de James, tirándolo al suelo.
—¿Pero qué mierda te pasa? — pregunto tirado en el suelo.
—Soy Penélope, no primota... ¿te queda claro? — dio un paso a hacia él.
—Sí, por supuesto que sí. — respondió en tono asustado y mirándola sorprendido.
Rogelio, quien ve la escena desde la ventana de la cocina sonríe al saber que su sobrina se defendió, otro tendría que soportar las quejas de su propia hija.
Cuando Penélope entró a la casa, se quedo en el sillón y vio la hora en su celular y se apresuro para irse a trabajar. No pensó mucho en cambiarse de ropa, sabiendo que no tiene mucho tiempo salió corriendo de la casa, subiendo al autobús.
—Hijo de puta, no llegue. — se quejo al ver que no llego.
Observa su celular, pensando en su relación con Dennis, cambio inesperadamente, aquel hombre que la llama “Croissant” que cuando ella era chica, la molestaba por ser gorda. Ahora la besa y la acaricia, Penélope toca sus labios con sus dedos recordando el calor de los labios de Dennis.
—¿Capas que solo es calentura? Claro no pudo con la flaca y quiere conmigo. — pensó, mientras observa el celular.
Por otra parte, Evan se encontraba en su cama hablando por teléfono con su padre, preguntándole cuando irá a visitarlos, pero Evan no responde solo se queda callado, mientras observa la foto del padre de Penélope. Se levanta de la cama, y toma el celular notando una llamada perdida, suspira al reconocerlo y devuelve la llamada.
—Hola mamá. — respondió, seleccionando ropa de su mueble.
—Evan ¿iras la bienvenida de los Donovan? —
—No, mamá no iré. —
—Pero quiero conocer a la mujer que hace que mi hijo se agarre a los golpes con su amigo en la calle. —
—Mamá ella no es mi novia. — respondió fastidioso.
—Aun así quiero conocerla. —
—Si como digas, ah mamá tengo que irme. Hablamos mañana. — corto la llama.
Termino de cambiarse, sale de su cabeza, subiendo a su auto antes de irse a trabajar, pasa por la tienda de Penélope y le ve trabajado, sonríe de lado.
—¿Qué más puedo hacer para llamar tu atención? —
Continúa con su camino, doblando la esquina. En la casa de Sofía, busca la manera de saber del porqué les llego un sobre a su casa.
—¿Sofía en que tanto piensas? — Rogelio abraza a Sofía por atrás.
—Rogelio, fuimos invitados por Enrique y Fiorella Donovan. — ella voltea para mirarlo a los ojos. — ¿Tenemos que ir con las niñas? —
—Dice familia García. Y ella es flores. — dijo con tristeza.
—Porque yo tengo mi propia invitación. — Agrego Penélope, mostrando el papel.
Se quedo el resto del día en sí habitación, leyendo y escuchando música con los auriculares, había avisado que no iría, ya que no quería cruzarse con gente que no conoce, y mucho menos tener que ver a Dennis, luego de recordar lo que paso en la mañana. Penélope miró el horario en su celular y nota que ya son las 20:35 de la noche, no quiere salir a la sala porque sabía que vería a sus tíos terminando de arreglarse junto a Gloria y James, las voces de sus tíos se escuchan por lo bajo, cuando alguien toca su puerta.
—Pase. — dejo el libro a un lado.
—Pen, te llego esto. — se levanta y toma las dos cajas.
—Gracias, tío. — cerro de nuevo la puerta.
Abrió la primera caja viendo unos lindos zapatos de color negros con decoraciones en dorado, se quedo tan sorprendida que en sus labios se forma un sonrisa completa, sus ojos brillan en la otra caja observa que tiene un gran moño de color rojo y un pequeño sobre debajo.
—Espero que te guste. — leyó, con una sonrisa. — ¿Será de Dennis? —
Negó con la cabeza y de la caja una vez abierta, saca un hermoso vestido de color negro con grandes flores, Penélope, comienza a desvestirse para verificar que realmente el vestido le entrara. A los pocos minutos su tío Rogelio golpe la puerta.
—Pen, alguien vino a buscarte. — su tío la observa sorprendido. — Está preciosa. —
—Gracias, tío, tu igual. — se sonríen.
Penélope sale de la habitación, para ver quién vino a buscarla llevándose la sorpresa al ver a Evan, hablando con Gloria y Sofía. Se acerca apenada mirándolo a los ojos, y le sonríe.
—Toma, te traje esto espero que te guste. — ella sonríe mostrando los dientes.
—Gracias, Evan. — sonríe. — No es la misma mirada. —