La historia de una mujer que amó hasta el último día de su vida. Ella se quedó esperando a un amor que le juró que volvería, pero solo Dios sabe si cumpliría su promesa.
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Una señorita decente no anda por la vida hasta esas horas de la madrugada
Al día siguiente, Alex le llamó la atención a Jimena.
Hijita, entiendo de que ya eres una persona adulta, pero esta casa se tiene que respetar. Siempre hemos sido muy unidos y no voy a permitir que les pongas un mal ejemplo a tus hermanos.
¿De qué hablas, Papá?, yo no he hecho nada malo.
Tu madre me dijo que ayer llegaste a las 3 de la mañana, ¿que te está pasando? ¿Dónde andabas a esa hora? Una señorita decente no anda por la vida hasta esas horas de la madrugada.
Lo siento, papá, no volverá a ocurrir.
Espero que esto sea verdad, no me gustaría tener que pedirte que te fueras de la casa.
Después de decir eso, Alex se fue a su trabajo.
Carolina estaba en la cocina con María, ambas estaban preparando el almuerzo.
¿Habló tu padre contigo?, le preguntó.
Sí, mamá, gracias por haberme delatado.
Estas cosas no tienen por qué ponerse en secreto, hija, todos debemos respetarnos en esta familia y no quiero que tú andes por ahí como si no tuvieras familia.
Bueno, mamá, me voy.
Cuídate mucho y no quiero que me llegues hasta esas horas de la madrugada a más tardar a las 6 de la tarde.
Sí, mamá.
Jimena salió de la casa. "Qué ridículos, ni que fuera una niña", pensó.
Hacia el mediodía, Jimena recibió una llamada de Marcelo.
Hola, amor, paso por ti para ir a comer, ¿te parece?
Sí, amor, porque la verdad tengo mucha hambre.
Amor, ahora tengo que llegar temprano a mi casa, hoy en la mañana me pusieron una santa regañada mi padre y mi madre, parece que se pusieron de acuerdo a los dos.
Pues, ¿qué hiciste, querida?
La pregunta correcta sería, ¿pues qué hicimos?, porque lo hicimos los dos no lo hice yo sola.
Sí, perdona.
Al poco rato, Marcelo ya estaba ahí por Jimena.
Linda los alcanzó cuando apenas iban a abrir la puerta para salir.
¿Puedo ir a comer con ustedes?
Marcelo inmediatamente volteó a ver a Jimena.
¿Y a ti quién te dijo que podías salir? Por supuesto que no, ve a tu lugar y come allá en el comedor como toda la gente normal.
¿Acaso estás celosa porque tu novio me besó?, yo no tengo la culpa de ser tan Irresistible.
Corrección, tú lo besaste a él porque eres una arrastrada mi novio solo tiene ojos para mí.
Veo que ya te fue con el chisme. Qué poco hombre eres, Marcelo.
Y tú eres muy poca cosa, no quiero verte cerca de mi novio.
¿O qué?, dijo Linda, desafiante.
Vámonos, amor, no le hagas caso, No caigas en sus provocaciones, dijo Marcelo, en sus ojos se veía la molestia que sentía.
Pascual estaba por ahí cerca; por favor, te encargo que esta mujer no salga para nada, quiero que termine el trabajo que tiene pendiente, después de comer, claro está; dijo Jimena con seriedad.
Claro, chulis, se hará como tú digas.
Al rato vuelvo, voy a comer.
En cuanto Jimena salió...
Ya oíste, así que a trabajar, le dijo Pascual a Linda.
Linda se dio la vuelta y se fue echando chispas por los ojos.
Después de comer Marcelo llevó a Jimena a un hotel.
Ya encaminados, no pararon y Marcelo le hizo el amor con todo lujo de detalles.
Ella le correspondió llena de deseo y amor hacia ese hombre.
Ese día gozaron como nunca.
Después de que pasó todo ella se recompuso la ropa y se puso un poco de labial para no delatarse.
Marcelo la dejó de nuevo en su trabajo. En su cara se reflejaba la felicidad que sentía al estar cerca de Marcelo.
Se despidieron con un beso lleno de pasión.
A la salida paso por ti, amor.
Sí, nos vemos más tarde, te amo.
Pascual la vio llegar y se acercó a ella.
Hoy no hay pasarela, ¿verdad?, le preguntó.
No, la próxima pasarela va a ser en un mes, así que tenemos tiempo de sobra para escoger bien los modelos.
Me parece bien porque tengo unos catálogos Y son muchos. Tendré que escoger uno por uno.
Sí, está bien, escógelos y luego ya me los enseñas para echarles una mirada también.
Ya a solas en su despacho, Jimena repasaba los momentos maravillosos que había pasado con Marcelo.
"Es un hombre en toda la extensión de la palabra, es, simplemente, maravilloso", pensó Jimena.
Estaba completamente enamorada de él y viceversa.
Linda los había visto por la ventana.
"Me dejo de llamar Linda si no conquisto a este hombre", se dijo.
"Ahora solo lo haré por capricho, para hacer enojar a esta bruja de Jimena. No crea que se va a salir con la suya, solo si yo lo permito".
"Le haré pagar caro sus desplantes hacia mí".
Jimena, ajena a todo lo que pasaba por la mente de Linda, siguió con su trabajo.
En su escritorio tenía una pila de modelos a escoger, pero eso lo haría Pascual, lo mandó llamar para que se llevara los papeles.
Pascual acudió al llamado de inmediato.
Mande, Jimena, para que soy bueno, dijo Pascual, contoneándose todo.
Aquí están tus modelos te encargo mucho que los cheques bien, por favor.
Así será, hermosa dama. Y diciendo esto se fue directo a su despacho.
Uno a uno fue checando los modelos, pero iba lento porque sabía que todavía faltaba un mes.
Checaba la textura, el color la tela, todo, porque quería los modelos más exclusivos para personas VIP.
Por el resto del día, Jimena estuvo muy tranquila porque no vio a Linda merodear por ahí.
¿Qué estará haciendo esta mujer?, se preguntó.
Llamó a Pascual que acudió de inmediato.
Por favor, ve a ver qué está haciendo Linda. Se me hace raro que no haya aparecido por aquí en todo el día.
Pascual fue a los archivos que era donde estaba ella.
Observó solo por la pequeña ventanita que tenía la puerta; Linda estaba atareada acomodando una gran pila de papeles.
Sonrió para sus adentros, "estuvieras acá conmigo, pero eres tan prepotente y malvada que eso es lo que te mereces", pensó.
Hacia las 6 de la tarde Marcelo pasó por Jimena.
Decidió llevarla temprano a su casa para que sus padres no se molestaran con ella.
Bueno, amor, mañana paso por ti en la mañana ¿te parece?
Está bien, amor, dijo dándole un gran beso.