Gracias A Mi Lobo

Pasaremos a comprar algunas cosas al súper y luego iremos a casa- les dije en cuanto salimos del parque.

Leo se mantuvo en silencio durante todo el trayecto, mientras que Lyra iba cantando y saltando. Llegamos a supermercado y les pedí a ambos ayuda con las provisiones, de paso llevaría varias cosas extras que eran necesarias.

Mamá ¿estás segura?- Leo miraba el suelo mientras iba agarrado del carrito.

Hijo ¿qué es lo que te preocupa?- le pregunte agachándome hasta su altura.

Lyra parece no importarle la ausencia de estos años, pero a mí si le duele- pequeños temblores se hacían presentes en su cuerpo a pesar de que hacía todo lo posible para evitarlos.

Leo mírame por favor- le dije tomando su mentón suavemente y levantándolo para encontrarme con su mirada -a veces debemos dejar el pasado atrás para ser felices en el presente y el futuro, tienes la suerte de que él está aquí, no dejes que nada te impida conocerlo, dale esa oportunidad-

¿Lo quieres?- me pregunto casi al borde de las lágrimas y pude sentir como mis ojos empezaban a picar.

Nunca deje de amarlo y a pesar de lo que haya pasado entre nosotros, siempre voy a estar agradecida con él por haberme dado el regalo más hermoso de mi vida, mis dos pequeños terremotos- le sonreí sinceramente.

Él me abrazo y comenzó a llorar liberando todo ese dolor que tenía acumulado desde hoy en el parque. Estuvimos un rato así hasta que Lyra sin decir una sola palabra se unió a nuestro abrazo, después de un par de minutos, nos pusimos a seguir buscando las cosas que necesitábamos y nos volvimos a la casa.

Voy a preparar la cena, por favor sin hacer lío, vayan a bañarse- les dije a mis pequeños, mientras empezaba a acomodar las cosas en la heladera y en la mesada lo que usaría.

No soy un gran chef, pero siempre amé cocinar. El poder inventar platos y hacer todo con el mayor cuidado y amor para darle a mi familia era algo que me relajaba de forma asombrosa, podía llegar a pasar horas cocinando y liberando mi mente. Aunque ahora los nervios por la visita que en breve llegaría, me estaban destrozando. aún quedaba la mitad de una tarta de manzana para usarla de postre, aunque conociendo a Black de seguro llegaría con el postre y algo para beber. El menú sería sencillo, carne al horno con puré de papas y calabaza y ensalada de tomate, lechuga y cebolla, nada del otro mundo y algo que mis mellis amaban comer.

Mamá ya estamos listos- la voz de Lyra me alejó los nervios.

Voltee a verlos y me sorprendí de que mi princesa estuviese usando un vestido, normalmente ellos cenaban con ropa cómoda, pero esta vez ella se había producido como si fuese a una fiesta, mientras que Leo usaba una remera sencilla y un short.

Están hermosos los dos, dejaré la comida en el horno mientras me ducho rápido- les dije mientras les colocaba su programa favorito en la tele.

Mami usa un vestido como yo- me dijo mi niña antes de sentarse en el sillón.

No lo creo, pero no me pondré el pijama- le dije sonriendo y subí a bañarme.

Tarde menos de lo que pensaba y no terminé de bajar la escalera cuando el timbre sonó. Mis manos comenzaron a sudar y tuve que repetirme 10 veces que debía respirar o me moriría de un paro. Me acerqué despacio a la puerta y la abrí, me quedé mirándolo fijamente ¿cómo era posible que se pusiera mejor con el tiempo? Orión llevaba puesto un pantalón negro con una camisa haciendo juego y los dos primeros botones abiertos. Tuve que recordarme tragar saliva para no parecer un perro babeando.

Buenas noches- dijo mirándome fijamente como si quisiera leer mis pensamientos, cosa que él podía hacer si lo quisiera.

Hola, pasa por favor- le dije dejando un espacio para qué ingresará.

Mis hijos estaban ya parados en la sala de estar esperando para saludarlo.

Papa- dijo Lyra tirándose en sus brazos y siendo recibida con un cálido abrazo de parte de él.

Señor Black- le dijo Leo extendiéndole su mano. Podía sentir la tristeza en Orión de que su hijo se refiriera a él de esa manera, pero lo cierto era que no podía entrometerme, ellos debían formar los lazos qué él había preferido perderse y aunque jamás diría el motivo de nuestra separación si esperaba que él fuese sincero.

La cena transcurrió de forma calmada, mientras Lyra le contaba todo a su padre y Leo se mantenía más callado, yo miraba atenta todos los movimientos pensando que diferente hubiese sido si él no se hubiese acobardado aquel día. Tuve que varias veces reprimir aquel dolor escondido porque los ojos se me nublaban dando paso a las lágrimas que bajarían por ellos en cualquier momento.

Entonces mañana quieres ir al día de padres e hijo en el jardín- el sonido de cubiertos cayendo de golpe en el plato me trajo de nuevo al presente.

Leo miraba de forma sorprendida a su hermana y alternaba miradas entre Orión y yo.

Los tíos irán, Lyra- dijo de forma seca mi hijo.

Pero papa puede ir también ¿verdad?- la súplica en su voz mientras miraba con ojitos de cachorro a su padre lo ponían entre la espada y la pared.

Si allí me quieres, allí estaré princesa- le dijo acariciando su cabeza.

Leo no dijo más nada, pero podía sentir la incomodidad qué aquel pedido dejaba en él, sabía que mi hijo sería más difícil de integrar a una relación con Orión y realmente no podía culparlo. Seguimos cenando hasta que llego el momento del postre, como ya suponía, Black había llevado helado y al no saber los gustos de sus hijos, había traído un poco de cada uno. También había traído vino, pero se lo tomó solo porque no consumo alcohol.

Mientras estábamos terminando el postre, el timbre sonó y recién ahí recordé que Gastón vendría a ayudarme con unas pociones luego de que saliera del trabajo.

Tío Gastón- dijo Leo bajándose de la silla y corriendo a recibirlo.

Pequeño terremoto- le dijo él mientras lo alzaba para saludarlo.

Mire de reojo a Orión quien estaba con su mirada puesta en mi amigo y aquello eran ¿celos?. Mierda había olvidado que ahora compartía su cuerpo con un lobo lo cual podía llegar a ser peligroso.