Que pasa cuando la rivalidad y los problemas empieza por una herencia? Fabián pensaba casarse con Tania pero está huye un día antes de la boda no quedandole otra alternativa que tomar a la hermana de Tiana. Diana una chiquilla que tenía muchos planes pero en ningúna de ellas estaba casarse con un CEO cruel y calculador, poco a poco se va dando cuenta que su hermana no era lo que ella creía, hay solución? claro que sí, un hijo esa en la condición para que ella pueda ser libre antes del año, pero todo toma un giro inesperado.Esta novela no es para todo público, sobre todo leerla como lo que es UNA NOVELA.
NovelToon tiene autorización de Frida Escobar para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
En problemas
Salgo del cuarto y empaco la ropa que tengo.
Abordamos el carro juntos. Si lo veo, recordaré lo que pasó esta mañana.
Cuando llegamos, él baja conmigo. Su papá sale con una maleta y me doy cuenta de que irán juntos.
Su padre se despide con un beso de su esposa; reflejan tanto amor. Veo a Fabián entrar al auto con su padre.
Una empleada sube mis maletas, y no sé qué habrá pasado, pero la madre de Fabián no me mira; solo entra y yo la sigo. Me muestran mi habitación y prefiero encerrarme adelantando tarea hasta la tarde. Lo mismo hago los días siguientes, después de regresar de clases. Al menos así se van rápido los días. No es que quiera irme con mis padres, pero estoy más cerca de volver al departamento.
—Iré a una fiesta —me dice Damián—. Acompáñame, quiero presentarte a alguien.
—Me gustaría —le respondo.
Cuando bajo las escaleras, veo a mi hermana platicando con la madre de Damián.
Las dos guardan silencio cuando me ven.
Paso de largo y Damián me alcanza. Abordamos un taxi y llegamos a la fiesta. Damián me presenta a su novia. Creí que era broma cuando su madre le preguntó, pero me cae bien; creo que porque tenemos casi la misma edad.
Platicamos los tres y cuando voy al baño veo a alguien familiar.
—¿Dilan? —le digo.
Él se acerca a saludarme y lo llevo a la mesa donde estamos. Damián y su novia están algo tomados.
—Me dio miedo cuando me dijo: “No quiero verte por aquí” —dice Dilan, imitando la voz de Fabián, logrando que nos riamos.
—Es mi hermano, y a veces siento que me matará —agrega.
Me vuelvo a levantar hacia el baño con la novia de Damián.
—¿Y qué se siente ser esposa del señor Fabián? —me dice.
Alzo los hombros, restándole importancia.
Regresamos a la mesa donde Dilan y Damián están riéndose.
Suena mi celular con el nombre de Fabián. Lo registré cuando me marcó la otra vez. Me voy al baño para poder escuchar.
—Quiero que regreses a casa de mi madre —me dice.
—No hace falta, ya está mi hermana ahí.
—No me interesa, quiero que regreses ahora.
—Usted anda quién sabe dónde y yo encerrada; solo salí un rato a distraerme —le respondo.
No sé si él colgó o yo colgué. Regreso y Damián está pagando la cuenta.
Salimos y me dan las llaves para que maneje.
Llevo a Dilan a su casa. Me da su auto y él irá luego por él. Después dejamos a la novia de Damián y, cuando llegamos a casa de su madre, vemos al padre de Damián afuera, molesto.
—¿Y ese auto? —pregunta.
—Es de un amigo mío —responde—. Creo que hasta la borrachera se le pasó.
—¿Fabián vino? —pregunto.
Niega, viéndome.
—Agradezcan —nos dice.
Entro a la casa y subo a mi cuarto. Miro mi celular y no tengo llamadas de Fabián.
Hago mi malestar, no sin antes bañarme y quedarme lista para, al día siguiente, irme con mis padres.
Escucho que tocan la puerta y es Damián.
—Dianita —dice—. Mi padre dice que Adrián acaba de llegar y quiere que vayas al departamento.
Me levanto tomando mis cosas. Ya el chófer me está esperando. Apenas subo y veo a Tania llegar a la casa de mis suegros.
Cuando llego al departamento, no hay nadie. Subo a guardar mis cosas y no aguanto el dolor de cabeza. Me quedo acostada para que se me pase.
Me despierto porque mi celular no deja de sonar. Miro por la ventana y está oscuro. ¿Cuánto dormí? Me pregunto. Contesto el celular.
—El chófer irá por ti. Te quiero en casa de mis padres.
—Ahí estaba —le digo—. Me hicieron venir al departamento y ahora debo regresar.
—Muévete, rápido —me dice, colgando.
Tomo mi mochila y regreso. Cuando entro, escucho risas y, como esperaba, está Tania aquí. Ellas voltean a verme cuando entro.
—Hola, hija, siéntate. Ven a tomar el té con nosotros —me dice.
Las veo y están arregladas, mientras yo traigo una cola mal hecha, un short de mezclilla que me queda corto, una blusa hombrera y mi mochila, como si me hubiera escapado de casa.
—Ven aquí —me dice Fabián, bajando las escaleras y tomando mi brazo hacia la otra salida.
Noto a Damián con la cabeza agachada, en la puerta trasera.
Me ve y solo niega. Quiero acercarme a él, pero Fabián no me deja.
—Última oportunidad, ¿de quién es este carro? —dice, y ya entiendo que todo es por el auto de mi amigo—. No sé qué esperar de mi propia familia —dice entre dientes—. Mi hermano aprovecha mi ausencia para reunir a mi esposa con su amante.
—No fue así —le digo.
—He sido demasiado blando. Ahora verán de lo que soy capaz.