Enamorarse De Nuevo Tras El Divorcio

Las hojas volaban amigablemente con la brisa de la tarde entre las casas de la eternidad del último reposo. Fresco y silencioso, el aura espeluznante también conocía castas. Ariana estaba sola, sosteniendo una rosa blanca cuyos pétalos aún se veían frescos.

"Papá... Ariana ha venido."

JAMES MONTGOMERY

1944 – 2024

Ariana dobló sus rodillas frente a la lápida. Sus lágrimas cayeron, incapaz de contenerse. Ella las limpió repetidamente, pero fue inútil. Incluso sus lágrimas sabían cuándo y dónde debían mostrarse.

"Papá, ¿cómo estás?", preguntó Ariana con voz suave. Triste, tan triste como su rostro.

"Sean ya no me quiere, papá... Pensé que todo cambiaría con el tiempo como siempre me decías. 'Algún día Sean te amará hasta la muerte'." Papá, siempre decías eso, ¿verdad?

Ariana acarició la lápida de James Montgomery como si en este momento estuviera acariciando la mano arrugada que la trataba como a un ser humano completo.

"Hasta el final, no puedo ser parte del mundo de Sean... Él es demasiado perfecto para mí, la Cenicienta". Ariana se rió suavemente, pero sus lágrimas no dejaban de fluir.

Inhaló profundamente, su pecho se sentía muy apretado. "Pero papá, no tienes que preocuparte, Sean tendrá un reemplazo para mí pronto, su nombre es Clarissa. Mamá dice que ella es la compañera adecuada para el hijo de papá."

Su voz comenzó a quebrarse de nuevo, "Ella es hermosa, inteligente y se puede hablar con ella sobre negocios con Sean. Ambos están en el mismo mundo, papá... No como yo... No importa cuánto lo intente, ni siquiera mis pasos pueden seguir el ritmo de los pasos de Sean, papá."

"El hijo de papá... durmió a mi lado durante tres años casi todas las noches, pero sentí que siempre dormía sola. No podía tocarlo de verdad."

Sus lágrimas brotaron, sollozos... sollozos... sollozos...

Abrazó sus rodillas en el clima frío y húmedo. "Durante tres años traté de sobrevivir luchando para cumplir con las expectativas de Sean, pero aún así no será suficiente y nunca será suficiente, papá."

La voz se debilitó.

"Solo papá me hace sentir vista... aunque sea por un momento". Ariana bajó la cabeza, besó la lápida y luego la abrazó con fuerza. En su cabeza giraba un viejo recuerdo, el primer día que se conocieron accidentalmente.

La fuerte lluvia de esa noche hizo que la acera estuviera fangosa, pero la gente seguía pasando sin importarle. Ariana estaba de pie debajo del puente elevado con una chaqueta delgada que ya estaba empapada. Subió la cremallera, asegurándose de que el resultado de las ventas de hoy estuviera seguro en el bolsillo de su chaqueta.

Brak...

Un anciano fue lanzado de su coche cerca de la parada de autobús, su cabeza golpeó el hormigón, por lo que la sangre fresca seguía goteando de su sien. Estaba solo, el coche que lo golpeó se fue sin siquiera mirar hacia atrás. Mucha gente miró, pero ni siquiera su conciencia se movió para detenerse.

Ariana no lo pensó dos veces, la niña corrió lo más rápido que pudo y luego se arrodilló para sostener la cabeza del hombre con su pequeño cuerpo.

"¿Señor? Señor, ¿puede oírme?" Ariana le dio unas palmaditas en el hombro con la esperanza de que el hombre abriera los ojos.

No hubo respuesta, sus ojos permanecieron cerrados y sus músculos respiratorios comenzaron a moverse para ayudarlo a respirar. Esto no está bien, Ariana entró en pánico y corrió a la calle para detener un angkot a la fuerza. Afortunadamente, estaba vacío.

Ariana llevó a James al hospital. Solo quería salvar, ni siquiera sabía su nombre. Se sentó en la sala de espera durante dos horas, cruzando los brazos con fuerza, rezando para que el Todopoderoso tuviera la amabilidad de darle al hombre la oportunidad de vivir una vez más.

Dos semanas después, James vino con dos hombres musculosos vestidos de negro sacándola de la misma acera. Ariana estaba confundida, sintió que no había cometido ningún error mientras vendía aquí. La comisión de las ventas también se había entregado al gángster que gobernaba la zona.

"Me ayudaste sin saber quién era", comenzó el anciano. Ariana recordó claramente. Él... el hombre que esa noche ayudó y llevó al hospital.

Sus ojos brillaron de felicidad, el Todopoderoso respondió a sus oraciones. "¿Señor, está bien?"

El hombre vio sinceridad en sus ojos. Asintió levemente, "Ven conmigo, es inaceptable para mí no corresponder a tu sinceridad. No con dinero, pero te daré un lugar para vivir."

Ariana sonrió levemente en medio de su llanto.

"Ese fue el primer día que sentí que tenía un lugar para volver a casa, papá. Sé que papá es mi verdadero hogar."

Ariana puso la rosa blanca sobre la tierra mojada. "Gracias por el cariño de papá durante dos años. Nunca me he arrepentido, papá me permitió llamarte papá por primera vez. Te respeto más que a nada en este mundo."

"Me despido, papá... Volveré a ser la Ariana de antes. No como la Sra. Montgomery. Seré Ariana que no es nadie. Pero esta vez lo prometo... Encontraré mi propio camino en una versión más fuerte y valiente."

Ariana se puso de pie, sus piernas temblaban un poco.

Miró la lápida de James por última vez. "Una vez más gracias por permitirme tener una familia, eso es suficiente papá. Algún día volveré aquí en buenas condiciones. Lo prometo..."

Justo cuando se dio la vuelta, comenzó a lloviznar. Incluso la lluvia entendió sus sentimientos. Ariana no se protegió de la lluvia. Dejemos que se moje, para que sus lágrimas también desaparezcan con la lluvia. Ariana comenzará una nueva vida, una vida como ella misma.

***

Ariana miró la pequeña maleta marrón en la esquina de la habitación. Contenía algunas prendas de ropa, una bufanda gris que le dio James, un pequeño cuaderno que le pertenecía. Ariana llevaba cosas que realmente le pertenecían desde el principio. Esto no es una mudanza, sino un regreso a mi origen real.

Ariana se sentó en el borde de la cama, cada respiración se sentía más pesada de lo normal.

"Cálmate, Ariana", susurró suavemente.

A las 12:10 p.m. se escuchó el sonido de un coche desde el exterior. Ariana sabía que Sean había vuelto a casa. Se escucharon pasos acercándose a la puerta de su habitación,

Clic... la puerta de la habitación se abrió con bastante fuerza.

Sean estaba de pie con la corbata suelta, ojos rojos, su cabello un poco desordenado, pero su rostro seguía siendo tan encantador como siempre. El encanto que había hecho que Ariana se enamorara tan profundamente.

"Aún no estás durmiendo..." dijo mientras entraba. Sean tiró su chaqueta en la silla, aflojó su corbata lentamente. Se acercó a Ariana al borde de la cama. "Clarissa me invitó a tomar algo con socios de negocios", dijo sin expresión.

Ariana alejó un poco su rostro. La respiración de Sean traía un ligero aroma a alcohol.

"Estás bebiendo."

"Solo dos vasos", respondió Sean, y luego se acostó en el regazo de Ariana.

"¿Irás a la oficina mañana?"

"Tal vez."

Sean guardó silencio por un momento, su mirada se dirigió a la maleta que estaba en la esquina de la habitación.

"¿Tienes planes de viajar?"

"Sí, me iré, pero no tengo prisa", dijo Ariana con calma.

Sean se giró.

"Hablas como una persona que no va a volver."

Ariana miró los ojos marrones de Sean.

"Porque no voy a volver, Sean."

Sean respiró hondo suavemente, su cabeza estaba mareada.

"¿Puedo... puedo dormir aquí esta noche?"

"Claro", respondió Ariana. "Todavía somos marido y mujer."

Sean apagó la luz, se quitó la camisa apresuradamente y se metió debajo de las sábanas. Le tocó el hombro. "¿Puedo...?", su rostro se acercó sin esperar una respuesta.

Ariana lo aceptó sin decir una palabra. Se unieron esa noche, sin amor, sin coerción y sin necesidad de decir una palabra. Sus cuerpos eran demasiado familiares para volverse extraños.

Después, Sean cerró los ojos y reguló su respiración.