Después de recibir el rechazo de su compañera destinada por la Diosa Luna, tomó la decisión de no buscar su segunda oportunidad, creía que, con guiar su pequeña manada junto a su hermana, era suficiente, no creía necesitar una luna, él podía trabajar a sol y sombra… hasta que ella apareció y dejó su mundo vuelto de cabeza.
Aurora, lo único que quería era desaparecer de la Metrópolis y que nadie supiera donde estaba, necesitaba encontrar su paz para así poder sanar a su niña interior, necesitaba escapar de aquella relación toxica que tenía con su familia. Un par de chicas que conoce en su huida y guardan un secreto, la guiarán este camino de auto sanación que implica un trabajo en una isla lejana, llena de encanto, leyendas y mitología.
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capitulo 2
Capítulo 2
Oliver.
Estoy mirando el gran patio de la casa central que a un costado alberga el jardín infantil, mi hermana Rocío, corretea por el patio junto a los cachorros de la manada que se encuentran en recreo. Ella es una mujer hermosa, es alta, tiene su pelo largo y de color negro, es Educadora en el jardín infantil, tiene a su cargo a los niños de 3 años, es la mejor para ese cargo porque es dulce con cada uno de esos niños. Últimamente me preocupa, la veo un poco triste y cabizbaja.
Salgo al patio a hacerle compañía un ratito, antes de que reanude su labor y yo tenga que ir a la reunión con el consejo de ancianos.
—… ¿Me vas a decir que es lo que pasa por esa cabecita? ¿Qué es lo que piensas tanto? — musité cuando llegué a su lado.
Ella se gira en mi dirección buscando mi mirada, piensa unos segundos y responde.
—Aún no lo encuentro hermano, creo que ya ha pasado demasiado tiempo sin encontrar a mi mate; creo que ya es momento de salir de la manada para buscarlo— dice con tono triste, pero puedo percibir decisión en su mirada~
—oye!, tranquila —digo tomando sus mejillas mirándola con ternura — Estoy segurísimo de que pronto aparecerá, lo presiento—
Ella me sonríe, da un largo suspiro, y se queda unos momentos en silencio, luego se gira y pregunta.
—¿y tú?, ¿Cómo te encuentras? ~ahí sé, que quiere cambiar de tema— ¿ya dejaste de sentir dolor?
—No… pero no me arrepiento de la decisión que tomé, ella era muy joven, no hubiera sido feliz viviendo aquí tan lejos de la persona que ella amaba. Puedo seguir adelante, junto a ti, Lucas y Manu, puedo guiar a la manada sin inconvenientes —agrego a mi respuesta.
—Espero que nuestra Diosa, te guíe a una buena Luna, aunque no lo quieras admitir, sabes que la necesitas para poder seguir, yo espero tener sobrinos— dice de forma soñadora, y yo espero que con ansias a que nuestra Diosa se olvide de darme una pareja, quiero estar solo, o eso es lo que anhelo por el momento—
—Por cierto, bello hermano— me saca de mis pensamientos — Mañana llegará mi asistente. La llevaré a vivir conmigo a mi casa.
—Me imagino que, si viene de la Metrópolis, debe ser una humana— No tengo problemas en recibir humanos, vienen generalmente buscando trabajos de temporada, pero me molesta cuando son mujeres, siempre buscan llamar mi atención o de los chicos.
—Si, y ya te dije que viene por recomendación de mi amiga Fran. Y por tu bien, y el de tus bolas, espero que no me la espantes con tu desagradable sentido del humor y tus pesadeces — Espeta de forma amenazadora
—No te voy a prometer algo que seguramente no voy a poder cumplir—respondo con una gran sonrisa lobuna~.
—Que no se te ocurra— Me dice apuntándome en forma de amenaza
En el consejo
Me siento tan cansado, estoy con la mente en cualquier lugar menos en la reunión.
Mi Beta, Lucas, mi más querido amigo, mi segundo al mando, nos criamos juntos con Manuel, entre los tres hacíamos rabiar a las viejitas del pueblo, según ellas éramos unos niños descarriados.
Me codea la costilla, para que ponga atención en lo que dicen los ancianos.
—¿Qué te pasa? ¿en qué piensas tanto? —cuestiona — estas como ido.
—Solo estoy preocupado por Rocío, su mirada ya no brilla como antes, piensa que nunca encontrara su Mate — comento en voz baja
—Amigo, tengo el presentimiento de que pronto llegará— dice esperanzado
—Lo mismo pienso yo, y se lo dije ayer cuando conversamos, me comentó, que había tomado la decisión de salir a buscarlo fuera de la manada. No quiero que se valla, la necesito a mi lado, para liderar la manada, si ella… no podré hacerlo— digo apesarado.
—Tranquilo, ya verás que todo saldrá bien—
