La Autora Maldita

"Escribir se convirtió en mi refugio, un lugar donde mi imaginación cobraba vida. Nunca imaginé que mi forma de escribir llegaría a tantas personas. El éxito de mi primera novela lo cambió todo. Dejé atrás mi antiguo trabajo para dedicarme por completo a contar historias. Pase de un trabajo rutinario de oficina a dedicarme a lo que verdaderamente amaba, con un café humeante y mi fiel computadora, pasaba las horas sumergida en mundos imaginarios. Y aunque la fama no me buscó, la escritura me regaló la libertad de vivir de mi pasión."

"Mi pasión por el terror, el suspenso y la fantasía me llevó a crear historias cada vez más oscuras y envolventes. Con cada novela, buscaba superar mis propios límites y sumergir a los lectores en atmósferas cada vez más inquietantes. Los elogios me animaban a seguir explorando los confines de la imaginación, pero también me enfrentaba a críticas por mis finales, a menudo considerados demasiado sombríos. Sin embargo, siempre he creído que el terror y el suspenso no son sinónimo de finales felices. Si buscan un cuento de hadas, la sección de romance es el lugar indicado. Como escritora, mi objetivo era provocar emociones intensas, llevar a los lectores al límite y desafiar sus expectativas. Mis historias, cargadas de terror y suspenso, buscaban explorar las sombras de la psiqué humana".

"Los lectores amaban mis historias, pero algunos se quejaban de mis finales, demasiado crudos para su gusto. Mi respuesta ante las críticas siempre era que el terror no era para corazones sensibles, que si buscaban un final feliz, hay otros géneros más adecuados. Al fin y al cabo, ¿quién dijo que todas las historias tenían que terminar con un beso y un 'vivieron felices para siempre'?".

"Nunca pensé que hablaría en pasado sobre mi propia existencia. La muerte, esa intrusa silenciosa, irrumpió en mi vida sin previo aviso, poniendo fin a mis planes y sueños. Era un día cualquiera. Salí a comprar mi gaseosa favorita, esa malta que tanto me gustaba. Iba feliz con mis gaseosas, y cargada de snacks para acompañarla, sin imaginar que sería mi última salida. Una persecución policial cruzó mi camino y una bala perdida acabó con todo. Así, de repente, mi vida se apagó. La muerte, con su siniestra ironía, hizo realidad las advertencias de mi madre. La gaseosa, mi adicción, se convirtió en mi condena. Fui a comprarla, como tantas otras veces, y el destino me tendió una emboscada. A los 37, mi vida se apagó, dejando un sabor amargo en mi boca."

"Lo que más me atormenta es no haberles dicho a mis padres y hermanos cuánto los amaba. La muerte llegó de repente, sin darme tiempo para despedirme. Ahora, desde este lado, me consume la culpa de no haber expresado mis sentimientos con la misma facilidad con la que escribía mis historias. Al menos, encuentro consuelo en saber que no dejé a nadie más sumido en la misma oscuridad. La muerte me susurraba al oído mientras mi vida se desvanecía. Mis ojos se cerraron, pero mi mente seguía vagando, llena de anhelos incumplidos. Quise haber vivido más, haber amado más. La escritura fue mi refugio, pero también mi prisión. Anhelaba la calidez de un hogar, el amor de una familia, pero mi soledad me había construido un muro infranqueable".

"El dolor se desvaneció, dejando tras de sí una inmensidad oscura. Fui cayendo, cayendo en un abismo sin estrellas, como una pluma arrastrada por un viento invisible. Aquella sensación de vacío infinito me recordó a los sueños más profundos, aquellos en los que la realidad se desdibuja y nos precipitamos hacia lo desconocido. La muerte me llevó a un lugar que jamás imaginé, un laberinto sin salida donde la oscuridad era palpable. Mis historias, aquellas que tanto amaba, se volvieron contra mí, recordándome los finales felices que nunca escribí. Era como si el destino me estuviera jugando una cruel broma, castigándome por mi falta de esperanzas en un felices para siempre".

"La caída cesó abruptamente, y al abrir los ojos, me encontré intacta. Ninguna marca, ninguna señal de la bala que me había atravesado. Era como si hubiera despertado de una pesadilla, pero la realidad era más horrible que cualquier sueño. Desperté en un cuerpo que no era el mío. Mi piel, antes bronceada por el sol, es ahora un lienzo pálido. La herida, una farsa. Es como si alguien hubiera cambiado las páginas de un libro, reescribiendo mi historia. ¿Un sueño? ¿Una pesadilla? La línea entre realidad y ficción se ha desvanecido".

"El shock de estar ilesa y de ver mi piel pálida me hizo olvidar de ver dónde estaba. A mi alrededor, una habitación lujosa pero anticuada me mira con extrañeza. Desperté en un lugar ajeno, en un cuerpo que no reconozco. La habitación, opulenta y antigua, parece sacada de un sueño. El espejo se convirtió en mi peor pesadilla. En lugar de encontrar mi propio reflejo, me encontré con el de una extraña. Cabello cobrizo, piel de porcelana, una silueta que no reconocía. Es como si hubiera despertado en un sueño, en un cuerpo que no es el mío".

"El pánico me paralizó. Mis ojos se clavaron en el espejo, reconociendo los rasgos de un personaje secundario de mi última novela. Un escalofrío me recorrió al comprender que había transmigrado a su cuerpo, condenado a sufrir el horrible final que yo misma había escrito. El espejo me devolvió la mirada de mi propia creación, condenada a un final cruel. Yo, la autora, ahora soy el personaje, atrapada en una trama que no puedo controlar. La ironía es insoportable: había escrito mi propia sentencia de muerte."

"Mis piernas me fallaron. Me he convertido en uno de los personajes de mi propia novela, condenada a un mundo sumido en la oscuridad. La ironía es cruel. Yo, la creadora, ahora soy la criatura. Mi mundo ficticio, donde la muerte y la destrucción van a ganar, se ha vuelto mi realidad. El terror me envolvió al comprender que ahora solo soy una de esas almas perdidas, luchando por sobrevivir".

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Bienvenid@s a mi nueva historia, de fantasía, suspenso, un poco de terror y algo de romance.