Emma
Tomo mi tableta dándole los retoques finales al proyecto que debo enviar antes del medio día. Ajusto un par de detalles en la tipografía y respiro aliviada cuando finalmente todo encaja. Es ese momento en que puedo recargarme contra el respaldo de la silla, estirar el cuello hacia atrás y sentir por un instante que no hay más presión encima.
La puerta de mi oficina se abre y aparece Eva, mi compañera y amiga inseparable en este lugar. Su sonrisa trae energía y caos al mismo tiempo.
—¿Y entonces?— Pregunta apoyándose en el marco de la puerta. —¿Vas a llevar a tu novio a la fiesta de apertura de la nueva sucursal o te volvió a decir que no le gustan las multitudes?
Le sonrío, pero no de felicidad. Es esa sonrisa amarga que se clava más en la garganta que en los labios por el tema que intento esquivar desde hace semanas.
—Quizás ni siquiera vaya a la fiesta— Digo, fingiendo indiferencia mientras cierro un par de archivos en la pantalla. —Estoy pensando en pedirme unas vacaciones. Tal vez vaya a visitar a mis padres.
Eva abre los ojos como si acabara de escuchar que me mudaré a otro continente.
—¿Irás a Francia?— Pregunta, emocionada.
Me encojo de hombros, como si no fuera la gran cosa, y respondo divertida:
—Es allí donde viven, ¿no?
Se ríe conmigo, esa risa ligera que solo ella sabe arrancar en los peores momentos. Y entonces comienza a bombardearme con preguntas: Exactamente en que lugar de Francia me voy a quedar, si llevaré a alguien conmigo.
Pero antes de que pueda darle alguna respuesta, la puerta vuelve a abrirse. Esta vez es un repartidor con un enorme arreglo de rosas que parece sacado de una película romántica. Rosas rojas, perfectas y notablemente caras. Demasiado caras.
—Entrega para Emma Bermont— Anuncia el hombre, mirando la tarjeta que lleva en la mano.
Me quedo inmóvil, confundida. El único capaz de un gesto así sería Stefan… pero Stefan es justamente la persona que menos razones tendría ahora para enviarme flores en este momento.
Eva, con la rapidez de una niña en Navidad, se adelanta, toma el arreglo y lo recibe como si fueran para ella.
—¡Gracias!— Le dice al repartidor antes de cerrar la puerta con una sonrisa que apenas le cabe en el rostro. Deposita el arreglo en mi escritorio con aire triunfal. —¡Míralas! Son preciosas.
Yo trago saliva y tomo la tarjeta. Fingiendo calma. Si esto es obra de Stefan las prenderé fuego.
—Stefan es un amor…— Dice Eva, con un suspiro ensoñado. —Ya quisiera yo un hombre así de romántico.
Asiento, pero mi mente está muy lejos de sus palabras. Porque al abrir la tarjeta, mi corazón da un salto imposible.
“Déjame invitarte esta noche a una actividad menos tortuosa que ir al gym.”
Y debajo, una firma que me obliga a leerla dos veces:
El entrenador de la KGB.
Mis labios se curvan, primero en incredulidad, luego en una sonrisa lenta que me llena de adrenalina. Son de parte del padre de Stefan. Robert.
¿Cómo supo mi nombre o dónde trabajo?
Vuelvo a leer la nota, como si al hacerlo todo fuera más real. Y lo es. Lo logré.
El padre de Stefan me está invitando a salir.
\*\*\*
La tarjeta sigue en mis manos, arrugada en las esquinas de tanto apretarla, como si así pudiera exprimir de ella una respuesta que no llega. El corazón me late tan fuerte que retumba en mis oídos, y tengo la sensación de que todo mi cuerpo vibra con esa fuerza.
Lo logré. Eso es lo que quería, ¿no? Llamar su atención. Y lo conseguí. Pero ahora… ¿qué demonios hago con eso?
Me recargo en la silla y cierro los ojos, tratando de respirar despacio, aunque el aire se me atora en la garganta y la ansiedad me devora. Hasta hace unas semanas, Robert era simplemente el papá de Stefan. Mi casi suegro. El hombre que me emocionaba conocer a causa de su hijo, y ahora… ahora me invita a una cita.
Espero no estar enredándome en algo que podría costarme más de lo que me imagino.
Abro los ojos y miro el arreglo de rosas, enorme y deslumbrante en medio de mi escritorio. Cada pétalo perfecto me grita que esto es real, que no es un malentendido ni una broma cruel. Él pensó en mí y está interesado en conocer a la chica del gym.
No, no puedo involucrar sentimientos en esto. Acaban de dejarme, de burlarse de mi de una forma cruel. El padre de Stefan no tiene la culpa y no voy a hacerlo sufrir, tan solo lo usaré por un tiempo para hacer de la vida de su hijo el mismo tormento al que él me sometió.
Pero Dios, este hombre me pone nerviosa. ¿Qué se supone que diga o qué se supone que haga? Robert no es un chico de mi edad al que puedo impresionar con una sonrisa coqueta y una salida improvisada al bar de moda. No. Él es un hombre que podría ser mi padre, dueño de una maldita multinacional, con más experiencia que yo en cualquier sentido. Un hombre que ha visto y vivido demasiado como para que yo pueda sorprenderlo con algo.
Me levanto de la silla, camino de un lado a otro de la oficina, apretándome las manos hasta que me duelen los nudillos.
El primer paso era llamar su atención, y lo logré. Pero después… ¿cómo lo retengo? ¿Cómo hago para que no me vea como una distracción pasajera, un capricho de una veinteañera que quiere jugar a salir con hombres mayores?
La ansiedad me punza en el estómago, un cosquilleo amargo que me revuelve todo por dentro. Pienso en Stefan, en lo fácil que era con él: mostrarme enamorada, decirle que era perfecto, encajar en la imagen que yo misma construí a su alrededor. Pero Robert… Robert es otra liga. Él debe ver más de lo que quiero mostrar.
Me apoyo contra el escritorio y vuelvo a mirar la tarjeta, esa frase juguetona que parece tan inocente y que sin embargo me está destrozando de nervios:
“Déjame invitarte esta noche a una actividad menos tortuosa que ir al gym.”
Mis labios se mueven solos, murmurando en voz baja:
—¿Qué demonios voy a hacer yo en una cita con él?
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Comments
Maria Guevara Arbulu
Enma ya Roberto se engancho el tu anzuelo no temas deja llevar x tu intuición y disfruta de esa cita ,estoy segura q Robert sabe más de ti de lo q tú crees ,creo q te estás comportando como la caperucita jajajaja 😁
2025-09-02
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😍❤️кαяєи🍀🇻🇪
puedes echarle un ojito al papi churris de tu EX SUEGRO... 😍😍 y si emma ciertamente el no tiene la culpa de nada.. ojalá que no salga mal herido de todo esto. por qué de cierto modo lo estás usando. 🥺🥺
2025-09-03
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Emperatriz Reales
Sja, ahora q vas hacer, yo pienso q no debe jugar con fuego, creo q q te van a descubrir ese es un zorro q ya ha venido a ido y a regresado miles de veces, esta papucho esta
2025-09-02
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