Eron
¿Qué me pasó? ¿Por qué me acerqué tanto a esa mujer? Y lo peor de todo... me gustó. Me gustó mucho. Como si no fuera suficiente, tuvimos un vínculo. ¿Cómo puede ser ella mi Luna? Pensé que lo era Leona.
Estoy corriendo por el bosque después de dejarla dormida en esa casa vieja. No voy a volver allí. Lo que pasó me dejó confundido. Solo fue eso. ¿Solo eso? Entonces, ¿cómo logró activar mi bruma?
Estoy perdiendo la cabeza. Esto es una locura. Sigo corriendo hasta quedar exhausto y acostarme entre dos enormes arbustos. Duermo allí por un tiempo hasta que recuerdo lo que me espera en la sede de la manada y regreso a casa.
—¿Dónde estabas? —pregunta Lucas, preocupado— Deberías haberme avisado si ibas a ir tan lejos.
—Tú deberías estar en tu casa cuidándote. ¿Crees que la neumonía es un juego? —respondo dejándome caer en el sofá.
—Ni siquiera debería estar enfermo. Aún no entiendo cómo pasó ni por qué.
—Es simple: somos mitad humanos. En algún momento, nuestro cuerpo puede fallar. No somos superhéroes, Lucas.
—Deberíamos serlo, por todo lo que hacemos. Pero dime, ¿qué se dijo en la reunión a la que no pude asistir?
Le cuento lo que el consejo de ancianos quiere de mí y mi total repulsión por un matrimonio arreglado, cuando no quiero aparearme con nadie.
—Alfa, ¿ellos pueden obligarte a casarte?
—Si no encuentro a alguien a la altura de un alfa... tal vez sí. ¡Pero no quiero, y tampoco estoy buscando!
En ese momento, Argus grita en mi mente:
—“Mentiroso.” —y la mujer de cabellos blancos invade mis pensamientos.
—La temporada de bruma ha comenzado. ¿Por qué no intentas encontrar a alguien?
—Quizás ya la encontré. —digo tan bajo que Lucas casi no lo escucha— Lucas, necesito unos días, pero si obtengo la respuesta que necesito, no estaré obligado a aparearme con quien ellos elijan.
—¿Quién es ella? —pregunta Lucas.
—Por ahora, solo tiene un rostro para mí. Pero pronto será más que eso.
Bebemos un poco y conversamos. Lucas regresa a casa contra su voluntad y yo voy hacia otro día aburrido en la sede de la manada.
—Alfa, hemos recibido algunas quejas sobre robos de animales pequeños en los alrededores. Hay que averiguar qué está pasando. —dice mi tío.
—Justo ahora, con la fiesta de la cosecha de primavera acercándose, aparece esto. Reúne un grupo de diez lobos para mí. Vamos a rastrear y descubrir qué está ocurriendo.
—En cuanto a la fiesta de la cosecha, necesitamos una presencia femenina a tu lado para liderar a las mujeres. ¿Ya tomaste una decisión sobre el matrimonio? —pregunta mi tío con cierto temor a mi reacción.
—Diles que el plazo del año aún no ha terminado y que no tengo prisa.
Mi tío simplemente sonríe y se aleja. Mi oficina queda vacía y tranquila. Pronto tendré que salir a cazar al que está robando los animales de la región, y eso me ocupará lo suficiente como para olvidar lo que hice con la desconocida.
Poco después, los lobos y yo estamos corriendo por el perímetro de la manada y sentimos olor a zorros. No puedo creer que esos animales estén aquí otra vez.
—Señor, ¿qué debemos hacer si la encontramos? —pregunta Raphael.
—¡Matarla! Debemos asegurarnos de cuántas hay. —ordeno, y cada uno corre hacia una dirección.
Después de destrozar a dos zorros, me encuentro rondando la vieja casa donde estuve ayer. Siento su aroma aquí, lo suficientemente fuerte como para hacerme desear entrar. Argus me enloquece exigiéndola para nosotros.
Vuelvo a mi forma humana por unos minutos para pensar con más claridad. Me recuesto contra un árbol y observo la casa. La noche empieza a caer y el deseo de entrar para ver qué está haciendo solo crece.
Escucho algo entre los árboles y vuelvo a mi forma de lobo. Recorriendo el bosque una vez más, me topo con otro zorro. Corro como un loco hasta darme cuenta de que mis patas me llevan de vuelta a la vieja casa.
Ya ha oscurecido y no sé qué hora es exactamente hasta que siento la bruma golpearme como una ola gigante, abrazándome y calentándome como brasas encendidas.
Su olor llena mis fosas nasales y se vuelve casi imposible resistir el deseo que grita dentro de mí. Regreso a mi forma humana y camino con dificultad hasta la puerta, abriéndola despacio.
Escucho un ruido de algo rompiéndose y apuro mis pasos hasta una pequeña cocina. Camino de regreso hacia la puerta, decidido a irme, cuando la veo levantar su vestido y tocarse.
Pero no puedo irme. Me quedo paralizado en la puerta y la escucho ir hacia la sala. Cuando me doy la vuelta, la veo gateando por el suelo, intentando llegar al cuarto.
Me mira y se pone de pie de golpe. Parece confundida, sacude la cabeza varias veces y luego dice:
—Si eres real, vete. No des un paso más hacia mí. —se da vuelta y entra en la habitación.
¿Si cree que puede darme órdenes? Voy a mostrarle quién manda aquí. Camino hasta el cuarto y ella se gira, visiblemente molesta.
—Vete o te arrepentirás de haber entrado aquí.
—¿Ah, sí? —digo acercándome sin darle tiempo a retroceder— Porque tu aroma grita por mí.
La abrazo y después del beso me pierdo en mi bruma, que se mezcla con la suya. Ella rodea mi cintura con sus piernas, yo la sostengo con un brazo y con la mano libre rasgo su vestido, dejando un rastro de retazos por el suelo.
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Comments
Rosa Martinez
Seguramente habrá descendencia
2025-08-11
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