Dejar todo

Mientras que en la otra habitación de la catedral se encuentra, Ana Patricia. Una mujer de tan solo 25 años de edad. Una supermodelo de fama mundial, con Una belleza deslumbrante, y. Una actitud que deja huella. Alta, esbelta, cabellos negros largos, ojos que son una fantasía. "Pues usa lentes de contacto" Con facciones esculpidas, y una mirada glacial, que refleja su seguridad absoluta, Ana Patricia camina por la vida como si cada pasarela le perteneciera.

Desde su lujoso Penthouse en París, hasta. Sus escapadas en yates privados por la Riviera, todo en. Su existencia gira en torno, al lujo y, sobre todo, en "ella misma". No le interesa la amistad y mucho menos el amor. Al menos que le aporten algo tangible: fama, dinero o influencias. Sus relaciones que ha tenido son meras transacciones, su círculo más cercano está compuesto, por diseñadores que la adoran, fotógrafos que la idolatran, y gentes que se desviven por cumplir. Sus caprichos.

Nunca llega a una sesión de fotos antes del mediodía, y cuando lo hace, exige café colombiano a la temperatura exacta, y un camerino lleno de flores blancas. Si algo no le gusta, su mal humor puede salir en cuestión de segundos, y terminar por arruinar cualquier contrato millonario sin pestañear. En su mundo, la empatía es un lujo innecesario, no se molesta en recordar los nombres de sus asistentes. A menos que uno de ellos cometa un error imperdonable, como olvidar, su agua con rodajas de pepino.

El único amor de Ana Patricia es su propio reflejo, cuida tanto su figura que tarda horas en el gimnasio, y tratamientos de belleza, exclusivas dietas rigurosas. Para ella el éxito es un derecho, no un privilegio. Y si alguien osa de hacerla enojar, lo fulmina con la mirada, y puede acabar con carreras enteras.

Para ella conocer al famoso Billonario, Cristóbal Devereaux, fue como caerle como anillo al dedo. Pues él cumple todas las expectativas, que un hombre puede ofrecerle, desde regalarle joyas, hasta el último deseo más caro que ella pueda pedirle.

Está terminando de ajustar el velo sobre su cabellos negros, se queda viendo el espejo con una mezcla de nerviosismo, y determinación. Su vestido de encaje blanco es perfecto, hecho a su medida por uno de los diseñadores más exclusivos de París. Cada pliegue, cada bordado, cada perla cocida a mano grita "lujo". Sin duda será la boda del año.

La boda está a punto de llevarse acabo, Ana Patricia está cada vez más convencida, que su matrimonio es un error pues al casarse, dejará definitivamente el modelaje, pues Cristóbal se lo ha ordenado, está entre la espada y la pared, y su nuevo contrato exclusivo, que tanto había estado esperando por fin llegó esa gran oportunidad, para catapultar su fama mundial, como la mejor modelo del mundo. Pero no quita la mirada hacia el espejo, viendo su reflejo y pensando, la decisión que debe tomar, salir y caminar por ese amplio pasillo que la llevará hasta el altar, hasta dónde está Cristóbal esperándola, y perder definitivamente su libertad y su fama, para estar atada de por vida a un matrimonio, que todavía no sabe si es lo correcto.

Ana Patricia, camina de un lado a otro, frotando sus manos, pensando claramente en la decisión que en ese momento debe tomar en ese momento, pero justo en esos instantes llaman a la puerta. La voz del hombre la hace sobresaltarse.

--Señora, la esperan. --

Ana Patricia se queda en silencio durante algunos segundos y duda en responder toma, un largo suspiro y después responde. -- Ahora salgo. --

Ana Patricia vuelve al espejo y comienza a quitarse el velo lo colocas sobre la cama, busca entre sus cosas algo de ropa ligera, las colocas sobre la cama y comienza a quitarse el vestido de novia. Después se viste con sus ropas, toma su teléfono y hace una llamada.

- Espérame, por la parte trasera -

Son las palabras de Ana Patricia. Después entre sus cosas busca su agenda y una pluma escribe unas cuantas líneas, dobla la hoja y la deja sobre la cama. Después sale de aquella habitación, recuerda muy bien. Por dónde fue que la llevaron, para no ser vista por nadie, así que por ahí vuelve a salir, sin ser vista por absolutamente nadie. Mientras que adentro de la iglesia todos los invitados se encuentran ya reunidos, sentados en sus respectivos lugares, tal. Y como lo indicó Cristóbal a sus empleados. Él está parado frente al altar esperando la llegada de la novia,

Pero. Mientras todo parece desarrollarse según lo planeado, hay un ligero nerviosismo en el aire. Nadie se atreve a mencionarlo, pero ya han pasado varios minutos y aún la novia no hace acto de presencia, se vuelve más evidente conforme pasa cada minuto. Él, sin embargo, no parece preocuparle. Está convencido que ella pronto llegará. ¿Cómo no hacerlo? ¿Quién en su sano juicio plantaría a un hombre como él? Una mujer como ella que está acostumbrada a los lujos, solo él puede darle todas las comodidades que ella le pueda pedir, ella es la única mujer que ha llamado un poco su atención entre millones de mujeres, qué a conocido. Por qué cree firmemente que ambos son iguales.

Los minutos pasan, y Cristóbal no tiene más que decirle a uno de sus asistentes que vaya por la novia, cuando esté regresa se acerca con cautela hacia él informándole que la novia ha escapado. Solo se cerca a su asistente y le dice.

*** - Encuéntrala y tráela -***

El asistente inmediatamente obedece su orden, y Cristóbal se dirige hacia los invitados diciendo.

*** -- No se preocupen, pronto ella estará aquí --***

Lo dice con una sonrisa que no muestra nerviosismo, porque para él, el mundo siempre ha girado en torno a sus deseos. Todo lo que ha querido, lo ha obtenido. Y esto no será la excepción.

Sin embargo, los murmullos comienzan a propagarse entre los invitados. El reloj avanza, y la hora de inicio de la ceremonia pasa sin señales de la novia. En la entrada de la catedral, algunos de los organizadores de la boda, buscan por todos lados, para dar con ella, los presentes comienzan a intercambiar miradas incómodas. Mientras que los músicos, ya sin instrucciones, repite la misma pieza una y otra vez.

Finalmente, uno de sus asistentes regresa, esta vez con el rostro pálido y preocupado, se acerca a Cristóbal y le entrega una oja doblada. Cristóbal la observa con curiosidad y por primera vez, una sombra de duda cruza en su rostro. Desdobla la hoja con movimientos lentos, como si el simple acto de leer pudiera resolver cualquier inconveniente.

¿Qué pasará? ¿Cristóbal cambiará o este duro golpe lo volverá aún más arrogante?

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Comments

Mine Romero

Mine Romero

Excelente novela me encanta, por favor nos puedes regalar más capítulos muchas gracias

2025-08-05

5

Clemen Franco Arevalos

Clemen Franco Arevalos

Aquí vamos a acompañar una travesía con mucha emoción, con tu mente creativa, Yingi! Te deseo éxitosssss!! 👌👌👌👍🌹🇵🇾💐🤩

2025-08-05

2

Yohelis López cabarca

Yohelis López cabarca

siempre esperan el último minuto para escapar y con razón vivir en jaula de oro no es para cualquiera

2025-08-05

2

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