Madre, no puedo tomar el camino fácil

— Les ordené que permanecieran en el lugar donde los dejé; su desobediencia es inaceptable — reprendió el duque a sus hijos por no haber seguido sus instrucciones.

— Padre, comprendo que estés enojado, pero en nuestra defensa, he logrado concertar una fiesta de té con la flor de la sociedad, lo cual es un notable logro a mi corta edad — respondió Catherine con un sentido de orgullo.

— No debieron haber importunado a Lady Vitaly — observó el duque, reconociendo que, a pesar de su título, la familia Vitaly ostentaba un estatus superior al del ducado Carter, el cual, día tras día, veía disminuir su prestigio.

El anterior duque había realizado inversiones desafortunadas que llevaron a la casa Carter a una situación delicada. Tras su fallecimiento, fue su esposa quien mantuvo la estabilidad económica del ducado, adentrándose en el complejo mundo de los negocios, que estaba dominado por hombres, defendiendo su posición con determinación.

Al asumir el cargo, el duque realizó inversiones acertadas que incrementaron las finanzas del ducado; sin embargo, en tiempos recientes ha enfrentado dificultades con ciertos negocios. La llegada de tejidos importados a precios reducidos ha impactado adversamente sus productos más exitosos.

— La única persona a la que hemos incomodado es a usted; Lady Vitaly se mostró sumamente atenta y cortés con nosotros, elogiando nuestros modales en múltiples ocasiones — musitó la niña, visiblemente irritada. El duque era consciente de que la pequeña tenía el mismo temperamento que su difunta esposa.

— No te enojes, permitiré que organices esa fiesta de té, pero debes invitar a tu abuela para que sea tu guía. Tendrás el apoyo de los empleados para organizar la reunión. — A pesar de su dureza, el duque solo quería el bienestar de sus hijos.

— Padres, si los negocios no van bien, Lady Vitaly podría ser de ayuda; ella es una señorita influyente —comentó el pequeño, quien se había mantenido en silencio.

— Esos asuntos no deberían preocuparles; concéntrense en su educación. — ¿Cómo podría esa joven ayudarlo a él?

Madeleine llegó a su casa con sus pensamientos confusos; la escena no dejaba de dar vueltas en su mente, atormentándola.

Recuerdo

— Eres irresistible —afirmó el duque mientras acariciaba el cuello de Madeleine con su lengua.

Fin del recuerdo.

— ¡AAAAH! ¿Por qué tiene que aparecer en este momento ese recuerdo? Basta, Madeleine, cálmate, son solo alucinaciones producto del cansancio. — Madeleine trató de borrar la escena de su mente a toda costa.

De tanto batallar y dar vueltas en su cama, Madeleine terminó cayendo rendida en un profundo sueño. Todo era tranquilidad hasta que, repentinamente, se vio envuelta en una neblina espesa que la dejó en el mismo lugar de siempre.

—¿Qué quieres de mí, Flora? ¡Habla de una vez! Estar esperando por un fantasma es absurdo —protestó Madeleine, irritada.

—Ja, ja, ja, pronto lo sabrás —dijo Flora desapareciendo. Madeleine despertó de golpe después de esas palabras.

—¡AAAAH! Debería ser ilegal dormir tan poco tiempo. —De mal humor, Madeleine se levantó y comenzó a recorrer los pasillos del palacio ducal, encontrándose con su madre.

—¿Siguen los sueños? —preguntó Vivían, preocupada.

—Sí, cada vez son más extraños. Hoy conocí a los niños; son tan hermosos. No puedo creer que alguien se haya atrevido a acabar con sus vidas —Madeleine habló con una emoción tan genuina que no pasó desapercibida para su madre.

—Puede que no recuerdes bien tu vida pasada, pero el corazón no miente. Aunque tu mente los haya olvidado, tu corazón aún los recuerda.— expreso Vivían mientras contemplaba a su hija.

—Madre, no puedo evitar sentir ese deseo de protegerlos. Comencé a dibujar vestidos inspirados en unas telas que vi en el mercado. La vendedora me había dicho que pertenecían al ducado Carter. Mi vida ha estado ligada a ese lugar desde hace tiempo; una voz dentro de mí me grita que mi lugar es allí, aunque mi mente quiera negarlo.— la voz de Madeleine se quebró por un breve momento, todo era tan confuso que deseaba recordar de una vez por todas.

— Muchas veces no podemos evitar nuestro destino, pero sí podemos cambiar ciertas circunstancias para bien.— comento Vivían pensativa.

— Hoy conocí a la mujer que acabó con mi vida y la de mis hijos.—Madeleine era consciente de que su fallecimiento no había sido un evento sencillo; había factores adicionales que contribuyeron a la muerte de ella y de su hijo no nato.

— Si quieres cambiar el curso de tu anterior destino, tienes que comenzar por ella. No puedes dejarla vivir, pero debes tener en cuenta que cada acción tiene consecuencias. Si ella es retirada del camino, nuevas sombras se levantarán y tendrás que luchar contra ellas sin el conocimiento de lo que pasará. Ese es el camino difícil; el camino fácil es renunciar a esa vida que viviste, a esos niños y a todo lo relacionado con ellos, y forjar tu futuro lejos de esos recuerdos. — Como madre, Vivían sabía que era necesario que su hija supiera lo difícil que se pondrían las cosas si deseaba perseguir ese destino.

— Madre, no puedo tomar el camino fácil, y si mi destino es salvarlos, es tener esa vida que se me fue arrebatada. Mi corazón no me permite dejar que ellos mueran; quiero intentarlo, quiero estar al lado de ellos, tener a mi hijo en mis brazos. Mi pequeño no pudo nacer; quiero a mi familia —dijo Madeleine, decidida, con lágrimas en sus ojos.

— ¿Y el duque? ¿Qué sientes por él? ¿Estarías dispuesta a sacrificar tu felicidad casándote con un hombre que no amas, al que no recuerdas con claridad, solo por ellos? ¿Estás segura de que puedes enfrentar a quien se levante contra ti? —indagó Vivían con preocupación.

— Sí, sé que puedo con todo ello. No estoy segura de qué haré con el duque; solo viviré mi día a día como si fuera el último, que pase lo que tenga que pasar. — contestó Madeleine

— Si los amas tanto como para sacrificar tu felicidad, yo te apoyaré. Seré tu escudo, no dejaré que nadie te toque, y menos a esos niños que tanto proteges. — Vivían aprovecharía sus conexiones para debilitar a esas personas; dejaría que su hija les diera el golpe final.

— Gracias, madre, gracias por amarme tanto. — Madeleine abrazó a su madre, sintiéndose afortunada de tenerla.

— Hija, sin la intervención de tu hermana, yo no me hubiera permitido tener una vida tan maravillosa al lado de tu padre. Muchas veces necesitamos un empujoncito para tomar esa decisión por la cual tanto dudamos.— Confesó Vivían

Madre e hija sonrieron cómplices; la madre amaba tanto a su hija que estaría dispuesta a todo por defenderla.

— Madre, ¿cómo le diremos a mi padre? Y, peor aún, ¿cómo convenceré al duque de casarse conmigo? Con la condición de no servirle como esposa, pero sí no lo hago, ¿como tendré a mi hijo? —Madeleine tenía sentimientos encontrados por el Duque, pero no quería arriesgarse.

— Tu padre cederá ante lo que te haga feliz y, con respecto al duque, eso solo lo decidirá el tiempo.

— Me reuniré dentro de poco con los niños. ¿Quieres conocerlos?.— preguntó Madeleine animada.

— Por supuesto, a fin de cuentas, serán mis nietos.

— Mi señorita, llegó una carta desde el ducado Carter.— Informó el ama de llaves.

Madeleine y Vivían sonrieron al ver la invitación de los pequeños.

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Comments

Yoba OG

Yoba OG

el apoyo de Vivian sera el haz bajo la manga y la ayudara a tener la victoria

2025-05-29

3

Yoba OG

Yoba OG

no hay fallas en su lógica

2025-05-29

3

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