— Lady Vitaly, qué honor poder estar en su presencia —exclamó la joven con entusiasmo.
— Mi hija es una gran admiradora de usted, por sus actos de caridad y su exquisito gusto por la moda —comentó la madre de la joven.
— No es para tanto, es mi deber ayudar al pueblo; el gusto por la moda lo heredé de mis padres —respondió Madeleine con sinceridad.
La interacción entre Madeleine y las damas corroboraba la teoría de Antonieta: necesitaba la influencia de Madeleine en los círculos sociales para alcanzar su objetivo.
— La casa Vitaly se distingue por su activa participación en obras benéficas; eso nos queda claro con la reciente adopción de la anterior archiduquesa —afirmó una de las jóvenes, quien era hija de un barón. Aunque las palabras parecían ser un cumplido, Madeleine era consciente de que estaban impregnadas de malicia.
— Lady Dorothea Chevalier es una noble de linaje, con la distinción de que actualmente forma parte de la familia Chevalier, contando con el respaldo de la familia imperial y la casa Vitaly. Mi joven sobrina posee un notable talento y un compromiso que suscita la envidia de muchas —Madeleine era consciente del interés que la joven albergaba por el marqués Santillana y no permitiría que se formulara ningún comentario malicioso en detrimento de Dorothea.
— Lady Vitaly, esta será su segunda temporada, ¿no se siente emocionada por los pretendientes que estarán presentes este año? —comentó una dama casada, aliviando la tensión y cambiando el tema de conversación inicial.
— En absoluto, mi padre será quien determine los detalles de mi matrimonio; podría ser un noble del imperio o de algún imperio vecino. Además, esta será mi segunda temporada; no estoy en mi edad límite. Confío en que mi padre sabrá el momento correcto para concertar mi matrimonio —dijo Madeleine con tranquilidad, incomodando a la anfitriona, quien sí estaba en su edad límite para conseguir esposo.
— Hace bien, su padre no escogería un mal esposo para usted —respondió una anciana condesa, quien asistió a la fiesta de té para visualizar los prospectos a esposos para su hijo.
Madeleine asintió, dándole la razón a la anciana.
Por su parte, Antonieta estaba dudosa de dar a conocer sus intenciones, pero sabía que podía causar empatía y admiración en las jóvenes inocentes que debutaron hace un año.
— Las cité para compartir mi entusiasmo respecto a mi próximo compromiso. Mi padre se encuentra en negociaciones para hacer realidad mi sueño. Como muchas de ustedes saben, mi corazón ha pertenecido durante años al Duque Carter. Estoy sumamente emocionada —comentó Antonieta con un tono casi infantil, dirigiendo la atención hacia sí misma.
A Madeleine le pareció impropio el anuncio, y más cuando el compromiso no era un hecho; esa mujer lo que quería era crear rumores para presionar al duque.
— Espero que tenga suerte; participar en tantas temporadas debe ser agotador —. Madeleine mantuvo su postura elegante y mirada serena.
Algunas damas rieron por lo bajo al captar el significado oculto en las palabras de Madeleine.
Para las damas presentes, la diferencia entre Madeleine y Antonieta era abismal. Mientras la primera joven esperaba los designios de su padre, la otra había permanecido soltera por mero capricho.
Antonieta estaba furiosa; sus invitadas centraron su atención en esa altanera jovencita que lo único que hacía era humillarla, cuando la atención debería estar en ella, que era la anfitriona.
— Para nada, he esperado con paciencia al hombre que amo durante mucho tiempo. No tengo presiones por parte de mi familia; mi padre me ama tanto que desea mi felicidad —, dijo inflando su pecho con orgullo. Muchas jovencitas se sintieron conmovidas por lo buen padre que era el vizconde, pero las damas pensaron que era un padre negligente.
— Es digno de admiración que el vizconde se preocupe por los sentimientos de su hija; sin embargo, es aún más admirable el sacrificio que ha realizado por amor, especialmente considerando que este hombre ya había formado una familia previamente. Debe tener un profundo amor por él para renunciar a la posibilidad de crear su propia familia en aras de su amor —. Madeleine comprendía que la obsesión de esta mujer representaba un peligro considerable y que era necesario acabar con ella para que sus niños estuvieran tranquilos.
— Lady Vitaly, lo dice porque es joven; todavía no entiende la complejidad del amor —comentó una dama en defensa de Antonieta.
— Tiene razón, aún soy muy joven. Por mi parte, no sería capaz de tal hazaña; si un hombre no me elige, no merece mi amor. Rogar es una de las peores bajezas que puede hacer una dama. Admiro los matrimonios por amor, como el de mis padres, mi hermana, los Reyes del Norte e incluso los mismos emperadores, pero yo no sería capaz de esperar tanto por un amor. Si este año mi padre no concierta un compromiso para mí, me retiraré al marquesado Marcellus como la nueva marquesa —comentó Madeleine en respuesta.
— Es muy valiente de su parte tomar una decisión tan arriesgada, pero considere que en los círculos sociales puede conseguir un matrimonio más rápido y ventajoso —a Antonieta no le convenía que Madeleine se retirara al marquesado; ¿cómo utilizaría su influencia?
— Lady Lee, no ha comprendido con claridad; no es a mí a quien tienen que impresionar, es a mi padre —las damas rieron ante las palabras de Madeleine.
La flor de la sociedad había llamado falta de entendimiento a la anfitriona, dejando a Antonieta descontenta.
— Debe ser duro tener un padre tan exigente —Antonieta pensó que con esas palabras haría sentir mal a la joven.
— Todo lo contrario; su exigencia nos ha llevado por el camino de la gloria. Confío plenamente en él —la respuesta de Madeleine dejó a las damas satisfechas por su forma de pensar.
Las opiniones entre las jóvenes se encontraban polarizadas; una porción de ellas compartía la perspectiva de Madeleine, mientras que una minoría mostraba inclinación hacia Antonieta, considerándola una joven dama que ha defendido sus emociones.
— Tengo conocimiento de que su hermana contrajo matrimonio por amor. ¿Qué hace que su situación sea distinta? Tenía la impresión de que su padre no establecía diferencias entre sus hijas —observó Antonieta con un tono de malicia.
— Mi hermana se enamoró del archiduque y él de ella; mi padre no le vio impedimento y aceptó la unión. Eso permitió que se rompiera la maldición que había sobre el imperio y que las nuevas generaciones tengamos maná, lo que nos permite ser más fuertes ante las enfermedades. Mi padre no le vio impedimento —explicó Madeleine con serenidad.
— Mi hermano también ha contraído compromiso por amor; efectivamente, mi padre no discrimina entre sus hijos. Sin embargo, prefiero que sea él quien elija a mi futuro esposo. Si este año llegara a contraer matrimonio, sería por tres razones: en primer lugar, por un compromiso arreglado por mi padre que garantizaría mi protección; en segundo lugar, porque me enamoraría locamente, lo cual considero poco probable; y en tercer lugar, porque ese hombre poseería algo que despierte mi interés —comentó Madeleine con una sonrisa.
— ¿Y qué es lo que le interesa a Lady Vitaly, si es que se puede saber? —inquirió Antonieta con curiosidad.
— Poder —respondió Madeleine con una sonrisa.
— Lady Vitaly podría contraer matrimonio con alguno de los príncipes, lo que elevaría el estatus de su familia —comentó una de las jóvenes.
— Oh, no, considero a los príncipes parte de mi familia, no como posibles esposos —manifestó Madeleine entre risas.
Antonieta se encontraba furiosa por no poder contar con el apoyo de Madeleine. Había asumido erróneamente que se trataba de una joven tonta y mimada, pero su error le está costando muchas burlas.
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Comments
✨✨Esmeralda Guzman✨✨
adivinaste quiero su imagenes siempre sacas un diez en eso /Drool//Drool//Drool//Drool//Drool/
2025-05-28
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