Un respiro en el 17

*⚠️Advertencia de contenido⚠️*:

Este capítulo contiene temáticas sensibles que pueden resultar incómodas para algunos lectores, incluyendo escenas subidas de tono, lenguaje obsceno, salud mental, autolesiones y violencia. Se recomienda discreción. 🔞

...****************...

Las puertas del piso dieciséis se abrieron. Él no se movió.

—¿No te bajarás?

—Todavía no. Me interesa más el piso diecisiete…

Se me tensó la espalda. El piso diecisiete era la terraza. Casi nadie iba allí. A veces salía yo, a respirar. A pensar. A gritar mentalmente cuando quería mandar todo a la mierda.

Y ahora él quería seguirme.

La puerta del ascensor se cerró otra vez, y el aire pareció volverse más denso.

Cuando llegamos, salí primero, con paso firme. No iba a mostrar duda. Él caminó detrás de mí, en silencio, hasta que el cielo se abrió sobre nuestras cabezas y el ruido de la ciudad nos abrazó.

La vista era impresionante.

—¿Sueles venir aquí? —preguntó, apoyándose en la baranda mientras sacaba un cigarro y lo encendía.

—Cuando necesito pensar sin interrupciones.

—Ups —dijo, llevándose una mano al pecho—. Interrumpí tu ritual.

—Sí. Y todavía no entiendo que haces aquí.

Gael me miró. De nuevo, y me mostró su cigarrillo.

—¿No ves que estoy matando mis pulmones?—rodé los ojos

—Ojalá sea rápido.

—¿Preocupada por mí? —replicó, con esa media sonrisa que ya debería estar patentada por lo irritante.

—Preocupada porque si te mueres, me tocará competir con otro, y honestamente, prefiero ganarte a ti. Más satisfactorio.

—Eso fue lo más romántico que me has dicho hasta ahora.

—No te emociones.

Gael soltó una risa ahogada, le dio una calada al cigarro y luego me ofreció uno.

—¿Quieres?

—¿Y compartir un vicio contigo? No gracias. Prefiero conservar mis pulmones y mi dignidad.

—¿Siempre eres así de encantadora o es un talento exclusivo reservado para mí?

—Solo con los hombres que intentan robarme ascensos y aire.

—Entonces tengo suerte. A la mayoría solo les das la espalda.

Le lancé una mirada filosa. Él sonrió aún más.

—¿Te molesta que te mire? —preguntó, con descaro—. Porque lo voy a seguir haciendo.

—No me molesta. Me aburre. Hay mejores vistas que tus ojitos de galán reciclado.

—Pero igual me miraste en el ascensor.

—Fue por instinto. Como cuando uno ve un accidente y no puede evitar girar la cabeza.

Gael soltó una carcajada baja, una de esas que vibran en el pecho y hacen que quieras tirar algo pesado. O besarlo. Pero prefería lo primero.

—Tienes veneno en la lengua, Duval. Me encanta.

—Y tú tienes ego de sobra. No te emociones, no eres especial.

—No aún —dijo él, apagando el cigarro contra la baranda y girándose hacia mí—. Pero dame tiempo.

Nos quedamos en silencio. La ciudad rugía abajo. Él me miraba con detenimiento. Yo lo miraba como si pudiera prenderle fuego con los ojos.

—Por que tengo la sensación de que acá es donde viene cuando quieres dejar de fingir…

Me quedé en silencio. ¿Cómo lo sabía?

—¿Fingir qué?

—Que no te importa nada, que estás siempre en control, que no te afecta mi presencia.

Qué ego el de este hombre…

Me acerqué, sin pensar.

—¿Y tú qué sabes de control?

—Lo suficiente como para reconocer cuando alguien lo pierde.

Nuestros cuerpos estaban demasiado cerca. El viento revolvió mi cabello, y él levantó la mano como si fuera a apartarlo. Pero no lo hizo.

—¿Qué estás buscando, Gael?

—Quiero ver hasta dónde llega tu intensidad.

Dio un paso hacia mí. Lento. Como si yo fuera un objetivo que planeaba conquistar centímetro a centímetro. Y yo no me moví. No podía. Algo en mí —quizá la curiosidad, quizá la maldita atracción— me tenía clavada en el suelo.

—Estás jugando en el territorio equivocado —le dije, con la voz un poco más baja de lo que pretendía.

—Estoy probando. ¿No querías guerra?

Me rozó la mejilla con la yema de los dedos. Apenas un roce. Y entonces me rodeó la cintura acercándome a él, lo suficientemente cerca como para que el calor entre nosotros fuera insoportable.

Su respiración rozó mi cuello. Mi cuerpo reaccionó antes que mi cabeza. Me odié por eso.

—Puedo parar —susurró—. Pero no quiero.

—¿Y si te digo que yo sí?

—Entonces no te tocaré. Pero voy a seguir mirándote así. Hablándote así. Porque sé que te gusta. Y a mí me está empezando a gustar molestarte.

Mis labios estaban a milímetros de los suyos. Y yo ya no sabía quién era en ese momento. Solo sabía que si no se apartaba pronto, iba a hacer algo de lo que me iba a arrepentir... o disfrutar demasiado.

Justo cuando creí que iba a besarme, entonces…

—¡Camila! —la voz de Lucía desde el ascensor rompió el momento como una explosión.

Nos separamos de inmediato.

Ella se acercó con un gesto confundido al vernos tan serios, tan cerca de la baranda.

—¿Interrumpo algo?

—No —dije rápido—. Solo… tomábamos aire fresco.

Gael se limitó a sonreír.

—El mejor remedio para un día cargado.

Lucía no se tragó la excusa, pero tampoco preguntó más.

Yo, en cambio, me obligué a volver a la realidad.

No podía perder el foco. No ahora.

Gael se adelantó, murmuró un “nos vemos abajo” y se fue, como si no acabara de desestabilizarme.

Yo me quedé ahí unos segundos más, mirando la ciudad.

Intentando recordarme que esto era trabajo.

Y que él no era más que una competencia con cara bonita.

Era mi rival de oficina.

Más populares

Comments

Mirta Ramirez

Mirta Ramirez

no entienfo esas frases de advertencis,al principio....

2025-05-16

0

ana maria flores

ana maria flores

La verdad que yo tampoco 😃

2025-05-18

0

Total
Capítulos

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play