El Golden Boy Alborotó Mi Vida.
Hola
Mientras entraba en las instalaciones de la masía mi móvil vibró dentro de mi pantalón.
Lo saque y al ver que era Ansu lo volví a guardar en el bolsillo ya que lo vería dentro de unos segundos.
Me subí al ascensor camino de mi habitación, cuando llegué a la planta correspondiente las puertas se abrieron y caminó por el pasillo hasta la habitación 13.
Al abrir la puerta Ansu se encontraba sentado encima de su cama hablando con Fermín.
Ansu Fati.
Tío, ¿dónde coño has estado toda la noche? Nos tenías preocupados.
Gavi.
Lo siento, es que ayer después del entrenamiento me fui con Pedri a comer a su casa y después nos pusimos a jugar al fifa y cuando miré la hora me di cuenta de que la Masía ya estaba cerrada, así que me quedé en su casa.
Los dos chicos asintieron pero me miraron con confusión.
Fermín.
¿Y como has dormido con la tormenta que había?
Yo solo me encogí de hombros.
Gavi.
Se lo expliqué a Pedri y me dejó dormir con él.
Está vez fue Ansu el que habló.
Ansu Fati.
Osea que me ha quitado el puesto, ¿no?
Fermín y yo estallamos en carcajadas mientras él cruzaba los brazos haciéndose el enfadado.
Gavi.
Ay mi cabeza huevo, nadie podría reemplazarte, ni a ti ni a Fer.
Me acerqué a ellos y les di un abrazo amistoso.
Aún recordaba el primer momento en el que Ansu conoció mi miedo a las tormentas.
Intentaba dormir debajo de mis sábanas pero me era imposible, truenos y relámpagos retumbaban e iluminaban la habitación y el fuerte chapoteo de la lluvia se escuchaba repiquetear en la ventana.
Muchos dirían que el sonido de la lluvia te ayuda a relajarte y dormirte, pero yo le tenía verdadero terror.
Me levante con cuidado de mi cama y fui corriendo al la de Ansu cuando otro trueno sonó.
Lo movía desesperado tartamudeando.
Él abrió los ojos y me miró desconcertado, pero enseguida se preocupó al verme en aquel estado.
Ansu Fati.
Gavi, ¿qué te ocurre? ¿Estás bien?
Otro relámpago iluminó la habitación y yo temblé de miedo.
Gavi.
¿Pu... Puedo do... Dormir con... contigo?
Preguntaba intentando que mi voz se proyectara, pero me era inútil.
Gavi.
Te... Te prometo que... Que solo será esta no... Noche.
Él abrió su sabana para que entrase a su lado y lo abrazó por la espalda para tranquilizarme.
Ansu Fati.
Ya está, estoy contigo, no pasa nada.
Él sobaba mi espalda de arriba a abajo para tranquilizarme.
Ansu Fati.
Y puedes venir siempre que quieras a dormir conmigo, no dudes en preguntarmelo si lo necesitas.
Yo asenti y me acerqué más a él cuando otro trueno sonó.
Gavi.
Gracias cabeza huevo.
Ansu Fati.
De nada cabezón.
Y desde ahí siempre podía apoyarme en Ansu o Fer que lo descubrió poco después siempre que quisiese.
Fermín.
¿Nos echamos una pachanguita?
Ambos asentimos sonrientes para coger un balón y dirigirnos al campo.
Pero antes de salir de la habitación mi móvil vibró.
Miré la notificación de Instagram.
Pedri ha empezado a seguirte.
Ansu Fati.
¡Gavi vienes o no!
Dejé el teléfono cargando en la habitación para no impacientar a mis amigos y me fui a jugar.
Nos pasamos jugando toda la tarde recordando los momentos en los que éramos unos niños que jugaban por divertirse.
Volvimos a la habitación reventados, Ansu se fue a duchar y Fermín a por algo de comer.
Desenchufé el móvil del cargador y cuando mire la pantalla de notificación seguía allí.
La leí de nuevo una y otra vez.
Pedri ha empezado a seguirte.
Decidí meterme en su perfil y seguirlo de vuelta, pero cuando iba a meterme en una de sus destacadas Ansu salió de la ducha y cerré el móvil rápidamente.
Ansu Fati.
Oye, me ha escrito Ferrán, dice que si queremos ir a cenar con él y con Pedri.
Justo cuando pregunte él entró por la puerta.
Fermín.
Eh chavales, he quedado con unos amigos, así que luego nos vemos.
Y salió por la puerta de nuevo.
Gavi.
Está bien, vamos, pero me tengo que duchar.
Él asintió y yo me metí en el baño.
Encendí el grifo y deje que el agua caliente cayese sobre mi cuerpo para relajarme.
Enjabone mi cabello con un champú que olía maravilloso, era de avellanas y me encantaba.
Después acabé de aclararme el cuerpo y salí de la ducha y me até una toalla en la cintura.
Me puse una sudadera color crema con unos pantalones blancos negros y las Air force blancas.
Acomodé mi cabello frente al espejo y me eché un poco de colonia.
Cuando salí Ansu ya estaba listo.
Llevaba unos vaqueros azules con un jersey verde, blanco y morado que llevaba al lado unas cartas de póker.
Ansu Fati.
¿Qué tal me veo?
Él siempre había querido vestir como lo hacía Kounde, así que yo le ayudaba un poco ya que era muy observador.
Gavi.
Estás bien, pero Kounde llevarías a jersey con unos pantalones anchos negros de cuero.
Ansu Fati.
¡Es verdad! No se me había ocurrido antes, gracias hermano.
Cuando ya estaba listo ambos salimos de las instalaciones.
Enfrente de estas se encontraba un Mini Cooper azul oscuro.
Ferrán estaba de conductor.
Ansu se subió delante y yo me subí atrás con Pedri.
Dije tímido mirando hacia abajo.
Comments