No podía dormir, no después de lo que había pasado con Pedri. Me sentía fatal por haberle tratado así, no sé por qué he actuado. No me gustaba para nada estar mal con él, así que me levanté, me cambié y cogí las llaves de casa. Había llamado a un taxi en dirección a la casa del canario, a medio camino me puse a llorar.
Al llegar di las gracias al conductor y me quedé un buen rato delante de la puerta. ¿Cómo solucionar las cosas? ¿Cómo no cago más las cosas? ¿Pedri querrá hablar conmigo?
A la mierda, ande hasta la puerta y llame, volvió a tocar el timbre cuando la puerta se abrió y me dejó ver a Pedri.
Pedri.
Pablo, ¿que haces aquí?
Gavi.
Pedri, odio.
Fui interrumpido por una voz que provenía de dentro.
Ferrán.
Gavi, ¿como va todo?
Gavi.
Venía a hablar con Pedri, pero ya me voy. No quiero molestar.
Ya hablaría con él mañana.
Gavi.
Buenas noches chicos.
Ferrán.
No, yo ya me iba.
Puso un humano en el hombro del canario.
Ferrán.
Ya me llamas, adiós Gavi.
Saludé con la mano, cuando Ferrán ya se fue me giré a ver a Pedri con los ojos llorosos.
Pedri.
¿Quieres pasar y me cuentas qué pasa?
Asiento con la cabeza y se aparta de la puerta para que pueda pasar.
Pedri.
¿Quieres algo para beber?
Negué, no podía beber nada con la garganta cerrada.
Entramos y fuimos al salón, yo me senté en el sofá mientras que Pedri se sentó en el sillón que había al lado, me dolía la distancia que están entre nosotros.
Pedri.
Pablo, ¿a qué has venido?
Gavi.
Pedri, necesito...
Paré para poder respirar, ya que me estaba dando un ataque de ansiedad por no saber cómo expresarme, bajé la mirada a mis piernas.
Gavi.
Yo... necesito...
Joder.
Pedri.
Eh, Pablo.
Se levanta del sillón para sentarse a mi lado.
Pedri.
Eh, mírame.
Levanto la mirada.
Pedri.
Respira, poco a poco, inspira y expira.
Seguí las instrucciones mientras le miraba a los ojos.
Pedri.
Eso es, inspira y expira.
Estuve unos minutos siguiendo los pasos de Pedri, me calme bastante y el canario me cogió de la mano.
Gavi.
Pedri, necesito decirte que lo siento, sé que no es suficiente pero Paola no tuvo suficiente efecto en mí. Por eso me he comportado así, mañana quiero que vayamos, si veo que no crea excitación lo dejo.
Solté la mitad de lo que quería decir.
Pedri.
Pablo, si no quieres no quieres. Buscamos a otras chicas si quieres, las coges tú pero esas cosas así es que aprender a hablarlas. Pensaba que había hecho algo que te ha un disgustado.
Cogí más fuerte sus manos y me acerqué.
Gavi.
No, siento haberte hecho entender eso, no era mi intención. Pedri, perdóname por favor.
Estaba a punto de llorar.
Pedri.
Pablo, ven aquí.
Me quité los zapatos, subí los pies al sofá y puse mi cabeza en su hombro.
Pedri.
No te preocupes, me alegra que hayas venido para solucionar las cosas.
Gavi.
Odio estar enfadado contigo, lo siento por mí mierda de actitud.
Pedri.
Ya me lo has dicho, tranquilo Pablo estamos bien.
Me empezó a acariciar el pelo, yo me sentía en casa.
Pedri.
¿Cómo has venido?
Gavi.
En taxi, no quería molestar a mis padres.
Inhale el aroma de Pedri.
Pedri.
Quédate a dormir aquí.
Cogí el móvil y envié un mensaje a mis padres diciendo que me quedaba dormir en su casa.
Pedri.
¿Tienes hambre?
Gavi.
No, tengo sueño.
Le di un beso debajo de la oreja y oigo como jadea. Repetí la acción.
Pedri.
Pablo.
Movió la cabeza a un lado para que tenga más acceso a su cuello.
Pedri.
Vamos a dormir entonces.
No tenía intención de moverme, seguís donde su cuello y me atreví a dar un paso más, pase la lengua por el cuello hasta llegar al lóbulo de la oreja donde le di un mordisco flojo.
Pedri.
Pablo.
Tira de mi pelo.
Pedri.
¿Qué haces?
Gavi.
No sé, ¿quieres que pare?
Paré para que me contestara.
Pedri.
No.
Sonreí y seguí lamiendo su cuello, Pedri jadeaba cada vez que llegaba debajo de la oreja. Me atreví a dar un paso más y mordí su cuello, pase la lengua y succione flojito, no quería dejarle una gran marca. Iba a seguir cuando de repente sonó un móvil, me separé rápido de Pedri y busqué el móvil que sonaba.
Pedri.
Es el tuyo.
Dios, tenía las pupilas dilatadas. Intenté no pensar porque estaba así, contestó la llamada, era mi hermana.
Estuvimos un rato hablando, nos despedimos con la promesa de vernos pronto.
Pedri.
¿Todo bien?
Gavi.
Si, necesitaba la contraseña de Netflix que se ha olvidado.
Dije mirándolo, me rasqué la nuca nervioso por el momento que pasó hace unos minutos, no sé dónde llegaríamos si mi hermana no hubiera llamado.
Pedri.
Si claro, ahora hazte el santito.
Se mordió el labio mientras me miraba.
Pedri.
Vamos a dormir que tengo sueño.
Asentí y me fijé en su cuello, mi cara se puso más roja de lo que estaba, Pedri se dio cuenta de que pasaba algo.
Pedri.
¿Qué pasa?
Preguntó preocupado mientras miraba alrededor buscando algo fuera de lo normal.
Gavi.
Tú cuello.
Dije con vergüenza mientras le miraba, levantó las cejas como si me preguntara.
Gavi.
Tienes un chupetón.
Pedri sonríe y me guía el ojo mientras va al baño para confirmarlo.
Pedri.
Vaya.
Me dice mirándome por el espejo.
Gavi.
Perdón, te mentirías si te dijera que no era mi intención.
Pedri soltó una carcajada.
Pedri.
Madre mía Pablo, no eres posesivo eh.
Me un guiño el ojo por el espejo.
Gavi.
Dios para de hacer eso.
Le dije mientras salía del baño.
Pedri.
¿El que? ¿Guiñar el ojo?
Gavi.
Si, porque eres demasiado sexy.
Me mordí el labio después de soltar eso.
Gavi.
Me voy a dormir.
Pedri.
Si, claro, escápate.
Gavi.
Buenas noches.
Me acerqué y le di un beso en la mejilla.
Pedri.
¿Ahora me lo haces en la mejilla¿ ¿Qué pasa con los besos en el cuello?
Lo dijo para picar, lo conocía.
Gavi.
Cállate Pedri.
Pedri.
Cállame.
Me miró con una sonrisa pícara.
me enseñé el dedo del medio y fui al salón para poder dormir.
Pedri.
No, ve tú a mi cama, ya me quedo yo en el salón.
Cuando vio que iba a rechistar se adelantó.
Pedri.
Sin quejarse.
Asentí y me dirigí a su habitación, tiré en su cama y olía a él, automáticamente sonreí. Caí dormido al instante, pensando en todo lo que acababa de pasar con Pedri, mi mejor amigo.
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