Llegamos a las alas las cuales había comentado Pedri, tenía razón en la parte de que tenía llave por dentro. Tenía la sensación de ser el mal tercio, porque veía como una chica únicamente le prestaba atención a Pedri, la mayoría de las veces la he pillado mirando en su entrepierna.
Pedri.
Ve entrando, ahora entramos.
Le dice Pedri a la chica.
Pedri.
Oye Pablo, ¿estás bien?
Gavi.
Pedri yo aquí sobro, la tía solo quiere contigo. Será mejor que me vaya.
Le digo girando para irme por donde había venido.
Pedri.
No, hemos quedado en que lo haríamos juntos.
Me coge de la muñeca y me acerca a él.
Pedri.
Quédate conmigo por favor.
No podía negarme cuando Pedri utilizaba los ojitos de cachorro como lo estaba haciendo ahora, chantajista de mierda.
Gavi.
Vale.
Dejé que me metiera en esa sala y cerró con llave.
Pedri.
Joder.
Dice Pedri mirando a un punto fijo.
Gavi.
Qué, ¿qué pasa?
El canario no dijo nada, simplemente me señaló hacia una parte de la sala, entonces lo entendí todo, la chica estaba con una lencería estirada en la cama en una pose demasiado sensual. La poca iluminación que había en la sala hacía que su cuerpo se viera mil veces mejor.
Veo como Pedri va quitando botón por botón de su camisa, yo me había quedado plantado en el mismo sitio sin saber qué hacer. El mayor parece darse cuenta, así que si me acerca y pone su boca en mi oreja.
Pedri.
Déjate llevar Pablo.
Entonces sus manos están quitando uno por uno los botones de mi camisa.
Simplemente me dejé llevar como Pedri me había dicho, cuando me quitó todos los botones, deslizó la camisa por mis brazos hasta caer al suelo.
Pedri.
Jamás me cansaré de admirar tu cuerpo Pablo.
Me dejó un beso en el lóbulo de mi oreja y se dirigió hacia la chica.
Me acerqué a ellos y en ese momento Pedri la está besando, el recordé las palabras de dejarme llevar, así que me acerqué, y pasé mi lengua por el lateral de su cuello y succioné dejando chupetones por todo el cuello. El canario se cansa y baja a su intimidad mientras que yo empiezo a lamer sus t**** por encima de la lencería.
Paola: Joder, no me puedo creer que tengo al mismísimo Pedri haciendo magia en mi intimidad y a Pablo Gavi entre mis t****.
Escucho como Pedri ríe y seguro que le metió el dedo por el gemido fuerte que sacó la chica.
Pedri se entretuvo un buen rato ahí abajo, la chica me empuja y caigo de culo en la cama, le iba a preguntar por qué había hecho eso, pero no me dió tiempo. Tenía su mano apretando mi erección por encima del pantalón.y yo gemí.
Pedri levantó la mirada para verme, no sé por qué pero tener la mirada del canario encima de mi mientras le metía y sacaba los dedos me ponía más cachondo.
Paola metió la mano por debajo del boxer y me masturbo de arriba a abajo, tenía la mano muy pequeña.
Paola: Pedri estoy a punto.
Pedri.
Dime, ¿que quieres?
Pedri.
Paola: A ti dentro de mí.
Pedri se levantó para coger un condón de la caja y ponerlo sobre su erección, y oh santísima, la p**** de Pedri era enorme y la boca se me puso seca. No imaginaba a Pedri con tremendo pedazo de carne, cogió de la cintura a Paola y la giró para ponerla en cuatro.
Pedri.
Mientras yo te f****, mete la p**** de Pablo en tu boca.
No sé de dónde sacaba la sensualidad el canario, pero mi erección se puso más dura.
La chica obedeció, me bajo los pantalones junto a los boxers y tragó toda mi extensión, yo solo podía removerme en gemidos.
Pedri empezó con las estocadas, eran rápidas y duras, en ese momento supe que la chica iba a necesitar silla de ruedas, por la fuerza que está usando Pedri y por su tamaño.
La sacó su erección de mi boca para chillar, bajé mi mano a mi erección para bombear mientras miraba a Pedri concentrando en no correrse. El mayor debió notar mi mirada en él, porque su mirada conectó con la mía, jamás olvidaré el placer que sentí en ese momento. Pedri sonrío y bajo su mirada a mí mano, mis mejillas se calentaron al notar la mirada de Pedri, aumente mi ritmo porque estaba cerca.
Paola: Pedri estoy cerca.
Me había olvidado que la chica estaba con nosotros.
Pedri.
Correte nena.
Con su voz exploté, notaba mi semen manchar mi abdomen y seguí masturbándome mirando a Pedri.
Supe que la chica ha se había corrido porque estaba estirada en la cama permitiendo que Pedri llegará. Cuando llegó salió de ella, hizo un nudo al condón y lo tiró a la basura. Pensé que la noche terminaría ahí, que equivocado estaba.
Pedri cogió otro condón, se acercó y me lo puso por mi extensión, yo miraba incrédulo.
Pedri.
Te toca a ti Pablo.
Me guiño el ojo, cogió a Paola por la cintura y la sentí encima de mi.
Pedri.
Cuando termines sales de aquí.
Le dijo Pedri a Paola. La chica asintió.
Cuando Pedri salió por la puerta la chica tomó mi erección con su mano, aliño con su entrada y se sentó encima. Los dos gemimos en respuesta, el hecho de que me haya corrido una vez, no daba para aguantar mucho.
Cogí su cadera y guie sus movimientos, estaba prácticamente saltando encima de mí y no tardó en correrse. Al notar sus paredes apretando mi p**** me corrí por segunda vez en la noche.
La chica salió, cogió sus cosas y salió de la habitación tal le había dicho Pedri. Yo necesitaba unos minutos para bajar del éxtasis. Saqué el condón, le hice un nudo y lo tire por el suelo.
No sé cuánto tiempo pasó, pero la puerta se abrió dejando ver a Pedri con dos toallas.
Pedri.
¿Cómo estás?
Gavi.
Estoy muerto, me he corrido dos veces en una noche.
El mayor se ríe, deja las toallas al lado encima de la cama y pone un brazo debajo de mis piernas y el otro en mi espalda.
Gavi.
Pedri, ¿qué haces?
Pedri.
Vamos a la ducha, que estamos asquerosos.
Me llevo hasta un baño que había en la sala y me sentó en el retrete mientras abría el grifo.
Pedri.
¿Serás capaz de ducharte solo?
Gavi.
Si, no te preocupes. Oye, ¿y Paola?
Pedri.
Se ha ido, me ha dado su número.
Gavi.
Vale.
Pedri.
Te dejo solo, estaré afuera.
Pero antes de que se vaya le agarre de la muñeca.
Pedri.
¿Qué pasa Pablo?
Gavi.
Estamos bien, ¿no? Es decir, ¿nuestra amistad sigue igual?
Tenía miedo de que con el trío hubiese pasado algo.
Pedri.
Obviamente Pablo, no ha cambiado nada.
Pero no sé porque yo sabía que no, nos hemos corrido mirándonos el uno al otro. Normalmente se corre mirando a la chica, ¿verdad?
Gavi.
Claro.
Le solté y salió por la puerta dejándome solo con mil dudas.
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