Recuperación

El sol de la mañana, un tenue resplandor dorado, se filtraba a través de las cortinas de la habitación de hospital, iluminando apenas el rostro pálido de Katsuki Bakugo. Izuku Midoriya, acurrucado en una incómoda silla plegable junto a la cama, despertó con un sobresalto. Un ligero movimiento, un suspiro casi imperceptible, lo habían sacudido de un sueño ligero y agitado. Katsuki había abierto los ojos.

No era la mirada fulminante y desafiante a la que Izuku estaba acostumbrado. Estos ojos, aunque aún cansados y ligeramente nublados por el dolor, estaban suaves, casi vulnerables. Una expresión que Izuku solo había visto en momentos de extrema intimidad, momentos donde las defensas de Katsuki se derrumbaban bajo el peso de su afecto.

"Deku..." susurró Katsuki, la voz apenas un hilo de seda, raspada y débil, pero con una claridad que hizo que el corazón de Izuku diera un vuelco. El sonido, tan familiar, tan querido, era un bálsamo para el alma.

Izuku se arrodilló junto a la cama, sus manos temblando ligeramente mientras tomaba la mano de Katsuki. Era una mano grande, áspera, marcada por cicatrices y vendajes, pero en ese momento, era la cosa más preciosa del mundo. "Kacchan... ¡Estás despierto!" exclamó, las lágrimas brillando en sus ojos, una mezcla de alivio y una inmensa felicidad que lo abrumaba.

 Katsuki le ofreció una sonrisa débil, un gesto mínimo, casi imperceptible, pero para Izuku era más precioso que cualquier joya. Era una sonrisa que decía más que mil palabras, una sonrisa que decía: Estoy aquí, estoy vivo, y estoy contigo.

"Me duele todo..." murmuró Katsuki, frunciendo el ceño ligeramente, el dolor aún palpable en su expresión. El heroísmo, la bravuconería, la fachada que siempre había usado para protegerse, se desvanecían frente a la cruda realidad de su vulnerabilidad.

"Lo sé, Kacchan," respondió Izuku con una ternura que derretía el corazón, su voz suave y tranquilizadora. "Pero estás despierto. Eso es lo importante." Besó suavemente la frente de Katsuki, un gesto delicado y lleno de amor. "Los doctores dijeron que tuviste mucha suerte. Una fractura en la pierna, algunos cortes profundos... pero nada que no pueda curarse."

Katsuki asintió con dificultad, cerrando los ojos por un momento, el dolor aún agudo, punzante. Pero la presencia de Izuku, su calidez, su amor constante, eran un bálsamo para su alma herida. Era una presencia que le recordaba que no estaba solo, que estaba amado, profundamente amado.

 Los días siguientes fueron un lento y doloroso proceso de recuperación, una mezcla de momentos de claridad y destellos de dolor agudo. Izuku se convirtió en la sombra de Katsuki, cuidándolo con una dedicación inquebrantable, una devoción que superaba cualquier expectativa. Le leía en voz baja, historias de aventuras y fantasía que lo transportaban a otros mundos, le traía sus comidas favoritas (aunque Katsuki apenas podía comer más que un poco de sopa), le limpiaba las heridas con una ternura infinita, y le contaba historias divertidas, chistes tontos, cualquier cosa para distraerlo del dolor y mantener su ánimo alto.

Katsuki, a pesar de su malestar, disfrutaba de la compañía de Izuku. La cercanía, el contacto constante, el simple hecho de sentir la presencia de Izuku a su lado, le recordaba que estaba a salvo, que era amado, que estaba en casa. Incluso los regaños de Izuku, aunque suaves y llenos de preocupación, eran un recordatorio del cariño profundo que sentía por él. Eran un recordatorio de que alguien se preocupaba por él, alguien lo quería lo suficientemente como para preocuparse.

Un día, mientras Izuku le arreglaba la almohada con cuidado, Katsuki lo detuvo. "Deku..." dijo, su voz más fuerte que antes, con más fuerza y claridad. "Gracias." La palabra, tan simple, tan corta, resonó con un peso inmenso, cargada de gratitud y afecto.

Izuku sonrió, sus ojos llenos de lágrimas. "No hay de qué, Kacchan. Siempre estaré aquí para ti." Su voz era firme, llena de amor y promesa.

"Eres un idiota," dijo Katsuki, una sonrisa genuina adornando su rostro por primera vez en días, una sonrisa que iluminaba su rostro pálido y cansado. "Pero... un idiota que amo." Las palabras, dichas con una mezcla de ternura y afecto, fueron un regalo para Izuku.

Izuku se sonrojó, pero su corazón rebosaba de felicidad. La recuperación de Katsuki era lenta, un proceso doloroso y agotador, pero era un viaje compartido, un viaje lleno de amor y dedicación. El rubio aún tenía que permanecer en cama por varias semanas más, confinado a la cama por sus heridas, pero ahora, rodeado del amor inquebrantable de Izuku, la recuperación se sentía menos como una carga y más como un viaje compartido. Y eso, para ambos, era lo más importante. El amor, la compañía, la promesa de un futuro juntos, eran los mejores remedios para cualquier herida.

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Comments

Entre más dolor, más fuerte te vuelves.

2025-06-16

1

Awww. Tan lindos mis papisss. 😭💗✨

2025-06-16

1

💗˖ ֹ ͡୧ 𝙻𝚎𝚗𝚎𝚎୨୧𐔌🍰︶︶☆

💗˖ ֹ ͡୧ 𝙻𝚎𝚗𝚎𝚎୨୧𐔌🍰︶︶☆

WAAAAAAAAAAA ESTA HISTORIA ME ESTA LLEGANDO AL CORAZON

2025-04-21

2

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