La idea de que alguien en la actualidad no tuviera teléfono celular le pareció imposible a Víctor.
María
Nunca he tenido la necesidad de uno.
Por un momento María pensó que quizás podía darle el número de la mansión.
Pero pronto la hizo a un lado.
Él le parecía alguien agradable. Disfrutaba de su compañía y le hubiera gustado mantener una amistad.
Tenía claro que lo mejor para ambos, especialmente para él, era mantener la misma distancia.
María
Deberíamos apurarnos.
María dijo y comenzó a caminar más rápido.
Cuando llegaron a la entrada de la estación del metro ella se despidió y como un relámpago montó en la bicicleta.
Víctor no pudo decir nada. Se tuvo que conformar con verla desaparecer en la noche.
La vida de María había estado repleta de amistades que no habían podido ser.
Ser una bruja significaba mantenerse alejada de todo lo "normal".
Pensó que en algún punto se acostumbraría, pero todavía no había llegado ese momento.
Un par de semanas pasaron antes de que se volviera a cruzar con él.
Después de darle varias vueltas en la cabeza Víctor encontró la determinación para invitarla a salir una sola vez aunque fuera una sola vez.
Un viernes esperó por ella a la salida de su turno en el supermercado.
María se sorprendió un poco al verlo.
Víctor
Hola.
Él dijo tímidamente mientras hacía un gesto con la mano.
María
Hola.
María
¿No es tarde para que estés aquí?
Víctor
Bueno, tenía ganas de verte...
Víctor se sonrojó un poco, como si sus propias palabras le hubieran tomado por sorpresa.
María
¿En serio?
María preguntó con un tono provocador sin darse cuenta.
Víctor
¿Te gustaría ir a tomar algo? Yo invito.
María soltó un suspiro.
Tenía que detenerlo antes de que se hiciera más ilusiones.
María
Lo si...
Pero se detuvo de repente. Sintió que alguien la estaba observando.
Había una presencia acechando. Observó rápidamente su reloj de muñeca, eran las once y cuarto de la noche.
María
Todavía es temprano...
Víctor
¿Eh?
Su repentino cambió de actitud tomó por sorpresa a Víctor.
María
Ya es tarde, deberíamos darnos prisa.
Se subió a la bicicleta de un brinco.
María
Vamos, déjame llevarte a la estación.
Víctor
¿A la estación...?
María
¡Súbete!
Víctor obedeció y se sentó detrás de ella.
María
¡Sujétate!
María comenzó a pedalear y tomó velocidad rápidamente provocando que él se sujetara de ella con fuerza.
Los nervios que sintió al colocar sus manos alrededor de la cintura de María fueron reemplazados por el nerviosismo que sintió conforme fue aumentando la velocidad de la bicicleta.
Víctor
¡¿Qué pasa?!
Víctor
¡¿Por qué vas tan rápido?!
María no respondió, estaba concentrada en llegar tan pronto como le fuera posible a la estación.
Comments
Patricia Pescador
pobre muchacho, al fin se anima y no sale bien ka cosa , la vigilan o que pasa ?
2025-04-12
0
Yakumo Tsukamoto
Dame más ya
2025-01-30
0