Annette era una maestra exigente, empujaba a María al límite y no aceptaba ninguna excusa.
María era a su vez una alumna excepcionalmente inepta. No tenía talento, así que debía esforzarse aún más que los demás.
Annette
Vas a tener que compensar tu falta de aptitud con una buena preparación física.
Annette le había dicho alguna vez.
¿Pero de qué clase de entrenamiento se trataba?
María era una bruja.
Una hereje que se dedicaba al estudio de lo oculto, aquello más allá del mundo humano que todavía se negaba a ser arrastrado a lo vulgar y mundano de la cotidianidad.
El entrenamiento solía durar cuatro horas y al terminar María se preparaba para ir al trabajo.
Todas sus necesidades estaban cubiertas, en realidad no le hacía falta trabajar, pero sentía que debía de hacer algo para distraerse.
Por lo tanto, una vez que concluyó su educación básica, consiguió trabajo en un supermercado.
No tuvo dificultades en adaptarse, el entrenamiento al que Annette la sometía la preparó para acomodar y cargar cajas durante largos periodos de tiempo sin que siquiera sudara una gota.
Pronto todos sus compañeros le dejaban las tareas pesadas a ella.
Pero eso no le molestaba, prefería el trabajo físico a tener que lidiar con los clientes. De esa forma las horas parecían pasar más rápido.
Su turno terminaba a las once de la noche.
El supermercado no estaba lejos. María iba y venía en una vieja bicicleta negra que guardaba en el estacionamiento.
Esa noche, cuando estaba a punto de irse, se cruzó con un rostro familiar.
María
Pensé que habías cambiado de turno.
Le dijo a un chico un año más joven que ella de nombre Víctor.
Víctor
Así es.
Él respondió con una sonrisa.
Trabajaba en una tienda de ropa en la misma plaza comercial, justo en frente del supermercado.
María sabía que ella le gustaba, durante los últimos seis meses había hecho un esfuerzo por "coincidir" con ella difícil de ignorar.
Víctor
Hoy es mi último turno vespertino.
María
¿Cómo va la escuela?
Le preguntó mientras comenzaban a caminar.
Víctor
Bien...
María
¿Te estás portando bien? ¿Puros dieces?
Víctor
Sí...
Víctor sentía frustración cuando ella le preguntaba sobre la universidad con cierta condescendencia.
Hacía que el año de edad de diferencia que había entre ellos pareciera un obstáculo infranqueable.
Víctor
La siguiente semana empieza el octavo semestre.
María
¿Osea que ya te falta poco?
Víctor
Para acabar las clases, todavía tengo que titularme y eso puede tomar otro año más.
La conversación siguió al mismo tiempo que avanzaban por la calle rumbo a la estación del metro cercana donde sus caminos se separarían.
Pero antes tenían que cruzar un parque.
Fue cuando se encontraron en medio de la pequeña plaza central que Víctor finalmente consiguió preguntarle lo que quería desde que habían comenzado a hablar.
Víctor
Oye... ¿Podemos intercambiar número de teléfono?
Víctor
Es que como voy a cambiar de turno ya no podré ver... Quiero decir, para estar en contacto.
Sus nervios eran visibles. María lo miró por un instante antes de responder.
Comments
T3rr0r1st
Sigue con esta genialidad.
2025-01-30
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Patricia Pescador
sigamos
2025-04-12
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