capitulo 2 soy una sirvienta

Así que era el duque... Pero bueno, toca ahora una gran búsqueda. Miraba todas las puertas, sin darme cuenta choqué con una chica.

—¿Estás bien? —sonrió—. Te veo algo perdida... Tú eres Celena Fall, ¿verdad? Mucho gusto, soy Olivia Forest. Soy parte de las damas de compañía de la gran duquesa.

—Mucho gusto —extendí mi mano—. Eres la primera persona que es amable conmigo. Hoy fue un día de locos —suspiré.

—Vi que la señorita Elisabet te golpeó muy duro —puso su mano en mi hombro—. ¿Sabes? Elisabet Swonflake es la peor. Solo se cree especial por ser la prometida del duque Winter.

—¿Así que ella es la prometida del duque? ¿Cómo tomará la situación de que el duque tiene muchas mujeres por las noches? —pregunté. Olivia se sorprendió.

—¿Cómo que mujeres...? —curiosa—. El joven maestro es un hombre honrado... Celena, dime algo, ¿el joven maestro mete señoritas a su cuarto?

—No sé. Yo vine hace una semana —pensé—. Si supiera que volví a la vida hace solo siete horas... —reí nerviosa—. Solo sé que hoy me mandaron a su cuarto a sacar mujeres. Pero solo estaba el duque.

Olivia se levantó, me miró fijamente, agarró mis manos y me observó con sus ojos azules. Tenía el cabello rojo, la cara llena de pecas. Era muy bonita de cerca.

—Celena, gracias por decirme esto. La duquesa estará agradecida por la información —me dio algo—. Toma, un chocolate. Es muy exclusivo aquí.

¿Aquí un chocolate es exclusivo? No puede ser. Yo los comía todos los días... bueno, cuando mi madrastra y sus hijastros no me acosaban.

Las luces de las sirvientas se iban apagando y yo seguía buscando, pero una mano me asustó.

—Señorita Fall, ya son las 4:00. Debe dormir. Mañana tendrá mucho trabajo —dijo firme la señora Ana—. ¿Acaso su nuevo cuarto no es de su agrado? ¿Cómo el de su antigua casa?

—¿Mi antigua casa...? —miré el piso—. Ese basurero... era una porquería. Solo era un sótano con olor a mierda.

—Señorita Fall, su lenguaje es vulgar —dijo enojada—. Espero que deje la rebeldía y se adapte, porque esta es su casa. Su cuarto está en el pasillo a la izquierda.

Me fui sin decir más. Ana me miró triste.

—Pobre niña... ¿Será que padeció cosas con la familia Fall? ¿O está triste porque es la única Fall que queda...? —tomó su té.

Abrí la puerta. No podía creerlo: mi habitación era tan bonita. Grande, con una ventana, mi cama bien tendida. Nunca en mi vida tuve este privilegio. En mi otra vida, era húmeda, mis cosas estaban en bolsas, mi cama solo era un colchón viejo y mis cobertores eran remendados.

—Ah, qué cansancio... —me tiré en la cama—. Así que me llamo Celena Fall... "otoño" en inglés... —mis ojos se cerraban—. ¿Seré feliz?

Me quedé dormida. Una voz me hablaba... era esa luz que me dio la oportunidad.

—Oye, Hana... —dijo una voz femenina.

—¿Usted es la que me dio la oportunidad? ¿Pero dónde me metió? ¿Por qué hay duques, sirvientas...? —pregunté curiosa.

—Digamos que es un mundo que tú sí conoces —dijo—. ¿No te acuerdas de este lugar?

—La verdad, señorita, no... Pero los nombres me suenan... ¡—exclamé—! ¡No me digas que estoy en la novela El corazón del príncipe del hielo! —sorprendida.

—Correcto, señorita Hana. Pero tendrás que pelear y ganar para ser feliz —dijo.

—¿Pelear para ser feliz? —pregunté.

—Resulta que la persona que más odias también era fan de esta historia. Ella es el personaje principal.

—¡¿Qué?! ¡¿Esa idiota es la protagonista?! —reclamé—. ¡Y yo una simple sirvienta!

Tenía rabia. ¿Por qué esa gente siempre tiene suerte y yo no? Ellos tenían toda la atención de mi padre en casa. Yo solo tenía mis libros.

—Pero no eres una simple sirvienta —dijo la voz—. Eres un personaje que no tiene nada escrito. Tú puedes ser lo que tú quieras.

—¿Estás diciendo que soy ese personaje que puede crear su propia historia? —sorprendida.

El sueño terminó. Me desperté decidida a cambiar esta historia. Primero, hacer buena letra con la duquesa.

—Bien, hoy va a ser otro día —me vi en el espejo—. Espero que el duque Winter me perdone por decirle... gay.

Busqué algunas cosas, me puse el uniforme. Había un alajero. Lo abrí y había un montón de joyas. Celena sí que eras un personaje secundario muy especial.

Salí con confianza y todos murmuraban.

—¿Por qué no tiene sus joyas...? —susurraban.

—No sé... ella siempre presume esas cosas —me miraban pasar.

Iba feliz, pero choqué con la señora Ana. Tenía una canasta de ropa sucia y me la puso en las manos.

—¿Qué es esto...? —pregunté con el cesto alto.

—Es tu castigo por lo que pasó con la señorita Elisabet. ¿Crees que te vas a salvar? Lava todo esto en el río que está al fondo del castillo —dijo y se fue.

¿En serio? Esto es de novatos. Mi familia tenía una tintorería. ¿Quién creen que hacía todo? Yo.

Lavé la ropa. Era muy linda. ¿Es seda importada...? Olía bien. ¿Será del duque Winter? Escuché una risa mientras lavaba.

—Veo que te tocó a ti lavar mi ropa —bajó del caballo y caminó hacia mí.

—Oh, joven señor Dylan Winter —me levanté.

—¿Joven Dylan Winter? —rió fuerte—. Anoche era el amante del duque.

—Eso... perdón, no me di cuenta. Es que... digamos que —rasqué mi cabeza nerviosa— yo antes era aficionada a cierta historia.

—¿Historia? —curioso—. Ah, cierto, tú antes eras una noble Fall, ¿verdad?

El chico se acercó más. Me arrinconó contra un árbol del bosque.

—¿Y qué clase de historia era para que pienses así...? —dijo susurrando en mi oído—. ¿Podrías contármela esta noche?

—¿En la noche...? —pensé—. ¿Será que le puedo contar? —sonreí—. Bien, iré a contarle.

—¿En serio vendrás...? —sorprendido—. Bien, te espero. A las 22:00. Creo que me tengo que ir. Adiós.

El duque se subió a su caballo y se fue. Yo me quedé mirando.

No puede ser... ¿al duque le gusta el yaoi...? —sonreí con maldad.

Lavé, sequé, planché. Fue divertido. No entiendo por qué me miran como si estuviera haciendo algo loco. Hasta Ana quedó sin palabras.

—Cierto, tengo que ir a la habitación del duque —miré la hora.

—¡¿Escuché que tienes que ir a la habitación del duque?! —sorprendida.

—Sí... él me dijo. Le dije que sí —pensé—. ¿Hice mal? —la chica quedó sorprendida—. ¿Está mal?

—No sabes... el duque es muy frío. No quiere a nadie desde la maldición —dijo—. Celena, ten cuidado.

—No pasa nada... Por cierto, ¿cómo te llamas? —la chica se puso tímida.

—Soy Lumi. Tengo 16 años. Vivo aquí desde los 5 años —dijo—. Y es la primera vez que te veo.

—Así me llamo Celena Fall. Vine hace una semana —sonreí.

Llegó la hora. Fui al cuarto del duque. Abrí la puerta. Él estaba allí, alto, con una bata.

—¡¿En serio viniste?! —sorprendido. Me senté en la cama.

—Claro. Usted dijo que quería escuchar lo que yo leía —sonreí—. ¿Sabe? Nunca tuve a alguien que le interesara esto.

—¿No me digas que vas a contar...? —curioso.

—Sí. Pero igual, no solo cosas raras leía. Me gusta mucho la fantasía. Hasta inventaba las mías —sonreí.

—¿Tú inventas historias? —se puso curioso como un perrito.

—Sí, yo hago historias. Si quiere, le cuento una —firme.

Bien, duque... caíste en mi trampa. Yo sé que tú no puedes dormir después de la maldición...

✨Curiosidad Dylan✨

Tiene una maldición que duele en la noche y no le deja dormir

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