LA RARA Y EL DUQUE

LA RARA Y EL DUQUE

Capitulo 1 Cuando el alma regresa

La vida es rara, prepara cosas que nadie se espera.

—¿Por qué mi mejilla está caliente...? ¿Por qué escucho murmullos?

—¿Cómo te atreves a desobedecer mi pedido? —gritó una voz, y de pronto, un golpe me dio directo en la mejilla.

Frente a mí, una chica de cabello rojo ondulado, labios pintados del mismo tono y un lunar bajo el labio, vestía un vestido inflado, blanco con brillos, que era la envidia de toda la corte.

Las sirvientas la miraban sorprendidas, sin entender nada. Me toqué la mejilla, adolorida, sin saber qué había pasado.

—Así hay que tratar a esta gente —rió fuerte la mujer.

Pero en ese instante, algo rojo cayó sobre su cabeza. Tocó su cabello con cuidado y gritó:

—¿Qué es esto...? ¡MI VESTIDO!

Levantó la vista. Encima de ella, en el balcón, había un chico de cabello castaño y ojos fríos, con una botella vacía en la mano. Gotas de vino rojo caían directamente sobre su vestido blanco, confeccionado a medida. Los brillos, que en realidad eran perlas verdaderas, se teñían de rojo mientras las sirvientas corrían a buscar ayuda.

La chica —recién reencarnada— no entendía nada. El lugar era sombrío, no parecía moderno. Todo tenía un aire antiguo. Con sus pocas fuerzas, se escondió en un salón. Allí, frente a un espejo, se tocó el rostro con confusión. Su voz temblorosa apenas salió:

—¿Qué...? ¿Qué pasa...? ¿Qué...?

Sorprendida, sus manos temblaban, sudaban. Apenas podía mantenerse en pie.

—Estoy... ¿de nuevo con vida?

Narración de la chica:

Solo recuerdo que caí del escenario, rodeada de las peores personas del mundo. Esos malditos me acosaron hasta el final. Todo se volvió oscuro… hasta que una luz apareció y me ofreció una oportunidad. ¿Una oportunidad para ser feliz...?

Los pasos de alguien se escuchaban cada vez más cerca. La sombra de una persona se asomó. Tenía el cabello marrón, ojos avellana y llevaba un uniforme de sirvienta. Era una mujer mayor.

—¡¿Celena?! —llamó con voz madura—. ¿Dónde te metiste, muchacha? —dijo, enojada.

La chica no entendía nada. Solo quería saber qué estaba pasando. Se preguntaba:

"¿Quién es Celena...? ¿Seré yo?"

Una mano se posó sobre su hombro.

—¡Aquí estás, niña! —la mujer la tomó con fuerza—. ¿Quién te crees que eres para no contestar a la señorita Elisabet? ¡Pon tus manos!

Todo pasó muy rápido. La mujer le jaló las manos. En un instante, estaban en otro lugar. Allí, la mujer usó una vara para golpearle las palmas con fuerza.

—A ver si aprendes —dijo con firmeza—. No se te olvide que tú eres una simple sirvienta. Sabes bien, Celena, que esto es por tu bien.

La chica se levantó, triste. Caminó por los pasillos del castillo, oscuros y fríos. Solo había luz en la fiesta. Lo único que se escuchaba eran sus zapatos de charol resonando, paso a paso.

—Genial… —susurró mientras caían sus lágrimas—. Estoy en otra vida, y también me tratan como basura. ¿Qué hice de malo? ¿Dónde estoy?

Mientras miraba sus manos y se tocaba el rostro, una mano apareció en la oscuridad y se posó sobre su hombro. Con un sobresalto, ella despertó.

—Veo que, aparte de insolente, eres una tonta —dijo una voz masculina.

"Esa voz... esa forma de hablar... No me digas que Yohan está aquí..." —pensó con esperanza.

Levantó la cabeza rápidamente... pero no. Era otro.

Alto, de cabello blanco, rostro pálido, ojos verdes y labios normales. Su ropa parecía la de un conde o un duque... no, incluso de un príncipe.

Él extendió la mano con una sonrisa amable.

—Perdón, señorita. Creí que eras alguien más. No quería asustarte. Pero tus manos se ven muy hinchadas. ¿Qué pasó?

—Una vieja loca vino y me dijo que desobedecí a la señorita Elisabet... ¿Quién conoce a esa? —suspiró—. Aún no entiendo bien qué significa “aprender mi lugar”.

El chico rió de lado y le acarició la cabeza, sonriendo ampliamente.

—Es bueno que aprendas de tus errores. Pero te sugiero que no hables así delante de Dylan Winter —hizo una reverencia—. Por cierto, soy Harry Sunflower.

—¿Dylan Winter...? —repitió pensativa—. Me suena ese nombre… Lo escuché en algún lado —susurró.

Harry soltó una risa fuerte. Celena lo miró, confundida.

—¿Dylan Winter es tu jefe y no sabes quién es? ¡Eso te da una ventaja! Él es el duque de todo esto, conocido como el terror de la nación —dijo con una sonrisa enorme—. Pero yo soy su amigo, y sé que no es tan malo. Por cierto… ¿cómo te llamas?

—Yo... —se señaló a sí misma—. Como dijo la vieja… creo que me llamo Celena —respondió, algo distraída.

—Te sugiero que dejes de decir “vieja”, Celena. Ella es una mujer muy honrada. Se llama Ana, y cuida de las criadas. —Harry miró la hora—. Creo que debo irme. Hasta luego, Celena...

Con paso firme, se fue alejando poco a poco, y su silueta se perdió en la inmensa oscuridad.

—¡Hey, tú, niña tonta! —una voz la interrumpió, y le arrojó un trapo mojado en la cara—. ¡Te lo mereces! Mi señora fue humillada por ti. Ese trapo tiene el vino que le tiraron.

—¿Me importa...? —respondió, furiosa—. Si tu señora es una idiota, no me interesa. Y toma tu trapo. ¡Tú solo eres un perro faldero de ella!

La sirvienta de Elisabet quedó callada, llena de rabia. Apretaba los dientes y se le marcaban las venas del cuello, mientras Celena simplemente se alejaba.

Unos ruidos de aplausos callaron a todas las sirvientas.

—Bueno, chicas. ¡Hoy toca! Alguien tiene que ir a la recámara del duque —dijo la señora Ana.

Todas estaban nerviosas. Nadie quería ir a ese lugar. Se decía que el duque era un hombre que llevaba muchas mujeres a su habitación.

—Saben bien que es su deber —dijo Ana, seria—. El joven no puede ser descubierto como un hombre que se aprovecha de las mujeres.

Mientras discutían, Celena —que había reencarnado hacía apenas unas horas— tenía mucha hambre. Pero una chica levantó la mano con una sonrisa maliciosa.

—¿Por qué no va Celena? Es nueva, tiene que aprender. Hace una semana que vino y ya tiene privilegios, ¿o qué? —rió de lado.

—Tienes razón, Sabrina. Bien, Celena, te toca a ti —ordenó Ana—. Ve al cuarto del duque y saca a la mujer que esté con él.

Celena se levantó con fuerza. Tiró el pan, incluso la sopa, sin querer.

—¡¿QUE YO QUÉ?! ¿¡QUIEREN QUE SAQUE A UNA MUJER DEL CUARTO DE UN HOMBRE!? —gritó, escandalizada.

—¡CELENA! —bramó Ana, enojada—. Sé que tienes solo veinte años, pero debes entender que ya no eres una noble. Eres una sirvienta. Harás lo que yo diga. ¡Ve ahora!

—No lo puedo creer... Qué asco. Odio a esos hombres que traen y llevan mujeres. Espero no ver cosas indebidas...

Celena caminaba por el pasillo, buscando la habitación del duque. Al encontrarla, abrió la puerta.

No había nadie… solo oscuridad. Una ventana gigante, un escritorio elegante, y una cama que costaba un dineral.

Cerró los ojos y exclamó:

—¿Hay alguien...? No veo nada... —estiró la mano y tocó algo—. Señorita, debe salir del cuarto del duque.

Una mano, más grande que la suya, tomó la suya. Una voz masculina, profunda, respondió:

—Yo no soy una señorita. Lo que estás tocando… es mi pecho.

—¿Qué...? —abrió los ojos—. ¡U-usted es un hombre! Me dijeron que tenía que sacar a una mujer, no a un hombre.

—¿Será que el duque tira para otro lado…? ¿Se permite esto en la nobleza o la realeza...? Mmm...

—¿Qué tanto piensas, tonta? —se levantó de la cama y la tomó de la muñeca. La empujó contra la pared—. ¿No te enseñaron a tocar con respeto a tu patrón?

—¡Suélteme! A mí me obligaron. ¿Usted cree que me importa su vida? ¡Usted y mi jefe pueden hacer lo que quieran! ¡A mí no me interesa! Si tira para otra cosa, yo solo hago mi trabajo.

—Espera… —dijo, confundido—. ¿Tú crees que el duque es…? —guardó silencio, impactado.

—Y sí. Me dijeron “ve y saca a una mujer”, y te veo a ti… un hombre. —Sonrió—. Perdón por ser maleducada. Creo que es un hombre muy bello. Seguro debe tener muchas chicas… Lástima que usted sale con el duque.

El chico soltó una carcajada y la soltó.

—Sabes, me agradas. Te perdono esta vez —dijo, serio—. Vete. Hoy no durmió nadie en mi habitación.

Salí del cuarto.

—Qué chico tan lindo... espera... ¡¿MI HABITACIÓN?!

—No me digas que... El chico con el que hablé era… ¡el duque Dylan Winter! —me dejé caer sentada—. Ya firmé mi sentencia.

🌸Curiosidades🌸

Celena en su otra vida se llama Hana

Era conocida por ser la Nerd Pero una chica muy ruda

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play