Mikaela Pride
Mi teléfono suena, veo la hora y respiro profundo, mi almuerzo no tardará en llegar y quiero despejarme por un rato. Me relajo en el asiento y cierro mis ojos pera tener algo de paz, una paz que se acaba en minutos, la puerta se abre, me coloco alerta, abro mis ojos para ver a la persona y apenas la distingo coloco los ojos en blanco.
Jessica Mendez, mi mejor amiga entra con una sonrisa cautivadora al lugar, es la única que entra como si todo esto fuera suyo, le he advertido pero no le da importancia y como a mi tampoco la dejo pasar.
- ¿Pedido para la diosa griega? - Dice en tono burlón, trae mi almuerzo y algo más que creo ser el de ella, se sienta frente a mi y me incorporo para abrir la bolsa.
- Huele muy bien. - Tomo los cubiertos y doy un bocado, me lo saboreo haciendo caso omiso de lo habladora que está la chica.
- ¡Mikaela! - La miro y sonrió forzosa, ella me mira con las ceja enarcada, odia que a veces no le preste atención. La hermosa morena me mira mal y después sigue comiendo. - Como te decía, la próxima semana iré de viaje, por si quieres acompañarme.
- ¿Crees que estoy en posición de dejar todo esto solo por ir contigo? - Sigo con mi comida.
- Solo serán unos días, para eso tienes a Emma... - La interrumpo, es absurdo lo que dice.
- Haces parte de mi servicio privado de cuidado - La perra sabe pelear y es muy cautelosa - te tendré a ti para cuidar mi espalda, pero no tendré a nadie como yo para estar al frente de la marca.
- Buhhhh, aburrida. Mikaela...
- Indiscutible, te lo recompensaré en otro momento, no ahora, no justo cuando estamos en un momento tan importante.
Seguimos con la comida y hablando de todo un poco, a Jess, la conocí hace años, cuando estaba en Miami en unas vacaciones, ambas teníamos solo 17, llevamos 10 años siendo amigas y ella ha Sido mi mejor compañía, es una mujer fuerte, comprometida, cautelosa y tiene una gran habilidad corporal que nadie le quita. Es una chica alta, de 1.72, tiene la tez algo oscura, ojos cafés y una figura que resalta en todo.
Al pertenecer en un linaje del ejército rojo me ha permitido entrenarme muy bien y el estar con ellha a hecho que ambas perfeccionemos nuestras técnicas convirtiéndonos en una sola, es mi compañera, una la cual no cambió por nadie y que ha sabido complementarme.
- Te miro y me preguntó el por qué el idiota ese te engaño - Jess, rompe el silencio hablando, coloco los ojos en blanco al saber que se refiere a mi ex.
- Ya vas a comenzar a hablar de ese idiota...
- ¿Yo que culpa? Es verdad.
- Si estamos hablando de eso... - La miro - a veces te miro y me preguntó ¿Por qué mi hermano no se ha fijado en tí? - Ella se ruboriza, sé perfectamente que mi hermano la vuelve loca, pero él es un tonto qué no sabe lo que quiere.
- No me ha visto bien. - Soltamos a reír ante su comentario.
- En eso tienes razón - Terminamos de comer juntas y después nos quedamos hablando otro rato, se queda conmigo el resto del día hasta terminar la jornada, vamos en la camioneta mientras hablamos.
- Me tomaré unos días para irme a la playa, necesito ir a ver a mis hermanos. - Asiento y sonrió.
- Hazlo, estás en todo tu derecho.
- Promete que te cuidaras el trasero mientras vuelvo.
-Por dios, Jess. - La miro con una ceja enarcada.
- Es verdad, nadie sabe con exactitud que eres hija de Sasha Petrova, y si lo supieran eso no te salvaría de que te puedan hacer algo.
- Ujummm - Miro por la ventana.
- Y sabes que sin mí no es igual.
- No eres indestructible, así que ya deja el drama.
Llegamos a la mansión Pride, hoy tendré una cena familiar, entro y recibo el saludo de todos, no veo a mis padres por ningún lado, subo las escaleras recordando todas las veces que pase por acá cuando estaba niña, sonrió recordando todo. Camino por los pasillos acercándome a las habitaciones, mi habitación sigue estando igual que como la dejé, me quedo un rato sentada en mi cama viendo el álbum de fotos hasta que escucho unos ruidos extraños, me levanto y salgo, camino de donde vienen los ruidos y mientras más me acerco identificó los sonidos que salen del estudio principal, "Gemidos" llegó hasta la puerta, no sé porque estoy aquí, pero el impulso me lleva a abrirla.
- ¡Dios mío! - casi me vomito encima, cierro y me alejo corriendo, ver la escena de mis padres teniendo sexo ha sido otro trauma desbloqueado, nunca los habíamos pillado en esas, solo hasta que mi hermano y yo pasamos la edad de los 15 los comenzamos a escuchar, ellos dejaron de ser discretos y ahora más.
Me quedo sentada en la mesa principal tratando de borrar esa imagen, al rato mis padres bajan riendo y siendo tan melosos como siempre, los fulmino con la mirada, pero rápido la cambio al ver lo lindos que se ven juntos, mi madre me da un beso en la mejilla y se sienta en la mesa.
- ¡Princesa de mi corazón! - mi padre se acerca y deja un beso en mi cabeza, me abraza fuerte y luego se sienta al lado de mi madre.
- ¿Dónde está, Mike? - pregunto y ambos niegan, ese mocoso todavía nada que llega, ellos me ignoran y siguen con sus caricias - Que asco.
- Ay por dios, ni que no supieras lo que hacemos. - Dice mi madre viéndome con una risa, la hermosa pelinegra no cambia, sigue igual, solo algunas arrugas en su rostro, pero igual de hermosa, mi padre ríe y me mira, su sonrisa sigue igual que siempre, tan lindo y coqueto, tan parecido a Mike.
- Desearía borrar eso - Me quedo hablando un rato con ellos y después de media hora Mike llega. - ¡Hasta que llegas!
- Oh, pequeño monstruo. - Me da un beso en la mejilla, siento su olor a licor y lo aparto, sé perfectamente de dónde viene, él me mira y sonrió - No es mi culpa que tú no tengas acción. - susurra cerca y luego se va, saluda a mi madre y luego se arrodilla frente a mi madre viéndola como siempre lo hace.
Pasamos el resto de la noche tenido un rato agradable, siendo la familia más unida, única y especial que hay, nos gusta complementarnos con las locuras y cualidades de cada uno, viviendo los mejores momentos que quedan para siempre en nuestro corazón.
-- Jessica Mendez --
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