CAPITULO 1 "Hermanos Pride"

Las frías montañas de Rusia se tiñen de rojo cada vez que estas personas pisan las tierras, sus tierras. Un desfile de camionetas personalizadas, blindadas y pintadas en tonos oscuros, todas ostentando el imponente logo de la mafia más poderosa de la región, se estaciona frente a la majestuosa mansión PETROV. Esta imponente fortaleza de piedra es más que una simple residencia; es el cuartel general de una familia cuyos lazos son tan duros como el acero y cuya piel está curtida por los vientos helados del poder. Aquí, bajo el techo de mármol y columnas imponentes, reside la familia Petrov, una de las dinastías más temidas de Rusia, donde el honor y la lealtad se pagan con sangre.

De una de las camionetas desciende con elegancia Mikaela Pride. Su abrigo de piel de oso blanco ondea con cada paso, un símbolo de supremacía y dominio sobre todo lo salvaje. Al descubrir su cabeza, su brillante cabellera color azabache contrasta ferozmente con la nieve que la rodea. El séquito de hombres armados que la acompaña se apresura a formar un círculo de seguridad a su alrededor, pero no es por miedo a que algo le ocurra; es por respeto, por el temor que inspira su simple presencia. Cada paso que da, firme y decidido, resuena como una promesa de autoridad. Su piel, pálida como el hielo eterno de las montañas, reluce bajo el escaso sol del invierno. Las cejas, negras y perfectamente delineadas, enmarcan unos ojos azul intenso, tan fríos y calculadores que parecen perforar el alma de cualquiera que se atreva a mirarla.

Mikaela no solo es bella; es mortal. Su mirada, esa mirada heredada de su madre, parece observar más allá de lo evidente, capaz de leer las intenciones de cualquier ser que se cruce en su camino. Ella es la cazadora por derecho, la depredadora que sabe cómo y cuándo atacar. Bajo su abrigo, su figura estilizada pero musculosa se perfila dentro del traje de la organización, un símbolo de su estatus, una advertencia a quienes osen desafiarla.

Tras ella, una sombra igual de intimidante entra en escena. Mike Pride, su hermano gemelo, la sigue como un lobo alfa. Es alto, robusto, con una musculatura tan definida que parece esculpida en piedra. Sus ojos grises, fríos como una tormenta invernal, observan el entorno con una calma peligrosa. Cualquiera que cruce su mirada siente un escalofrío recorrerle la espina dorsal. Con solo un movimiento de su cabeza, los hombres que los rodean se detienen, como si el tiempo mismo obedeciera su mandato.

Mike, conocido entre las filas de la mafia como "El Titán Gris", es el ejecutor implacable, la fuerza bruta que se complementa a la perfección con la astucia letal de su hermana. Juntos son el equilibrio perfecto entre mente y cuerpo, entre estrategia y acción. Donde Mikaela maneja los hilos de la política y las alianzas Pide, Mike es el puño que aplasta a cualquiera que intente desafiar el orden establecido por los Petrov, Herencias de sus progenitores y estableciendo ellos más dominio y control de su imperio.Su traje, impecablemente ajustado a su cuerpo hercúleo, lleva los símbolos de la familia, una advertencia para los enemigos de que no existe rincón donde puedan esconderse si han caído en desgracia.

Los gemelos Pride son la élite, no solo dentro de la familia Petrov, sino en todo el inframundo ruso. Su nombre es sinónimo de poder y destrucción. A donde quiera que vayan, la muerte los sigue de cerca, pero no porque la teman, sino porque la controlan.