CAPITULO 6

CAPITULO 6

La joven se retiró y Romina se quedó mirándola le recordaba mucho a su hija Julieta era muy atenta y servicial, el lugar era muy pintoresco no tenía grandes lujos pero se lo veía muy familiar, luego de almorzar Romina tomo una siesta se sentía bastante fatigada y el médico le había dicho que eso iba a ser normal. Cuando se levantó el atardecer estaba comenzando, la primavera estaba por comenzar el lugar era bastante frío pero la caída del sol se veía hermosa, Romina se puso un saco largo y abrigado y salió a recorrer la playa viendo la puesta de sol la brisa le golpeaba en el rostro y ella comenzó a sentirse un poco más libre y relajada, aunque la angustia y el dolor de pensar que ya nunca más iba a volver a ver a sus hijas la invadió, sentada en la escalera de la parte trasera del hotel una mano se extendió con un café caliente, al levantar su vista para ver de quien se trataba sus lágrimas salieron sin permiso alguno se limpio con rapidez pero Teresa se dio cuenta

-Este es un lugar muy hermoso cuando llegué aquí por segunda vez no solo me hizo sentir en casa…. sino que sentí que podía volver a empezar de nuevo sentí que podía reconstruir los pedazos de mi vida - dijo Teresa tomando sorbos de café y sin dejar de ver las olas golpear en las rocas

-Ósea que no eres de aquí

-No yo nací en la capital, pero cuando nací mi madre falleció después del parto, tenia como seis años y mi padre decidió vender un negocio grande que tenía de venta de autos, me miro a los ojos y me dijo “debemos volver a empezar tu y yo, aunque pensándolo bien mas yo que tu” y nos vinimos a vivir aquí, compro este hotel estaba muy viejo y arruinado pero él le fue dando su toque y refaccionando, cuando tenía diecinueve años, me enamore de un turista y me fui con él otra vez a la capital…- el silencio de Teresa reflejaba mucho dolor- y hace unos años volví con mi vida y mi corazón en pedazos y desde allí de apoco mi padre y este lugar me han ayudado a pegar los pedacitos otra vez- Romina sin pensar mucho la abrazo sentía el mismo dolor que Teresa en ese momento al recordar, Romina limpio sus lágrimas y dijo con un gran nudo en su garganta

-Yo soy de la capital… tengo tres hijas… mi hija mayor debe tener casi tu edad se llama Julieta es la luz de mis ojos la busque por tantos años hasta que en el momento más resignado de mi vida así sin avisar llegó a nuestras vidas para darles un gran giro y alegría, es la persona más dulce, buena y malhumorada- se reía sola Romina al recordar a su hija- que conozco puede estar en el pico máximo de felicidad…. y de repente está tirada en una cama llorando por una bobería.

-Juliana mi hija del medio, ella vive en su mundo de fantasías que todo el mundo es bueno y generoso como su corazón tierno y dulce, pero tiene una coraza dura para que nadie le haga daño… a veces es tan dura hasta con ella misma para no lastimarse así misma, desordenada y loca como ella sola…

-Y mi pequeña Guadalupe… ella llegó a nuestras vidas después de muchos años nos volvió locos a todos primero de amor y luego con los años con sus caprichos y ocurrencias…

Romina recordaba a sus hijas con mucho amor y el en fondo de su corazón era muy grande al pensar que nunca más las volvería a ver el día que se marchó recorrió la habitación de cada una de ellas las abrazo y la beso en silencio para no despertarlas el nudo en su garganta desde ese momento no se iba pero ella sabía en el fondo de su corazón que sus hijas no soportan verla sufrir mientras ella muere día a día. Romina desde muy joven siempre había sido de la idea que si en algún momento de su vida llegaba a tener una enfermedad terminal ella solo quería morir con dignidad, no quería que sus hijas o Alejandro la vieran sufrir y mucho menos atarlos al cuidado constante de ella. Por ese motivo ella había tomado la drástica decisión de irse y si les decía la iban a obligar a tomar un tratamiento que ella no quería y que al final el resultado sería el mismo… su muerte pero con un desgaste físico y emocional muy grande no tan solo para ella sino también para toda la familia, ella necesitaba curar sus heridas antes de irse de este mundo y creía que ese lugar era perfecto para hacerlo allí nadie la encontraría ya que estaba alejado de las zonas turísticas y si bien el verano se acercaba no era un lugar  muy concurrido, y en este momento no solo había encontrado un buen lugar donde pasar sus últimos días sino que también estaba encontrando una buena compañía, Teresa… se estaba convirtiendo en una persona cercana amable y dulce con pequeñas cosas que le recordaba a sus hijas en ese momento Romina pensó que era una niña afligida y frágil encerrada en el cuerpo de un adulto, ella no entendía el porque pero sentía la necesidad de cuidarla como a una hija, el cuerpo de Teresa pedía a grito el amor y el cariño de una madre si bien su padre jamás le hizo sentir la ausencia de su mamá aunque en el fondo de su corazón Teresa añoraba sentir ese amor de madre que nunca supo como se sentía… ya que su padre jamás volvió hacer pareja ni jamás trajo una mujer a la casa, Teresa sabia que el salía con mujeres temporalmente pero cuando fue mas grande descubrió que él nunca las llevaba a la casa porque no quería imponerle una madrastra y que ella sintiera que le imponen una madre que no era la suya, aparte la crio siempre hablándole de su mamá de los recuerdo y mostrándole fotos lo que habían planeado durante el embarazo y muchas cosas mas….

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