CAPITULO 17

CAPITULO 17

Cuando Guadalupe venía en el taxi memoriza el camino el cual no era muy lejos asique opto por volver caminando, para pensar en todo lo que Teresa le había contado, se había ido porque sentía una presión muy fuerte en el pecho la cual sentía que no podía respirar, pero todo era porque se daba cuenta de lo lejos que había estado de su madre mucho antes de que ella enfermara. Guadalupe, llegó caminando a la playa mucho más relajada y tranquila después de la conversación que había tenido con Teresa, sentía como de apoco toda esa angustia iba desapareciendo. Se sentó a mirar el atardecer y sintió una paz interna que hacía mucho tiempo no tenía, en ese momento recordó que en su cartera tenía la carta que su mamá le había dejado, siempre la llevaba con ella pero tenía miedo de leerla por no saber si se iba a encontrar con reproches que le hicieran doler el corazón y ya bastante culpable se sentía por  no haber comprendido más a su mamá y mucho menos haber estado en sus últimos momentos con ella… en ese momento con toda esa paz que sentía, que parecía que se había quitado una mochila muy grande de encima, al pensar que su madre no era así, ella nunca les había hecho reclamos de ningún tipo, se dio cuenta que era el momento de leer esa carta. La sacó de su cartera, la tomó en sus manos y pensó como siempre su madre trato de entender la posturas que sus hijas tomaban con respecto a las decisiones que ellas debían afrontar, miró hacia el horizonte a lo lejos logró divisar la figura de una mujer que mucho se parecía a su mamá la imagen se perdía entre los pocos rayos de sol que quedaban parecía flotar sobre el mar azul y el cielo teñido de naranjas y rosas que se divisaban y en un parpadeo la imagen desapareció, eso la hizo volver a sus pensamientos y darse cuenta que la carta no tenía porque estar llena de reclamos y quejas. Cuando el sol terminó de ocultarse una lágrima rodó por su mejilla, pero su corazón se sentía en paz, abrió la carta y comenzó a leerla.

Mi querida Lupita, la niña de mis ojos. Sabes que siempre fuiste mi consentida. No quiero que estés triste ni sientas culpa. Aquí en esta carta te explicare el por qué tomé la decisión de irme que nada tiene que ver con ustedes, lo hice por mi… y si también por ustedes, pero para que no sufrieran no quería que me vieran así, sufriendo deteriorando día a día… tu sabes bien que yo vi morir a mi madre y fue bastante duro para mi como hija ver como día con día la vida de mi madre se me iba de las manos sin poder ni siquiera tener la manera de aliviar un poco su dolor y de alguna manera no quería que ustedes pasaran por lo mismo a mi me costó años recuperarse de algo así y no podría irme en paz sabiendo todo lo que ustedes estarían pasando por mi culpa, es por eso que no quise que me vieran sufriendo.

Después de que me entere de mi enfermedad analice mucho el irme al principio tenía miedo que ninguno incluido tu papá estuvieran preparados para lidiar con alguien enfermo ya que aunque no lo parezca es algo doloroso y nada fácil, y por otro lado tampoco quería que me recordaran en mi peor momento y que sufrieran conmigo, así fue como un día en internet buscando una información me salió la publicidad de unas playas busque un poco más de información sobre el lugar  y me encanto se veía tan familiar y tranquilo era justo lo que estaba buscando estar tranquila, pero sintiéndome cerca de mi familia, espero no haber tomado una mala decisión y que hoy me odien por eso.

Cada tarde me sentaba en la playa a mirar el atardecer mientras escribía estas cartas… despidiéndome en cada letra un poquito de ustedes y miraba a la gente de aquí, a los turistas y en cada uno de ellos encontraba algo de ustedes… a mujercitas enamoradizas como Julieta todos los muchachos le parecían lindos, aunque no los conocieran…a jovencitas haciendo las mismas locuras que mi linda Juliana saltando y bailando por todos lados sin vergüenzas de que alguien se ría de sus tonterías… y siempre en cada adolescente que miraba…te encontraba a ti mi niña disfrutando de las cosas simples y sencillas de la vida sin ninguna preocupación, viviendo la mejor etapa de la vida.

Eres hermosa mi niña y muy inteligente se que te preocupa que ningún chico se fije en ti, pero eso no será así no apresures las cosas, cada cosa llegará en el momento adecuado. Es tu último año de secundaria, no quiero que estés pensando en mí, quiero que lo disfrutes al máximo, salgas con tus amigas y te diviertas. Yo siempre voy a estar contigo, te voy acompañar y cuidarte jamás las dejare y cuando te sientas sola lee esta carta que así también me sentirás cerca cuando no hagas algo mal también estaré allí para regañarte y veras como sigo presente en tu vida y guiándote eres una persona muy especial con un corazón muy grande y desinteresado yo fui muy feliz de ser tu mamá y ver en la hermosa mujercita que te estás convirtiendo, también quiero que sepas que el tiempo que pase por este lugar me di cuenta que mi vida no fue tan mala como yo pensaba y logré irme tranquila perdone a las personas que me hicieron tanto daño y me di cuenta que eso no era mi culpa, en fin hija… yo estuve muy bien acá, cure mis heridas internas y pude hacer por un pequeño tiempo lo que yo quería y lo que me gustaba de corazón.

Gracias por haberme elegido para ser tu mamá fuiste una niña maravillosa obediente y muy ocurrente espero que esta adolescencia te llene de sabiduría pero nada te quite esa alegría que siempre llevas contigo y cuando te conviertas en mujer sigas teniendo esa luz que llena cada espacio con tu presencia nunca dejes esa bella niña interna que siempre te acompaña y llena un pequeño espacio de luz y alegría, espero haber hecho bien mi trabajo te voy a extrañar y siempre te voy amar… pero siempre voy a estar contigo acompañándote… mamá.

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