—¿Ya llegamos?—pregunto la pequeña niña de pasos cansados, ya llevaron unas cuantos minutos caminando, pero para aquella niña fueron horas de caminata.
La criatura miró a la pequeña notando así su cansancio. Se detuvo un momento y estiro sus manos para cargarla y así llevarla de ese modo.
—Gracias—agradeció la pequeña con una sonrisa que expresaba claramente lo feliz que estaba—por cierto, mi nombre es Catherine, no te lo había dicho antes—menciono mientras miraba que la criatura ladeaba la cabeza confuso—¿No sabes que es un nombre?—pregunto con una pequeña mueca y miro atenta a la criatura, la cual negó—un nombre es... Lo que... Bueno... Lo usamos para llamarnos... Como ejemplo... Me llaman Catherine, a la hora de comer, o me llaman Catherine cuando quieren llamar mi atención, ¿Ahora entiendes?.
La criatura asintió levemente aunque no sabia cual era su propio nombre, aunque una cierta palabra llamo su atención.
"Demonio".
Esa es la palabra con la que se referían mayormente a él en múltiples ocasiones al ser descubierto por los humanos.
—¿Entonces no tienes nombre propio?—volvió a preguntar Catherine haciendo que la criatura salga de sus pensamientos y la mire. La criatura, como respuesta, levanto un poco los hombros indicando que no estaba muy seguro—¿Qué te parece... Voskorner? No soy buena poniendo nombres...
Catherine miro la reacción de su amigo, aquella criatura abrió levemente la mandíbula haciendo nuevamente aquel mismo gesto de ayer en el que le coloco el apósito. La pequeña nuevamente volvió a pensar que era un gesto de emoción.
—¿Te gusta el nombre?—pregunto para asegurarse de que aquella reacción era una que le indicaba que si le había gustado, y la criatura asintió para afirmarlo—entonces a partir de ahora te llamare Voskorner.
La criatura muy contenta empezó a lanzar a Catherine por los aires y la atrapaba, Catherine gritaba para que deje de hacer eso, ya que estaba asustado, pero aun así el ahora llamado Voskorner seguía lanzándola y un poco más alto. Los gritos de Catherine poco a poco se fueron convirtiendo en risas y su gesto asustado se transformó en una expresión de felicidad. Nuevamente el corazón de la princesa empezó a latir, pero aquellas risas se detuvieron al igual que Voskorner dejo de lanzarla por los aires y solo la cargo mientras escuchaba atentamente el movimientos de las hojas de un arbusto. Ambos seres de distinta raza voltearon su rostro para ver los árboles y aquellas plantas leñosas, pensando que sería algún guardia que los encontró. El corazón de la niña latió muy fuerte al estar asustada, pero su corazón se calmo al ver a una lechuza de plumas negras salir de apoco de aquel arbusto, aquella lechuza miraba fijamente a la niña por unos cuantos minutos largos. Unos ululeos salieron del picó de aquella ave y sus alas se extendieron para volar e irse de allí al instante.
—Esa lechuza... Era una lechuza Strix... Nunca creí ver una—dijo la pequeña con una sonrisa y luego mira a su amigo—nunca creí que podría tocar flores... Ni tampoco creí ver animales como estos, todo te lo debo a ti Voskorner, muchas gracias—agradeció mientras su garganta le dolía un poco. La pequeña sentía ganas de llorar por alguna razón que no entendía, ella ahora mismo estaba feliz, ¿Que necesidad hay de llorar?.
El sér hecho de huesos bajo a la niña un momento y se agacho para estar a su altura. Tomó la mejilla de la pequeñas con ojos color miel, los cuales ahora tenían lágrimas, para limpiar las lágrimas que tenían aquellas mejillas con sus dedos esqueléticos.
—Perdon, no se porque estoy llorando si me siento feliz, no siento remordimiento, ni mucho menos culpa por no estar con mis padres, estoy feliz, estoy feliz de estar aquí, de estar afuera y ver todas las cosas que siempre soñé tocar y sentir, las flores... Y esa lechuza... Nunca creí que me las cruzaría en mi vida por mis deberes de princesa—intentaba explicar con su voz quebrandose. Las lágrimas de sus ojos se empezaron a ser más presente y bajo su cabeza para intentar quitárselas sin que su amigo la viera, ya que pensaba que la vería como una llorona, después de todo eso era lo que siempre le decían sus padres y con palabras así vivió toda su vida.
La criatura la miró por un buen rato, hasta que rodeo sus brazos en el cuerpo de la pequeña para formar un abrazo que quizás pudiera animarla. La pequeña también abrazo a su único amigo y en vez de reducir su llanto empezó a llorar mucho más. Quizás eso no era lo que Voskorner tenía en mente, pero no dejó de abrazar a Catherine para que la pequeña por fin tuviera algo en que sostenerse y alcanzar aquella liberación emocional que estuvo cargado por todos esos años en el momento que estuvo consciente.
Después de todo, eso es algunos de los significados de ser amigos.
"Ayuda mutua y apoyo".
(...)
—Es muy tarde ya, dudo que encontremos un lugar para quedarnos—murmuro la pequeña, mientras miraba a su amigo que aún seguía caminando sin importarle cuan oscura sea aquella noche, o también el escuchar el sonido de los insectos. La pequeña de rizos castaños, soltó un suspiro y siguió caminando junto a la criatura, mientras tomaba su mano esquelética para que sus pasos no queden atrasados. Sus ojos miel se desviaron un momento para mirar hacia arriba. El cielo era oscuro por la llegada de la luna, no había nubes que la tapasen, así que la única luz que había era de aquel maravilloso planeta, del cual tan poco sabía aquella pequeña, la concentración de la pequeña siempre estaba del lado de los insectos y los animales que del planeta o el cielo en generar, la pequeña siempre sabia de ellos por unos libros, pero al menos, gracias a esos mismos libros, podía al menos identificar las constelaciones que el conjunto de estrellas formaban—Mira Voskorner, esa son las tres Marías—menciono la pequeña, para luego apuntar la constelación, la cual, Voskorner no entendía, entonces la criatura ladeo la cabeza como siempre hacia cuando estaba confundido o no entendía algo—son estrellas Voskorner, las estrellas forman una constelación con líneas invisibles y las constelaciones son como dibujos muy antiguos—intento explicar la pequeña mientras señalaba las tres estrellas—esas tres son las tres Marías, las tres Marías forman el cinturón de Orion, en mi libro, ví algo interesante, decía que esa constelación simboliza la conexión con el universo y el deseo de explorar lo desconocido. No entiendo eso de la conexión con el universo, pero comprendo lo de explorar lo desconocido—decía mientras miraba ese cielo con una chispa en sus ojos que la criatura notaba.
Voskoner siguió mirando los ojos miel de la pequeña, hasta que dejó de contemplarlos, para en su lugar, mirar el cielo, notando la gran cantidad de estrellas que habían allí, parecía una decoración del cielo, una decoración bastante hermosa que no muchos respetaban, aunque sea algo que se ve todos los días, no significa que deje de ser especial aquel cielo adornado que esconde muchas cosas. Voskorner quería seguir mirando las estrellas y admirarlas, sentía curiosidad por conocer todas las constelaciones y aquellos significados ocultos que no muchos saben. Los pasos de la criatura volvieron a ponerse en marcha, haciendo así, que la pequeña Catherine lo siga para saber a donde terminarían, pero los pasos de su amigo se detuvieron al apenas salir del bosque y estar en un claro. Catherine, algo confusa, miro a Voskorner, el cual, soltó su mano y se recostó en el suelo dejando aun más confusa a la pequeña. Voskorner al estar recostado, le hizo una seña a su amiga para que se recueste junto a él, cosa que la pequeña no dudo en hacer y luego miro atentamente como el sér hecho de huesos señaló el cielo.
—¿Quieres que te explique más constelaciones?—le pregunto, para entender lo que su amigo quería, y terminó por recibir una respuesta afirmativa, lo cual, le hizo sonreír y soltar un largo suspiro a la vez. Los ojos miel de la pequeña miraron el cielo y su pequeña mano empezó a apuntar cada estrella para explicar como conectaban las líneas para formar aquellas constelaciónes que sabía y explicó la historia de ellas.
Las noches en las afueras son hermosas y más si tienes con quien compartirlas, eso era lo que siempre le falto a Catherine y a la criatura hecha de huesos.
Necesitaban compañía.
Parece como si el destino quisiera juntarlos al saber cuan tanta soledad portaban ambos seres en sus vidas, parece como si el destino le diera un regalo al mismo tiempo para que sean felices y estén juntos en una nueva aventura hacía lo desconocido. El que pasará nunca se les pasó por la cabeza a ambos, ya que se olvidaron por completo de que estaban siendo perseguidos por guardias, se olvidaron de que eran fugitivos y la pequeña Catherine se olvidó por completo que era una pequeña princesa que ahora mismo estaban a manos de un monstruo temible. Esas son varias complicaciones que no pensaban, solo querían estar allí, disfrutando la mutua compañía y no pensar en aquellos problemas.
Después de todo, así eran felices, solo teniéndose el uno al otro, contando y escuchando constelaciones.
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Comments
Maria Elena Maciel Campusano
Ay qué bonito capítulo, me llenó de recuerdos y nostalgia, gracias Autora por este maravilloso capítulo ☺️
2024-11-24
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