La Vida de un Sobreviviente, Parte 3: Persecución Sin Tregua.

Gard notó la presencia de la niña de ojos morados, quien sujetaba el brazo izquierdo de Saito con preocupación. Observándola detenidamente, se dio cuenta de que era hermosa ante sus ojos.

Entonces, con una sonrisa burlona, tuvo el atrevimiento de decir:

—"Vaya, Saito, nunca pensé que tuvieras una novia… y menos que fuera tan bonita. ¿Por qué no nos la habías presentado antes? Estoy seguro de que nos habríamos llevado muy bien con ella, ¿no lo crees… Kenzo?"

Desde un callejón cercano, oculto entre las sombras, comenzó a mostrarse poco a poco la silueta de otro individuo.

Era un chico de complexión robusta, con cabello corto y negro, ojos verdes y un semblante confiado. Vestía un kimono masculino de color blanco con detalles en verde, y una tela del mismo tono atada alrededor de su abdomen con decoraciones en blanco. En sus pies llevaba sandalias de madera que resonaban levemente con cada paso que daba.

El chico salió de entre las sombras con pasos firmes y seguros, irradiando confianza. Una sonrisa maliciosa se dibujó en su rostro mientras decía:

—"Así es, Gard. Es una pena que nuestro querido compañero de salón sea tan egoísta como para ocultarnos cosas así."

Saito lo reconoció al instante. Aquel joven no era un cualquiera, sino alguien famoso por su impresionante control elemental dentro de la academia. Su mente se nubló de preocupación mientras pensaba:

“¡¿Kenzo Kiuga?! ¡¿El número uno en el manejo del control elemental de la academia?! ¡¿Qué está haciendo aquí?!”

Antes de que pudiera reaccionar, escuchó una risita a su izquierda, suave y burlona. Luego, una voz femenina se alzó con tono mordaz:

—Este día se ha vuelto bastante interesante... ¿Quién hubiera pensado que el huérfano y perdedor de la clase tendría una novia en secreto? Esto, sin duda, no me lo esperaba para nada.

La dueña de aquella voz tenía una piel clara y suave, ojos negros como la noche y una larga cabellera del mismo tono. Vestía un elegante kimono negro adornado con delicados detalles rojos, su presencia tan enigmática como afilada.

La chica caminaba con paso firme y confiado hacia Saito. Había arrogancia en su porte y maldad en su mirada. Al verla, Saito la reconoció de inmediato y pensó con asombro:

“¿Esa no es Kim Kiuzuki, la niña más fuerte de la academia? ¿Qué está haciendo ella aquí también?”

Ellos eran los amigos de Gard, a quienes había convocado tres días atrás para ayudarlo a encontrar a Saito y evitar que escapara. Su objetivo era claro: vengarse de él.

Saito comenzó a preocuparse aún más cuando notó que los tres avanzaban lentamente hacia él y la niña de ojos morados con claras intenciones hostiles. Sin dudarlo, la colocó detrás de él y comenzó a retroceder hacia un callejón cercano, buscando una posible vía de escape.

La niña de ojos morados estaba asustada. Su corazón latía con fuerza mientras pensaba:

“No entiendo… ¿Quiénes son estas personas y por qué parecen querer hacernos daño? ¿Cómo terminé en este lío si ni siquiera conozco bien a este chico? Si hubiera sabido que esto iba a pasar, me habría quedado en el hospital y nunca le habría dicho que sí en primer lugar.”

Saito vio la angustia reflejada en su rostro y sintió culpa por haberla involucrado en ese problema. Quería calmarla, así que le dijo con firmeza:

—"Oye, mírame".

La niña levantó la mirada, sus ojos reflejaban confusión y miedo.

—No tienes que preocuparte tanto —continuó Saito con tono tranquilizador—. No voy a permitir que te hagan daño. Yo me encargaré de esto. Solo confía en mí, ¿de acuerdo?

Al escuchar esas palabras, la niña sintió algo cálido en su interior, una sensación de seguridad y confianza que nunca antes había experimentado. Sin pensarlo, respondió:

—Está bien… si tú lo dices.

Saito asintió y luego miró con seriedad a los tres oponentes que lo acorralaban. Enderezó su postura y dijo con determinación:

—Ya basta. Si solo vinieron a causar problemas, entonces váyanse y déjennos en paz.

Los tres se detuvieron por un momento y, tras un breve silencio, estallaron en carcajadas.

Kim se cruzó de brazos y sonrió con burla:

—Ohhh, miren esto… haciéndose el rudo porque su "novia" lo está viendo. ¡Qué tierno!

Kenzo se unió a la burla con una sonrisa socarrona:

—Así es. Mírenlo ahí, todo enojado… ¡Deja de hacerte el fuerte! Solo te hace ver más patético de lo que ya eres.

Saito ignoró las burlas. Sabía que debía concentrarse en encontrar una manera de salir de ahí con la niña sin que ella saliera herida. Rápidamente, ideó dos planes:

“Plan A: convencerlos de que dejen ir a la chica y que hagan lo que quieran conmigo. Plan B: crear una distracción arriesgada y escapar con ella antes de que puedan reaccionar.”

Pero entonces, Gard lo miró fijamente y pareció leer su mente. Con una sonrisa perversa, dijo:

—Por tu expresión, diría que estás maquinando una forma de escapar con esa chica. Pero te diré algo… eso no va a funcionar contra nosotros.

Mientras hablaba, extendió su mano y materializó una lanza de fuego, idéntica a la que había usado en los exámenes de admisión. Luego, la apuntó directamente hacia la niña de ojos morados.

—Porque en el momento en que intentes huir —continuó Gard con malicia— mi lanza podría "accidentalmente" darle a ella en lugar de a ti. ¿No lo crees?

Saito apretó los puños con furia. Sus ojos reflejaban enojo y frustración.

—¡Ella no tiene nada que ver en esto! ¡Tu problema es conmigo, no con ella! ¡Déjala ir! No hay necesidad de involucrar a un inocente en esto

Gard esbozó una sonrisa cruel.

—¿Y por qué debería hacerlo? Tú me humillaste frente a toda la clase. Ahora haré lo mismo contigo… y me aseguraré de que tu "noviecita" vea cómo te retuerces de dolor con mis llamas. Y créeme… eso es justo lo que pienso hacer.

Saito y la niña de ojos morados lo miraron con horror. Mientras tanto, Kenzo y Kim se removieron incómodos. No esperaban que Gard fuera tan lejos. Pero al ver la mirada maniaca en su rostro, supieron que hablaba en serio.

Saito entendió en ese instante que no tenía más opción.

“No me queda otra… Tengo que pasar al Plan B.”

Tomando aire, adoptó una postura de combate y declaró con determinación:

—Así que así van a ser las cosas, ¿eh? Muy bien… terminemos con esto de una vez.

Gard sonrió con satisfacción y adoptó su propia postura de pelea, la misma que usó en los exámenes de admisión.

"Finalmente… ahora sabrás lo que se siente ser humillado."

Los espectadores estaban ansiosos por el enfrentamiento, todos menos la niña de ojos morados. Ella, en cambio, estaba aterrada. No quería que le pasara nada malo a Saito, aunque apenas lo conocía. En silencio, le deseó la mejor de las suertes.

Pero antes de que la pelea comenzara, Saito habló:

—Oye, Gard… quiero decirte algo.

Gard gruñó con impaciencia:

—¡¿Qué quieres?!

Saito alzó una mano y señaló con el dedo detrás de ellos.

—¡¿Qué es eso?!

Por puro reflejo, Gard y sus amigos giraron la cabeza para ver de qué se trataba… solo para encontrarse con el vacío.

—¿Eh? ¡No hay nada ahí! —exclamó Kenzo con confusión.

Pero para cuando se dieron cuenta del engaño, ya era demasiado tarde.

Saito aprovechó la distracción y, en un movimiento veloz, cargó a la niña de ojos morados en sus brazos, sosteniéndola al estilo nupcial. Ella se sonrojó intensamente y exclamó, sorprendida:

—¡¿P-pero qué estás haciendo?!

Saito respondió con una sonrisa determinada:

—Lo siento, señorita, pero nunca tuve la intención de escapar sin ti. No iba a dejarte sola con ellos. Además… te prometí que no permitiría que te hicieran daño.

La firmeza en su voz la dejó sin palabras. Sintió, por primera vez en su vida, que alguien la protegía de verdad. Su rostro ardió de vergüenza, pero en su interior, un cálido sentimiento la invadió.

“Espero que todo salga bien…”—pensó, ocultando su rostro en el pecho de Saito.

Mientras tanto, Gard y sus amigos volvieron a mirar a Saito con expresión confusa… hasta que notaron que ya no estaba en su lugar. En su lugar, lo vieron corriendo a toda velocidad con la niña en brazos.

La sangre de Gard hirvió de furia. Su grito resonó con la rabia de una bestia herida:

—¡¡¡SAITO!!!

Saito lo escuchó y pensó con preocupación:

“Rayos… Ya se dio cuenta. Tengo que usar toda mi velocidad si quiero alejarnos lo suficiente y evitar que nos alcancen.”

Gard, rojo de furia, gritó a sus compañeros:

—¡Persíganlos! ¡No dejen que se escapen!

Los otros asintieron y salieron tras ellos con rapidez.

Mientras corría, Saito sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando escuchó los pensamientos de Gard convertidos en un rugido interno de odio:

“Saito… ¡Vas a pagar por esto con tu vida!”

...****************...

...El ambiente se había vuelto frío y oscuro. Las nubes cubrían por completo la luz del sol, sumiendo el cielo en un manto de truenos grises y sombras. Con cada paso, la presión, la preocupación y el miedo a morir aumentaban....

Saito corría tan rápido como sus piernas se lo permitían, esquivando bolas de fuego y pequeñas pero peligrosas esferas de aire comprimido que Kenzo y Gard le lanzaban. Mientras huían, él y la chica de ojos morados llegaron a un barrio lleno de gente y comercios. Los puestos ofrecían todo tipo de productos: ropa, alimentos, herramientas para la pesca, entre muchas otras cosas. Las personas compraban lo que necesitaban a buen precio, sin notar la tensión de los fugitivos que se movían entre ellos.

Aprovechando la multitud, Saito y su acompañante lograron perderse de vista.

Gard, furioso, ordenó a sus compañeros que los buscaran. Aunque accedieron, lo hicieron de mala gana, fastidiados por el tono en que les hablaba. Se dispersaron por distintas partes del barrio, mientras Gard apretaba los puños y pensaba lleno de rabia:

“Maldita sea... esos dos no deben haber llegado muy lejos. Deben estar escondidos por aquí. Solo espera, Saito... en cuanto te encuentre, lamentarás haberte escapado de mí.”

Desde su escondite, Saito y la niña de ojos morados vieron a Gard marcharse a toda velocidad. Estaban ocultos junto a un puesto, detrás de unas cajas de madera llenas de frutas y verduras. Al ver que, por ahora, estaban a salvo, Saito miró a la chica y le dijo con seriedad:

—Escúchame, no estaremos seguros aquí por mucho tiempo. Tarde o temprano nos encontrarán, así que yo los distraeré y los alejaré lo más lejos posible. Cuando lo haya logrado, tendrás la oportunidad de escapar.

La niña lo miró con sorpresa y exclamó, asustada:

—¿Estás loco? Si te atrapan, podrías acabar malherido... o peor, muerto.

Saito le respondió con tranquilidad, pero con firmeza:

—Mi bienestar y mi vida no importan ahora... Lo único que quiero es que tú estés bien y que estés a salvo.

Las palabras de Saito la dejaron aún más sorprendida. Por alguna razón que no entendía, sus mejillas se sintieron cálidas y un extraño sentimiento le oprimió el pecho.

Y pensó para si misma:

“No lo entiendo... ¿Por qué este chico se arriesgaría tanto por salvarme si ni siquiera sabe mi nombre?”

Saito echó un vistazo fuera de su escondite para asegurarse de que sus perseguidores ya no estuvieran cerca. Al no ver a nadie, murmuró:

—Bien, ya no están. Lo haré ahora.

Se dispuso a salir, pero en ese momento la niña lo sujetó de la muñeca con fuerza y exclamó:

—¡Espera!

Saito la miró con desconcierto.

—¿Qué sucede?

La niña titubeó. Ni ella misma entendía por qué lo había detenido.

“¿Qué estoy haciendo? Esta es mi oportunidad de escapar lejos de esos idiotas... Pero entonces, ¿por qué una parte de mí no quiere que él se vaya? ¿Qué es este sentimiento que me impide dejarlo ir?”

Intentó hablar, pero solo pudo balbucear:

—Yo... este... quiero que tú...

Respiró hondo y, con voz más firme, le pidió:

—Antes de que te vayas, prométeme que estarás bien... y que te volveré a ver sano y salvo.

Saito le dedicó una sonrisa serena.

—No puedo prometerte nada, pero haré lo posible para que me vuelvas a ver otra vez… de ser posible, sin un solo rasguño.

La niña suspiró y asintió.

—Está bien... solo ten cuidado, ¿sí?

Lo soltó, y Saito salió de su escondite, avanzando hasta el centro de la calle. Tomó aire y gritó con todas sus fuerzas:

—¡¡¡AQUÍ ESTOY!!!

Todos los presentes (vendedores y compradores) voltearon a verlo. Gard, al identificarlo, rugió con furia:

—¡AHÍ ESTÁ! ¡TRAS ÉL!

Saito salió corriendo, esquivando obstáculos, mientras Gard y Kenzo lo perseguían con fiereza.

Desde su escondite, la niña de ojos morados observó cómo se alejaban y murmuró:

—Bien, ya se fueron... Ahora podré salir de aquí sin preocuparme de que me lastimen. Espero que ese chico esté bien...

Pero su pensamiento se interrumpió de golpe cuando una escalofriante voz surgió a sus espaldas:

—Yo no estaría tan segura de eso… Porque tú no vas a salir de este lugar… sin heridas.

Su corazón se llenó de terror. Al voltear, se encontró con Kim, quien la miraba con una sonrisa cargada de maldad.

...Continuará...

Capítulos
1 La Vida de un Sobreviviente, Parte 1: Exámenes de Admisión de Equipos (1).
2 La Vida de un Sobreviviente, Parte 1: Exámenes de Admisión de Equipos (2).
3 La Vida de un Sobreviviente, Parte 1: Exámenes de Admisión de Equipos (3).
4 La Vida de un Sobreviviente, Parte 2: La Joven de Ojos Morados.
5 La Vida de un Sobreviviente, Parte 3: Persecución Sin Tregua.
6 La Vida de un Sobreviviente, Parte 4: El Ascenso del Relámpago.
7 La Vida de un Sobreviviente, Parte 5.
8 La Vida de un Sobreviviente, Parte 6.
9 La Vida de un Sobreviviente, Parte 7.
10 La Vida de un Sobreviviente, Parte 8: Duelo de Tempestad y Fuego.
11 La Vida de un Sobreviviente, Parte 9: El Llanto del Fénix.
12 La Vida de un Sobreviviente, Parte Final: La Voluntad del Relámpago.
13 Una Vida Nueva Comienza.
14 Saiko, Parte 1: El Desafío Comienza.
15 Saiko, Parte 2: La Familia Haromi.
16 Saiko, Parte 3: Asedio Shitori, Hermanos Fantasmas (1).
17 Saiko, Parte 3: Asedio Shitori, Hermanos Fantasmas (2).
18 Saiko, Parte 3: Asedio Shitori, Hermanos Fantasmas (3).
19 Saiko, Parte 3: Asedio Shitori, Hermanos Fantasmas (4).
20 Saiko, Parte 3: Asedio Shitori, Hermanos Fantasmas (5).
21 Saiko, Parte 4: Asedio Shitori, El Despertar del Seinshun.
22 Saiko, Parte 5: Asedio Shitori, Shiro Takeda.
23 Saiko, Parte 6: Asedio Shitori, La Última Confrontación (1).
24 Saiko, Parte 6: Asedio Shitori, La Última Confrontación (2).
25 Saiko, Parte 6: Asedio Shitori, La Última Confrontación (3).
26 Saiko, Parte Final.
27 Kendo, Parte 1: Entrenamiento Intenso (1).
28 Kendo, Parte 1: Entrenamiento Intenso (2).
29 Kendo, Parte 2: Correr o Morir.
30 Kendo, Parte 3.
31 Kendo, Parte 4.
32 Kendo, Parte 5: Confrontaciones Sangrientas (1).
33 Kendo, Parte 5: Confrontaciones Sangrientas (2).
34 Kendo, Parte 6: Preparación e Infiltración.
35 Kendo, Parte 7: Fortaleza Fantasma (1).
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La Vida de un Sobreviviente, Parte 1: Exámenes de Admisión de Equipos (1).
2
La Vida de un Sobreviviente, Parte 1: Exámenes de Admisión de Equipos (2).
3
La Vida de un Sobreviviente, Parte 1: Exámenes de Admisión de Equipos (3).
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La Vida de un Sobreviviente, Parte 2: La Joven de Ojos Morados.
5
La Vida de un Sobreviviente, Parte 3: Persecución Sin Tregua.
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Una Vida Nueva Comienza.
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Saiko, Parte 1: El Desafío Comienza.
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