Primer actuar del hilo

Willow siguió esperando a su contrario, pero no hubo ningún encuentro más, los días se volvieron semanas, y las semanas, un mes, un mes entero sin volver a tener contacto con Lawrence.

- Buenos días\, Willow\, ¿Cómo estuvo tu fin de semana extendido? –

- Buenos días\, Laila\, bien\, mamá me llevó a visitar las costas\, hacía tiempo que no íbamos a la playa en otoño\, ya sabes\, escuchar el mar\, sentir la brisa… -

- El frío –

- No seas amargado Anión – Laila\, quien llevaba a su hermano\, golpeó levemente su brazo\, normalmente le reprocharía\, pero cuando ella estaba así\, no lo hacía.

- Por cierto\, Laila\, ¿Cómo estás tú? –

- Bien\, ¿Por qué la pregunta? –

La verdad es que la respuesta a aquella pregunta era obvia, sus ojos rojos e hinchados, ojeras por no dormir, cabello descuidado y no iba maquillada, incluso su actuar era más tranquilo de lo normal.

- Laila –

- Mateo\, estoy bien – Laila al responder se tensó y paró su andar\, dio un largo suspiro y volvió a sonreír – Perdón\, Anión\, estoy bien\, ¿Sí? - Y con una sonrisa forzada en sus labios siguió su camino.

Aquella semana había comenzado de lo peor para la más alta, en primer lugar, Ilian estaba con licencia por haberse resfriado, su hermano menor estaba cada día más reacio a su nombre real, y lo que el menor no sabía era que sus padres habían comenzado un proceso de divorcio, ¿La razón? La enfermedad de ella, su madre no soportaba el vivir con ella tras el accidente de su hijo mayor, Laila era consciente inconscientemente de ello y hacía que su condición empeorara.

- Llegamos –

- Nos vemos en la salida –

- No\, yo… - La mayor no sabía qué decir\, no quería que su hermano viviera aquel proceso\, así que intentaba ocultárselo\, tales sentimientos y emociones mezcladas le provocaron una crisis de ansiedad.

- ¡Laila! – Anión quiso retener el cuerpo de su hermana\, pero le fue imposible\, sus piernas eran inservibles\, no le obedecían\, no se movían\, no tenía la fuerza suficiente para ello\, simplemente era un estorbo - ¡Laila reacciona\, no te dañes! –

Pero todo era en vano, y nadie hacía nada, todos miraban sin hacer nada, en ese momento el tiempo le pasó en cámara lenta, podía sentirse vivir nuevamente el día del accidente, podía ver a su hermano mayor en brazos de su hermana mientras ella se golpeaba y se culpaba por su muerte, podía ver como todos pasan hablando de ellos, pero ninguno hacía nada, podía sentir aquel retroceso en el tiempo que seguía atormentando la mente de ambos hermanos.

- ¿Willow? Anión… -

Christoffer justo pasaba por ahí rumbo a su aula cuando se topó con aquella escena, no entendía nada, sino hasta ver el cuerpo de la chica en el suelo llorando y golpeándose.

- ¡Laila! –

Rápidamente, le tiró sus documentos a Anión y se agachó hacia donde estaba la chica, ella al ver su cuerpo quiso alejarlo, y en el acto rasguño sus brazos haciendo que estos sangraran lentamente, cosa que poco le importó al mayor, quien sin pensarlo la abrazó y comenzó a retenerla con fuerza hasta que se calmara.

- Has que se vayan… - Susurró Laila una vez ya más calmada\, pero aun entre lágrimas\, Anión no fue el único que lo sintió\, tal cual fue el fatal accidente.

- Todos a sus clases\, no tienen nada que hacer reunidos aquí… - Pero ninguno obedecía\, solo se quedaban mirando sin hacer nada para ayudar - ¡He dicho que se fueran! –

Laila aprovechando que su atención estaba sobre los demás y junto levemente ambas manos, el inicio y su final, sonrió ya sin fuerzas y cayó desmayada en brazos de su profesor.

- ¡Laila! –

- Descuida Anión\, solo se desmayó\, la llevaré a la enfermería\, ve a tus clases\, no creo que ella quiera que te las saltes\, ¿Verdad? –

- No… -

- Bien\, ve\, estará en enfermería para cuando salgas de clases –

Sin decir más, Christoffer acomodó a su alumna entre sus brazos, tomó como pudo los documentos que Anión le había sujetado, y se llevó a su alumna a paso lento a la enfermería.

- Lo lamento – Dijo Willow mientras terminaban de entrar a su aula – Siendo ciega no es mucho lo que puedo hacer –

- Descuida\, no eres el único que fue inútil allí afuera –

Mateo había evitado ofender a la chica desde que la conoció en la primera semana de clases, pero aquel día todo iba de mal en peor y no podía pensar más que en palabras hirientes, pero no para ella, no para los demás, sino que para él.

Las clases pasaban minuto tras minuto más lento que el anterior, las aburridas clases de las leyendas, en especial las de Japón no eran interesantes para Mateo si no era su hermana quien se las contaba, sus clases de matemáticas no eran interesantes si no era su hermano mayor quien le ayudaba con lo que no entendía, y no eran interesantes sus clases de idiomas si no estaban ambos hermanos mayores juntos a su lado riéndose de su mala pronunciación, nada en su vida era ahora interesante.

- Mateo… -

- Te he dicho que no me digas así –

- Lo sé\, pero no contestaban cuando te hablaba por Anión\, así que… Quise intentar –

- Ya veo… Pensaba en Laila y en… Olvídalo\, ya no está –

No era primera vez que el chico estaba a punto de decir el nombre de su hermano mayor, pero siempre era lo mismo, “Olvídalo, ya no está”, era sin dudas la frase que Willow más escuchaba por parte del chico desde su primer día de clases, era común que hablara de él, pero todo siempre quedaba a mitad de la historia.

- Ve a comer algo\, me iré con Laila –

- No creo ella quiera dejes de comer por su culpa –

- Es decisión mía\, no por su culpa –

- ¿Y cómo harás que ella piense de ese modo? –

Anión quedó mirando serio a la chica, ella tenía razón, y lo odiaba, pero aun sin estarle viendo Willow sabía su reacción.

- Me tienes\, vayamos a comer\, y no camines lento\, quiero ir a ver a mi hermana lo antes posible –

Mientras Anión y Willow se dirigían a la cafetería a comer, Laila recién comenzaba a despertar, intentó mover sus brazos, pero uno de ellos estaba pesado y no podía moverlo bien.

- Por fin despiertas\, bella durmiente –

- Profesor Christoffer –

- Incluso creí que tendría que ir en busca de algún príncipe para que despertaras de un beso de amor verdadero… O mejor\, buscar tu final –

- Pensé que no creía en eso –

- No lo hago\, son juegos de niños\, como tú –

- Tengo dieciocho años\, profesor –

- Qué extraño\, siempre soy el profesor Chris\, ¿Qué te pasó realmente Laila? –

A pesar de estar entre broma y broma, su profesor seguía sin soltar el agarre de sus manos, Laila miró fijamente aquel pequeño detalle rojo que decoraba ambas manos ya muy entrelazadas.

- Nada… - Y con el dolor de su alma separó sus manos\, él\, con sentimientos encontrados\, retomó su compostura.

- Bien\, solo quería saber cómo estabas\, y al ver que despertaste\, me puedo ir –

- Bien… - Él no mentiría\, esperaba un “Quédese” por parte de su alumna.

- Bien\, adiós\, señorita Smith –

- Adiós\, profesor Christoffer –

No le quedó más opción que retirarse de la enfermería, él, por su parte, ya camino a la sala de profesores, se fue con el corazón roto y con una fina, pero ardiente comezón en su mano izquierda, mientras que ella, aun en la enfermería, tenía aquella misma comezón, pero en su mano derecha.

- Estúpido final\, estúpido principio… Estúpida leyenda –

Con fuerza, desespero, y mucha rabia acumulada, comenzó a rascar su mano intentando soltar aquel delgado hilo que ardía cuál flama en el sol, ardía y no paraba de arder, pero sin romperse, el dolor era mutuo, ambos estaban equivocados en cómo expresarse, ambos estaban reacios a aceptar la verdad… Ninguno quería volver a sentir como su corazón era roto en pedazos, ella, por su amor de infancia, él, por su amor de juventud.

- Rómpete\, rómpete… -

La desesperación y la ansiedad volvían a su cuerpo, tiraba de su cabello como si no hubiese otra solución, encajaba sus uñas en su piel buscando desesperadamente desviar su atención de sus pensamientos, pero ni siquiera el dolor de aquello le lograba calmar aquellas voces que siempre, cada día y cada noche, la atormentaban.

- Si tan solo no hubiera sido tan caprichosa… -

La culpa nuevamente inundaba sus pensamientos, sólo quería devolver el tiempo y estar en brazos de su hermano mayor, poder salir a cabalgar con su hermano menor, ver series con su madre o leer libros con su padre hasta perder la noción del tiempo, pero nada, nada volvería a pasar, su hermano mayor había muerto por uno de sus caprichos, su hermano menor había quedado en sillas de ruedas por no haberle ayudado a tiempo, su madre desesperaba por sus secuelas y ya no la quería ver, escuchar, abrazar, ya nada, y su padre… Pobre hombre que por su culpa perdía todo su mundo, su hijo, su familia, su esposa.

- ¡Laila! –

Rápidamente Mateo rodó con mayor fuerza las ruedas de su silla, soltando así el agarre de la chica que lo acompañaba, al estar ya al lado de su hermana, se impulsó con sus brazos y quedó sentado en la cama donde rápidamente la abrazó y esta se aferró a su cuerpo, y como si de una niña pequeña se tratase, comenzó a llorar, su ataque de ansiedad había calmado gracias a sus pensamientos suicidas, pensamientos que fueron apaciguados entre los brazos del menor.

- Creí que estabas con el profesor – Habló Mateo luego de un tiempo.

- Se fue… -

- Se fue\, o… ¿Lo corriste? –

- No lo corrí\, yo solo… -

- Tu mano derecha – Ella sin entender sus palabras solo posó su mano sobre la de él – Tu meñique es el más dañado\, has intentado quitártelo\, ¿No es así? Laila\, no lo puedo ver\, pero soy consciente de que tu si –

Fue en ese momento que ella calló en cuenta que su hermano era muy perspicaz y más atento de lo que ella creía, su meñique sangraba a causa de sus intentos por soltar su hilo rojo del destino, su mano estaba enrojecida, ya no solo por el ardor que sentía por el fuego, sino además enrojeció por los rasguños que estaban visiblemente aún sobre su piel.

- A tu derecha hay un gabinete\, dentro está el botiquín básico\, tráemelo por favor –

Willow, quien estaba ajena a la conversación, solo lograba escuchar, así que hizo lo que el chico le había ordenado.

- No es necesario Mateo\, ya sanará –

- Sí\, pero será más rápido si lo limpio y le pongo una venda\, ¿No crees Ila? –

Ella solamente desvió la mirada, sintiéndose así una niña pequeña ser regañada por su hermano menor, rio levemente por el cambio de roles que ahí sucedían.

- Gracias Mateo\, yo… - Laila no logró seguir hablando\, ya que la campana comenzó a sonar\, dejando en claro que solo restaban cinco minutos para el inicio de su siguiente clase – Será mejor te lo lleves Willow\, o se saltará la clase –

- Aún queda tiempo\, termina de hablar –

- Hablamos al salir… Willow\, te lo encargo –

- Descuida Laila\, yo procuro que llegue a clases –

Entre pequeñas risas por parte de ambas chicas, los menores dejaron la enfermería, Laila se recostó mirando el techo y extendió su mano observando el vendaje que su hermano había colocado para sanar sus heridas físicas, aún trataba de solucionar aquella herida que nadie más que ella podía ver y sentir, entre tanto darle vueltas al mismo tema, calló dormida a los minutos después.

Por otro lado, tenemos a cierto profesor dando una clase más distraído que cualquier otro día.

- Profesor – Le habló uno de sus alumnos\, pero siguió en lo que estaba\, a pesar de estar dictando una clase\, su mente estaba en otro momento y en otro lugar.

- Profesor Chris –

- No me digas así\, Laila – Fue ahí\, que\, al mirar a su alumno\, cayó en cuenta de su error – Lo lamento Nathaniel\, sigo preocupado por el estado de La… de la señorita Smith –

- Laila también me preocupa\, pero profesor\, la materia que está dictando aún no la hemos revisado\, aquella es continuación de la evaluación de la próxima semana -

Christoffer dio un vistazo al pizarrón, y vio como la materia que debía de pasarle después de aquella prueba que aún no hacía, estaba escrita con una letra casi ilegible.

- Eres muy atento a tus clases\, gracias a su compañero dejaré de dictarla\, pero deberán de realizar las páginas correspondientes con ejercicios\, quien no las realice no saldrá temprano\, gracias\, Nathaniel –

El profesor cerró su libro y se fue a su escritorio mientras los alumnos reprochaban en contra de su compañero, él, atento a cada paso de su profesor, logró entender su desquite con ellos.

- Profesor –

- Sí\, Nathaniel –

- ¿Podemos hablar? –

- Claro - Aunque dudó\, decidió aceptar - Los demás\, sigan estudiando –

A paso lento, el profesor y el chico de cabellos amarillos salieron del aula, el mayor impaciente le miraba intrigado, mientras que su alumno reía levemente por su actitud.

- No se ría\, ¿De qué quería que habláramos? –

- Laila –

El mayor tensó levemente su cuerpo ante su nombre, el recordar lo recién ocurrido en la enfermería le hacía doler el pecho, y arder su mano izquierda, inconscientemente rascó su dedo meñique.

- ¿Sucedió algo con Laila? –

- Nada – Respondió rápidamente el mayor en un intento de sonar indiferente.

- Profesor\, usted está tan distraído en sus pensamientos que algo es evidente\, es que algo debió de haber pasado con Laila –

- Ya se lo dije\, no pasó nada\, eso es lo que me tiene distraído\, ahora si me disculpa\, no es algo que deba de hablar con un alumno\, regrese a estudiar o no podrá salir temprano hoy –

- Lo haré – El chico de ojos verdes esmeralda sonrió ladino apoyado aún en el marco de la puerta\, miró la mano del mayor y luego su rostro – Sé porque le da comezón\, profesor\, pero no es algo que yo deba de hablar con usted – Nathaniel siempre fue un alumno sumiso y muy inteligente\, pero si se trataba de alguien tan especial para él como lo era Laila\, simplemente sacaba los colmillos y dejaría claro que es él quien también la cuida – Y un consejo\, aléjese de la señorita Smith\, profesor -

Christoffer quedó estupefacto ante aquella actitud poco vista en el rubio, sorprendido miró su mano izquierda y luego a su alumno, ¿Qué sabía él y porque le quería lejos de la chica?

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