Finales no correspondidos

Por otro lado, y mientras las demás presentaciones de primer año seguían, para los de segundo y tercer año fueron solamente exámenes de nivelación medio-inicial, costumbre de cada semestre.

- Por cierto\, Laila – Ilian ya estaba en su pupitre\, pero seguía preocupada por la actitud de su amiga - ¿Dónde estabas? No te encontré en ningún lado –

- Lo siento\, al salir del aula me quedé en el baño de segundo y un chico me pidió ayuda con una sospecha de su final\, no pude comprobarlo porque no me sentía bien\, ella… ¿Sabes? – Laila sonrió con melancolía - Ella es el final de mi hermano mayor\, ¿Lo puedes creer? Su hilo tiene la misma cicatriz que la de él antes de morir… -

- Por eso tanto interés –

- Sí\, y no\, puede que no vea las energías de las personas como lo haces tú\, pero soy una experta en hilos rojos – Laila rio levemente – Quien lo diría\, encontrarla casi tres años después –

- Ya\, pero otra cosa que no entiendo\, ¿Por qué le dijiste que ella dejó de buscar su final? Eso no fue así\, no dejaste de creer en lo que hacíamos por ese incidente\, ¿O sí? –

- Claro que no\, yo solo… -

- Señorita Smith –

- Profesor Chris\, ¿Se le ofrece alguno de nuestros servicios?\, podemos hacerle un precio especial\, encontramos a algún complementario\, o si tiene suerte\, su destino final –

- ¿A qué le dices destino final ahora? No me interesan los juegos de niños\, te quiero en mi oficina al finalizar el día –

- Profesor\, solo fueron unos minutos\, ¿No podemos dejarlo pasar si hay un descuento total del servicio? –

- Se puntual –

- Lo haré profesor Chris\, tenemos una cita – Laila le sonrió a su profesor y él se fue sin decir nada más\, su alumna volvía a ser la incontrolable Laila de siempre.

- ¿Un complementario a cambio de que te deje sin castigo? –

- Tocaba intentar – Laila elevó sus hombros y volvieron a sus pupitres correspondientes.

Examen tras examen les dio ya la hora de almuerzo, Ilian y Laila salieron de su aula estirando sus cuerpos, Laila odiaba los exámenes porque siempre las letras se le mezclaban, su dislexia era cada vez más fuerte, y odiaba tener que adivinar las palabras, pero prefería eso a que su profesor le tomará el examen oralmente, no podría con sus nervios.

- Espero Mateo traiga a Willow con él –

Laila se estiraba ya en la mesa del comedor común que tenían todos los estudiantes, mientras, con la mirada, buscaba a los menores.

A su misma vez, pero con los menores, sus clases ya habían terminado.

- Auch – Susurró Willow mientras intentaba salir del aula\, pero chocó con el marco de la puerta\, escuchó como una pequeña risita salía de los labios de cierto chico.

- Creo que necesitas ayuda de un caballero con armadura… Bueno\, al menos con silla de ruedas –

Anión agradecía que la chica no viera en esos momentos, pues, no quería que lo viera levemente sonrojado

– Te ayudo – El chico tomó la suave mano de su nueva compañera y la colocó sobre el mango de su silla – No camines lento, es odioso –

Sin esperar respuesta, ni sin decir más, comenzó a avanzar camino a la cafetería, guiando así a su compañera, la cual por órdenes de su hermana debía cuidar.

- Creí que te caía mal –

- A primeras sí\, pero si no te cuido Laila me lo reprochará – Dicho eso se sonrojó y paró\, no dejaría que los otros vieran ese lado de él - Además\, estás igual de rota que yo… - Susurró más para sí mismo que para ella\, se podía ver reflejado en ella a pesar de poseer diferentes discapacidades – Sigamos antes de que se acaben todo\, bueno\, de que ella se acabe todo – Dicho eso retomaron su andar.

Él habló con angustia mientras comenzaba a girar las ruedas de su silla, a los pocos minutos llegaron a la cafetería.

- ¡Willow! ¡Mat…! - Laila no alcanzó a terminar de llamar a su hermano\, ya que su amiga le golpeó el brazo – Auch… -

- Anión\, Willow\, les guardamos puestos –

- Gracias –

La chica se sentó a un lado de Ilian mientras Mateo se posicionó junto a su hermana, quien no dejaba de hablar mientras comía, él no sabía de donde siempre sacaba toda esa energía, “Come y calla”, fue lo que su hermano le dijo y ella lentamente comenzó a calmarse.

Tras terminar un grato almuerzo de charlas cotidianas y, sobre las primeras impresiones de la menor sobre el instituto, Laila sacó a pasear a su hermano, el chico no quería, pero las fuerzas de sus brazos no eran comparación a la fuerza del cuerpo completo de su hermana.

- Veo que no se llevan tan mal\, me alegro –

- Ella está igual de rota que yo Laila –

- Mateo… -

- Anión\, sabes que no me guste ese nombre –

- Te seguiré diciendo así te guste o no – La chica paró su andar y se posicionó a la altura de su hermano menor – Bebé\, sé que esto es mi culpa\, pero nuestro hermano… -

- ¡Él ya no está! –

- ¡Basta! ¡¿Crees que no lo sé?! ¡Murió en mis brazos hace tan solo unos días! No quiero perderte a ti también por culpa de algo que yo vuelva a provocar –

- No fue tu culpa\, Laila… Y… No fue hace unos días –

Anión, a pesar de fingir ignorar a su hermana mayor, siempre la escuchaba y la terminaba consolando, así que, igual que siempre, terminó por abrazarla y a consolarla mientras ella lloraba apoyada en sus hombros, además, él nunca ha culpado a su hermana por lo sucedido el día del accidente, fue algo que estaba fuera de sus manos, y jamás la culparía por lo sucedido, ni por sus sillas de ruedas, ni por haber quedado solamente ellos dos desde ese día.

- Anda Laila\, deja de llorar que tienes cita con tu profesor –

- No te burles –

- Aunque sea castigo\, tienes que verte bien\, ¿No? –

Ambos hermanos sonrieron levemente, y tras haberse calmado y dejado su conversación de lado, cada uno se fue a sus respectivas aulas.

Ya pasadas todas las horas de clases, Willow estaba caminando sola a casa, ya que, Ilian y Anión se quedaron esperando a que Laila terminara el castigo que su profesor le dejó para esa semana después de clases, vaya inicio de segunda mitad de año para ella.

Ya llevaba la mitad del camino cuando un chico la tomó del brazo, ella soltó un leve grito, y dando un leve salto intentó zafarse del agarre, pero le fue imposible.

- Descuida\, no te haré daño\, vi que saliste sola\, y como te despedías de los amigos de Ila y te quise ayudar –

Ella no dejaba de caminar mientras el chico la seguía a su lado, no muchas personas le decían Ila a Laila, así que no podía ser un asesino serial ¿Verdad?

- ¿Sabes dónde vivo? –

- Se donde vive Ila\, te ayudaré a llegar lo más cerca que pueda –

- ¿Por qué no frente a su casa? ¿Es que no pueden verte? –

- La verdad es que no\, es algo… Complicado… Por cierto\, soy Lawrence\, soy amigo de Laila –

El que le dijera que era amigo de Laila le provocaba algunos sentimientos encontrados, por un lado, era raro que se acercara sin antes presentarse, pero al mismo tiempo, le tranquilizaba saber que si es amigo de la mayor no le hará nada… O al menos quiere confiar en eso-

- ¿Tienes apellido? –

- ¿Apellido? Si… Bueno\, no… Yo… -

- ¿Me estás mintiendo? ¿Por qué dudas de tu apellido? –

- No te miento\, lamento eso\, de verdad\, es que… Dejémoslo en que mi apellido es algo peculiar y prefiero no decirlo\, ya sabes… Problemas familiares –

La castaña, no muy convencida de lo que el contrario le decía, prefirió solo asentir y seguir su caminata junto a él, después de todo, no la había soltado durante todo el camino.

- Por cierto\, ¿Vas a La Unión? –

El chico se tensó levemente al escuchar esa pregunta, ¿Qué le diría exactamente? Aún estar ahí era raro para él, que lo sintiera y que lo escuchara, para él, eso era fantástico.

- No\, soy un par de años mayor que Ila así que ya no estoy estudiando\, no pude seguir mis estudios\, así que no preguntes qué estudié –

- Eres extraño\, ¿Si eres amigo de Laila? –

- Lo soy\, te lo prometo\, pero… No le hables de mí\, ¿Sí? –

- Esa petición es algo sospechosa\, dices ser su amigo\, pero no quieres que le pregunte por ti si es que es verdad o no\, ocultas algo que es realmente extraño a mi parecer\, no quiero tenerte cerca –

- Por favor –

Él paró su andar y se posicionó frente a ella, tomó sus manos mientras ella se quedaba sorprendida, el chico le daba miedo, era extraño.

- Te pido mantengas esto en secreto\, eres la única con la que puedo hablar ahora\, te pido me ayudes –

- No quiero –

Ella soltó su agarre con el contrario y siguió caminando, los sonidos le resultaban ya más familiares y pudo llegar a casa con facilidad, para su sorpresa, el chico no la siguió, y sinceramente estaba aliviada, si bien no quería ser cómplice del extraño muchacho, no quería preocupar a su madre, ni a sus nuevas amigas, por ende, decidió no decir nada, no por él, sino por el bien de ella… O eso quería pensar.

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